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  • Llaryora y Passerini, a merced de la suerte de Milei

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 27/12/2024 14:54

    Tanto el gobernador como el intendente de la ciudad de Córdoba sufrieron el impacto de la crisis principalmente en la recaudación y en el deterioro de los indicadores sociales, entre ellos sueldos y crecimiento de la pobreza y la indigencia. En ese contexto, esperan que el libertario logre sostener la mejora en la economía que redunde en la Provincia y el municipio El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, y el intendente de la ciudad capital, Daniel Passerini, tuvieron que soportar a días de iniciar sus gestiones, el rigor la megadevaluación aplicada por el presidente Javier Milei, y también el impacto de la fortísima recesión que ahora parece comenzar a revertirse. Sin mayor margen de acción ante un contexto macro muy complejo, ambos debieron surfear la crisis con ajustes varios, particularmente en la obra pública pero también en una renegociación compleja con los empleados públicos que venían percibiendo aumentos ligados a la inflación en 2024. La recesión golpeó fuertemente en la recaudación, tanto de la Provincia como de la comuna. Con ingresos acotados, el ajuste del gasto era inevitable. En paralelo, la motosierra de Milei aplicó recortes o directamente frenó el envío de fondos a las provincias y municipios a excepción de los giros automáticos por coparticipación. En el caso de la Provincia, Llaryora debió suplir la quita del Fonid para los docentes, que suplió con un fondo propio. También, el recorte de la obra pública nacional que en Córdoba impactó, entre otros proyectos, en la autopista a San Francisco. Asimismo, dejó de percibir ATN, aunque nunca Córdoba fue beneficiaria de un volúmen importante de esos aportes. Con todo, el punto más complejo fue el cepo al envío de fondos para cubrir el déficit de la Caja de Jubilaciones. Si bien en 2023, la Anses sólo giraba 1.072 millones de pesos mensuales, cifra que se mantuvo sin cambios en los últimos tres años, o sea que cayó en términos reales, Milei directamente cortó esos giros. Eso motivó que Llaryora debiera ingeniárselas para, con fondos del Tesoro y en parte con el diferimiento previsional, el Aporte Solidario y un plus extra de los activos, el rojo de la Caja que hoy llega a unos 35 mil millones de pesos mensuales. Resolver ese tema es clave. Finalmente, con fortísimos vencimientos de deuda en dólares en 2025, el gobernador espera que se abran los mercados externos para poder emitir nuevos títulos y pagar los que vencen el año próximo. Por lo demás, que la economía se recupere para que la recaudación vuelva a crecer. En el caso de Passerini la situación es parecida. Sin el tema de la Caja que es competencia de la Provincia, el municipio sufrió la quita de los subsidios al transporte que el propio intendente decidió mantener en parte para cubrir las subas salariales a los choferes y evitar un frente de conflicto en ese servicio. Sin embargo, a mediados de año detonó un problema que, aunque latente, no aparecía en el frente. El Suoem inició un duro plan de lucha por la decisión de la comuna de no cumplir con las cláusulas de aumentos bimestrales por inflación. El tema recién se resolvió luego de varias semanas y conciliación obligatoria mediante. De todas formas, en los últimos días, el Suoem volvió a la carga, ahora por la regularización de monotributistas y becarios. En paralelo, al igual que Llaryora, Passerini espera una mejora en la recaudación y que se abran los mercados para poder rollear vencimientos en dólares de un bono ya reestructurado emitido por el ex intendente Ramón Mestre. Ambos aguardan que la economía se recupere para volver a imprimirle una nueva dinámica a la obra pública en 2025, en el marco de un año electoral.

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