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» El Ciudadano
Fecha: 27/12/2024 06:00
Un monstruo de la familia: un carnívoro que acechaba sus presas hace 270 millones de años, que parecía un raro perro sin orejas ni pelo y poseía dientes de sable. Pero que pertenece a la línea evolutiva que dio lugar a los primeros mamíferos, 50 millones de años después. Y además ponía huevos. El nombre, gorgonopsio, hace honor a su extraña y turbadora apariencia, con aspecto o rostro de Gorgona. Un extraordinario fósil de esta chocante criatura, cuyo linaje compite al título de los seres más extravagantes que han hollado nuestro planeta, ha sido hallado en Mallorca. Lo presenta este martes a la ciencia un equipo internacional de investigadores encabezado por el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y el Museo Balear de Ciencias Naturales (MBCN), que lo describen en la revista Nature Communications. El hallazgo es calificado de “excepcional”, no solo por la cantidad de restos fósiles localizados, sino porque “se trata del gorgonopsio más antiguo del planeta, el linaje de dientes de sable que acabaría dando lugar a los mamíferos”. Los gorgonopsios, a los que en el pasado se encuadraba como “reptiles mamiferoides”, son un grupo extinto de sinápsidos que vivieron durante el Pérmico, hace entre 270 y 250 millones de años, antes de la edad de los dinosaurios. Los científicos creen que eran de sangre caliente, como los mamíferos actuales, pero a diferencia de la mayoría de estos ponían huevos. Eran carnívoros (como demuestra aparatosamente su dentición) y fueron los primeros animales que desarrollaron los característicos dientes de sable que solemos relacionar con criaturas mucho más modernas, sobre todo los macairodontes (como el famoso Smilodon), la subfamilia de los félidos que vivió hace entre 2,5 millones y 10.000 años. Los gorgonopsios eran a menudo superdepredadores, sobre todo en su última etapa en la que aparecen especies de tamaño de un oso como Inostrancevia, que podría medir 3,5 metros y pesar 300 kilos. Pero los primeros eran mucho más pequeños. Los restos recuperados en Mallorca pertenecen a un animal de medida pequeño-mediana, de aproximadamente un metro de longitud, y proceden de un yacimiento situado en el municipio de Banyalbufar, en la sierra de Tramuntana mallorquina. El fósil ha sido excavado en tres campañas distintas, durante las cuales se ha recuperado gran cantidad de material. “El gran número de restos óseos es sorprendente”, explica Rafel Matamales, conservador del MBCN, investigador asociado al ICP y primer firmante del artículo de Nature Communications. “Hemos encontrado desde fragmentos de cráneo, vértebras y costillas hasta un fémur muy bien conservado. Cuando empezamos la excavación no imaginábamos que encontraríamos tantos restos de un animal de este tipo en Mallorca”. La localización en Baleares es, recalcan los científicos, un hecho insólito en sí mismo. Los restos conocidos de gorgonopsio hallados hasta ahora pertenecían a latitudes muy extremas como Rusia o Sudáfrica. La edad también ha sorprendido a los expertos: “Es muy probablemente el gorgonopsio más antiguo del planeta”, subraya Josep Fortuny, autor sénior del artículo que describe al animal y director del grupo de Biomecánica Computacional y Evolución de la Historia Vital del ICP. “El fósil que hemos hallado en Mallorca tiene al menos 270 millones de años y los otros registros de este grupo a nivel mundial son mayoritariamente más jóvenes”. Entre los restos excavados destaca una pata casi completa que ha permitido estudiar cómo se desplazaba el animal. A diferencia de los reptiles, que tienen una locomoción más ancestral, con las patas más separadas, los gorgonopsios tenían las patas dispuestas de manera más vertical y, por tanto, se desplazaban de una forma que estaría a medio camino entre la de los reptiles y la de los mamíferos. Este sistema es más eficiente para caminar y, sobre todo, para correr. Hasta ahora se creía que los gorgonopsios cazaban al acecho, atacaban con un mordisco poderoso que dejaba malheridas y agonizantes a sus presas y luego las seguían para cobrarlas al desfallecer. Pero quizá la locomoción que acredita ahora el fósil les sirviera para una caza más activa. Entre las presas, apuntan los investigadores, estarían captorrínidos moradisaurinos, un antiguo grupo de reptiles hervíboros como el Tramuntanasaurus tiai. Los dientes de sable que se han recuperado del animal confirman su dieta. “Sabemos que se trata de un carnívoro, un rasgo que tienen todos los gorgonopsios del mundo. Los dientes de sable son una característica habitual en grandes depredadores de los ecosistemas, y el que hemos encontrado lo era seguramente en el ambiente en que vivía”, apunta Ángel Galobart, investigador del ICP y director del Museo de la Conca Dellá. No hay que pensar que el gorgonopsio se movía por una Mallorca como la de ahora. Durante el Pérmico, Mallorca no era una isla, sino que formaba parte del supercontinente Pangea y se encontraba en una latitud ecuatorial como la de los actuales Congo o Guinea. El yacimiento donde se ha encontrado el fósil era una llanura de inundación con lagunas temporales donde el gorgonopsio y el resto de la fauna abrevaba. Además de Matamales, Fortuny y Galobart, en el estudio han participado Eudald Mujal, del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart, Christian Kammerer, del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, Kenneth Angielczyk, del Museo Field de Historia Natural de Chicago y Tiago Simoes, de la Universidad de Princeton. El estudio ha contado con el apoyo del programa Mallorca antes de los dinosaurios del ICP.
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