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    Fecha: 24/12/2024 07:06

    El estratega de la derecha global destacó el rol del presidente argentino, en sintonía con el líder estadounidense, Donald Trump. Perfil de quien se considera mentor de Bolsonaro y Meloni. Por Alberto López Girondo El presidente Javier Milei estaba a sus anchas en el encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC en inglés) que se desarrolló en Buenos Aires a principios de mes. Porque logró traer a la Argentina a ese foro ultraderechista con base en Washington y porque recibió el espaldarazo de dos de sus mentores más admirados: Donald Trump y Steve Bannon. El mandatario electo de Estados Unidos envió a su nuera, Lara Trump, una presentadora, productora de televisión y gestora de campañas políticas. Bannon está a otro nivel: es el verdadero estratega de la nueva derecha mundial, y para que no quedaran dudas sobre el lugar que le reserva al libertario local, le regaló un video en que afirmó: «Argentina es clave en la lucha global. El destino de los sudamericanos está en manos de Milei, (si él) no logra ejecutar este plan, todo el movimiento de Latinoamérica está en peligro». Qué más podría pedir el fundador de La Libertad Avanza. https://twitter.com/i/status/1864437139993153828 Veamos entonces quién es este hombre de 71 años que se jacta de haber forjado, entre otras, las candidaturas de Trump en 2016, de Jair Bolsonaro en 2018 y Giorgia Meloni en 2022, pero que a través de una de las empresas en las que tuvo participación, Cambridge Analytica, forjó mediante noticias falsas y manipulaciones campañas en todo el mundo, incluso la de Mauricio Macri en 2015, según reveló una investigación promovida en el Parlamento británico. Stephen Kevin Bannon nació en Norfolk, Virginia, EE.UU., en el seno de una familia de trabajadores de origen irlandés. Hizo la secundaria en la Escuela Preparatoria Benedictina de Richmond, un colegio militar católico exclusivamente masculino. El barrio donde se crio estaba frente a un astillero naval, de modo que su destino inicial estuvo vinculado a la armada. Así que a bordo de un destructor se lanzó a la aventura y estuvo como teniente de Navío en el Mar Arábigo y el Golfo Pérsico en 1979. Alguna vez recordó su malestar por cómo el Gobierno de Jimmy Carter manejó entonces la crisis iraní, que terminó con la Revolución Islámica que encabezó el ayatolá Ruhollah Jomeini. Noticias sesgadas En 1984 dejó la fuerza, luego asistió a la Escuela de Negocios de Harvard y realizó cursos en la Escuela Walsh del Servicio Exterior, donde alguna vez tomaron clases Bill Clinton, el rey Felipe VI y la exsecretaria de Estado Madeleine Albright. De casualidad pudo ingresar en Goldman Sachs, la banca de inversión más grande del mundo. Ya era un muchacho grande (rondaba los 30) cuando en una fiesta, whisky en mano, mantuvo una amena charla con un hombre que resultó ser un directivo de GS que, embelesado con Bannon, lo hizo entrar al plantel a pesar de que había superado la edad límite. Se fue metiendo en el negocio cinematográfico porque supo conseguir financiación para proyectos de, por ejemplo, los estudios MGM, y de carambola, también, llegó a productor de programas como la comedia Seinfeld, de enorme éxito entonces y serie de culto hoy día. Inquieto, fundó la firma Bannon & Co y dejó el banco para buscar oportunidades donde se le presentaran. El mundo en el que circulaba ya era uno como para que dijera: «Provengo de una familia de demócratas obreros, católicos irlandeses, pro Kennedy y pro sindicalistas» que, ante el abandono que venían padeciendo, se inclinaban ahora por los republicanos. En su caso, cada vez más convencido de que tenía por delante una batalla cultural. Por algo había pasado por el tamiz benedictino, que con los años lo llevaría a tener fuertes diferencias con el papa Francisco. Pero antes de eso, había incursionado en una empresa de videojuegos de Hong Kong en la que aprendió un secreto que luego sabría cómo explotar. Descubrió que muchos se metían a jugar no tanto para ganar como para canalizar sus energías destructivas. Vamos, para exhibir sin pudores el odio. Para 2007 fue miembro fundador de Breitbart News, un sitio de extrema derecha en el que potenciaría extravíos semejantes, pero también los argumentos para instalar sus ideas y su figura. El recetario es relativamente sencillo: individuo y propiedad privada por encima de todo, Estado mínimo, impuestos mínimos, mercados sin restricciones, libre uso de armas, romper con los tratados internacionales y, sobre todo, «no tengas vergüenza de ser de derecha, di lo que piensas libremente». Nada que Milei no postule a capa y espada. Trump, a todo esto, lo tomó como asesor de campaña, en 2016. Las encuestas venían mal luego de un par de declaraciones que cayeron muy mal en el electorado. Competía con Hillary Clinton, la exsecretaria de Estado y esposa del expresidente demócrata. Bannon organizó la publicación de un libro de Peter Schweizer, un periodista también ligado a la ultraderecha, Cash Clinton, en el que hay abundante información –verídica, por lo demás– sobre el modo en que la candidata y su familia habían hecho su fortuna con la Fundación Clinton. Fue un éxito editorial y terminó de convencer a los republicanos remisos de votar por el empresario inmobiliario. Bailando por un sueño En pago, Trump designó a Bannon como consejero de Seguridad Nacional, el 20 de enero de 2017. Duró poco. El 18 de agosto tuvo que renunciar tras un escándalo por un ataque neonazi en Charlottesville. Fue acusado de haber recomendado a Trump que no se manifestara en contra del golpe de los supremacistas. En verdad, él nunca condenó el hecho. Otra vez en el llano, fue procesado por algunos asuntillos contra el organismo recaudador de impuestos e indultado por Trump poco antes de irse. Luego sería nuevamente imputado, esta vez por fraude en la captación de donaciones para la construcción de un muro entre EE.UU. y México. En octubre pasado quedó libre luego de cuatro meses de prisión por haberse negado a una indagatoria de la Cámara de Representantes sobre la toma del Capitolio de 2021. Hasta ahora no se sabe que tenga lugar en el futuro gabinete de Trump, pero los vínculos entre ambos son florecientes. En Buenos Aires, la nuera del electo –Lara Lea, esposa de Eric, el tercer hijo de Trump– bailó y cantó con la «esperanza argentina» de la derecha extrema para el patio trasero. «Estamos tomando nota del recorte de regulaciones, de deshacernos de la burocracia. Eso es algo que el pueblo estadounidense también quiere que ocurra. Milei es un hombre dispuesto a desafiar al status quo», dijo la presentadora de la cadena Fox.

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