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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/12/2024 04:41
“La leche materna no es gratis. La hacemos con nuestra sangre, con nuestro tiempo, con nuestro cuerpo.” Así habla Paola De los Santos, puericultora universitaria y psicóloga social, una de las primeras en llevar la lactancia a las redes sociales. Su voz, cálida pero firme, acompañó a cientos de madres que, como ella hace tres décadas, se enfrentaron a un sistema de salud que las dejó solas en los momentos más vulnerables. Detrás de su compromiso hay una historia profundamente personal. Una que comienza con la maternidad temprana, los desafíos de un sistema hostil y el deseo de cambiar las reglas para que ninguna otra madre tenga que sentirse como ella se sintió entonces: abandonada y culpable. Todo eso lo contó con una entrevista de la sección “Y sí, soy mamá” de Infobae. Una vocación nacida de la adversidad Paola fue madre a los 19 años, en una época en la que la información sobre lactancia era escasa y el sistema médico hostil, según recordó. “Me decían que mi leche no era buena, que no alcanzaba. Mi hija lloraba, pero nadie supo detectar que tenía una hernia congénita que le causaba dolor. Hasta que la operaron, yo solo escuchaba críticas hacia mi capacidad como madre”, recuerda con el tono de alguien que ha revivido esas escenas demasiadas veces. Paola fue madre a los 19 años, en una época en la que la información sobre lactancia era escasa y el sistema médico hostil (Candela Teicheira) El diagnóstico tardío y el estrés emocional la dejaron rota. Pero también encendieron una chispa. “Me di cuenta de que no era yo. Era el sistema el que no estaba preparado para escuchar ni apoyar a las madres”, reflexiona la mujer. Esa revelación la llevó a buscar respuestas más allá de su experiencia personal. En ese caos, llegó un momento de revelación: no estaba loca. Lo comprendió al conocer a “Dando a Luz”, una de las primeras asociaciones en Latinoamérica en promover los derechos en el embarazo y parto. Allí entendió que la violencia que había sentido no era un caso aislado. Era un síntoma de un sistema que minimizaba las voces y necesidades de las mujeres. Formación y evolución profesional “Venía de estudiar Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Nada que ver con esto”, confiesa, entre risas. Sin embargo, el camino hacia la puericultura comenzó cuando decidió profundizar en la Psicología Social, enfocada en la maternidad. Ese primer paso fue solo el inicio. La teoría se complementó con la práctica durante los dos años que trabajó en la Maternidad Sardá, en Buenos Aires (Candela Teicheira) Su experiencia personal la marcó profundamente. “Mi lactancia fue mixta, hice lo que pude. Me faltaba entender más. Entonces estudié la tecnicatura universitaria en Puericultura, y fue como descubrir otro mundo. La evidencia científica me ayudó a poner en palabras lo que tantas mujeres sentíamos y no sabíamos cómo expresar”, explica. La teoría se complementó con la práctica durante los dos años que trabajó en la Maternidad Sardá, en Buenos Aires. “Ahí aprendí que la lactancia no es solo un acto biológico, sino un puente entre madres e hijos, una herramienta para sanar heridas del sistema y de la vida”, recuerda con emoción. Difundir la lactancia: del anonimato a las redes sociales Antes de que las redes sociales existieran, Paola daba charlas gratuitas en su comunidad. En un sistema sin apoyo, el boca a boca era su mejor aliado. “Empezaba con encuentros abiertos en bibliotecas, centros comunitarios o donde me dejaran. A veces no iba nadie, pero siempre sentí que, aunque llegara a una sola persona, valía la pena”. Con los años, su presencia creció y se convirtió en la primera puericultora en redes sociales. Desde su cuenta llevaba información clave a miles de mujeres. Su perfil en redes, marcó un antes y un después en cómo se habla sobre este tema. “Las redes me permitieron llegar a lugares que nunca imaginé. Pero también me trajeron responsabilidades: había que estar siempre actualizada, siempre disponible”, dice Paola. La experiencia con su hija Laura, ahora de 32 años, marcó su camino profesional (Candela Teicheira) Los desafíos de la lactancia en el siglo XXI Aunque la información sobre lactancia es más accesible, los desafíos persisten. “Estamos muy solas. Parece que no, pero lo estamos”, dice Paola, refiriéndose a la falta de apoyo para las mujeres que deben regresar al trabajo a los pocos meses del parto. “Cuando vuelven al trabajo, tienen que enfrentarse a la falta de lactarios y terminan sacándose leche en baños públicos, con una pierna trabando la puerta para que nadie entre. La leche no fluye así. Las mujeres no son las culpables, es el sistema”, enfatiza la puericultora. En este contexto, las consultas prenatales son fundamentales. “Ayudan a las madres a preparar expectativas reales y a decidir libremente si quieren o no amamantar. La leche materna es lo mejor, pero no es una obligación. Es una decisión”, sostiene Paola, abogando siempre por el respeto y la libertad. La experiencia con su hija Laura, ahora de 32 años, marcó su camino profesional. “Hubo mucha bronca cuando entendí lo que había pasado. Nadie me ayudó a confiar en mi cuerpo, nadie vio el dolor de mi bebé”, recuerda. Sin embargo, ese dolor inicial se transformó en un motor para estudiar, aprender y acompañar a otras mujeres. Hoy, madre e hija trabajan juntas en el equipo de lactancia liderado por Paola. “La aman las madres”, dice con orgullo. Este vínculo no solo representa un círculo cerrado, sino una sanación profunda: “Hacer esto juntas nos unió aún más”. Con más de 20 años de trayectoria, Paola convirtió su experiencia personal en una misión colectiva (Candela Teicheira) Hablar de su experiencia no siempre fue fácil, pero fue necesario. “En su momento, no tenía palabras para describir lo que sentía. Ahora sé que mi historia puede ayudar a otras mujeres a no sentirse solas, a saber que no están fallando, que es el sistema el que debe cambiar”, asegura. Con más de 20 años de trayectoria, Paola convirtió su experiencia personal en una misión colectiva. Sus palabras no juzgan; acompañan. Su trabajo en redes y comunidades, y su enfoque en la evidencia científica, han ayudado a normalizar la lactancia y a visibilizar sus desafíos. “Cada madre hace lo que puede, y eso es suficiente. El sistema debe adaptarse a nosotras, no al revés”, repite como un mantra. En un mundo que romantiza la maternidad y minimiza sus sacrificios, Paola de los Santos se convirtió en una voz esencial para las madres y para una sociedad que aún tiene mucho que aprender sobre cómo cuidar a sus mujeres. La historia de Paola no termina aquí. Mientras continúa acompañando a madres en su proceso de lactancia, sigue luchando por un sistema que respete la decisión y la libertad de cada mujer. “La lactancia no debería ser un lujo ni un sacrificio imposible. Debería ser un derecho, sostenido por un entorno que realmente entienda lo que las madres necesitamos”, concluye.
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