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» Data Chaco
Fecha: 24/12/2024 03:00
Juan Carlos Tuyaré. Hace muchos años que el festejo de Navidad excede al cristianismo practicante y alcanza también a los no creyentes. Cuando nos referimos a los no creyentes, aludimos a quienes no creen en Jesús como el Mesías que Dios prometió enviar para salvar al mundo de la condenación eterna. RECORDAR LO QUE DICEN LAS ESCRITURAS Es saludable recordar a quienes, por distintos motivos, no tuvieron acceso al contenido de las Sagradas Escrituras, que en ellas, Dios estableció un plan de salvación para toda la humanidad, debido a que considera que todos los seres humanos han pecado, y por esa causa están separados de la posibilidad de pasar la vida eterna en el cielo. Ese plan de salvación consiste, según lo dice Dios, en que toda persona debería reconocer que no ha vivido conforme al agrado divino, y que debería arrepentirse de haberlo hecho, y de manera simultánea, aceptar a Jesús como su Salvador personal. Contrariamente a lo que el mundo supone, no todo hombre o mujer es hijo de Dios, sino solamente los que aceptan el plan divino de salvación. Todos aquellos que se convierten, por un procedimiento espiritual invisible se convierten en nuevas criaturas, porque las cosas viejas quedan atrás y ahora son todas hechas nuevas. Cuando esto ocurre de manera genuina, la persona queda capacitada para dejar de practicar el pecado y se trasforma en un seguidor de Cristo; no perfecto, pero si en busca de la perfección. DECISIÓN PERSONAL VOLUNTARIA Debido a que esta es una decisión personal voluntaria, existen quienes rechazan este ofrecimiento divino y deciden seguir viviendo de la misma forma que lo venían haciendo. Pero las Escrituras señalan que, quienes rechazan este plan de Dios, automáticamente pasan a formar parte de los condenados. Lo que significa que, a diferencia de quienes aceptaron a Jesús, después de la muerte pasarán la eternidad fuera del cielo. Esta última alternativa, en la mayoría de los casos, es recibida con un alto grado de duda, ya que un importante número de personas, no cree en la existencia del infierno. Sin embargo, es muy probable, que la mayoría de ellos se reúnan con sus familiares para festejar Nochebuena y Navidad. Por eso decíamos que este festejo excede al cristianismo porque se ha extendido al mundo de los incrédulos, convirtiéndose, en ese caso, en una fiesta sin ningún tipo de trascendencia espiritual, lo más parecido al festejo de Año Nuevo. Aunque no se puede afirmar que Jesús haya nacido un 25 de diciembre, porque no existen pruebas para hacerlo; nadie en sus cabales podría negar el nacimiento de Jesús en un pesebre en Belén, porque el acontecimiento está registrado en las Sagradas Escrituras y solo es cuestión de fe aceptarlo. CLIMA PROPICIO PARA LA REFLEXIÓN Lo que nadie podría negar es el clima de profunda reflexión que propone esa noche, donde las emociones se encuentran a flor de piel y las lágrimas no piden permiso para salir. Se transitan momentos especiales cuando nos acordamos de quienes esa noche ya no están con nosotros porque dejaron sus sillas vacías en la mesa, partiendo en busca de su destino eterno. Más allá de cuál fuera nuestra historia al respecto, lo realmente importante es disfrutar de pasar la Noche Buena juntos y en familia, tratando por todos los medios que esa unión no se marchite en el resto del año. Dale la bienvenida a Jesús para que seas parte de su reino y que se transforme en tu Consejero, y que su paz se manifieste siempre en tu vida. Desde este lugar, te saludamos y deseamos que la armonía y la paz de Cristo alumbre tu vida. ¡Feliz Navidad! Notas Relacionadas
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