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  • El retorno de la esperanza tras la dana de Valencia

    » Diario Cordoba

    Fecha: 23/12/2024 18:10

    Han pasado más de 50 días desde que la tormenta desatada por la dana convirtió el municipio valenciano de Paiporta en un escenario de devastación. Las calles anegadas, los edificios dañados y las familias desesperadas por encontrar a sus seres queridos marcaron un antes y un después en la localidad valenciana. Pero entre el caos surgieron héroes que, sin buscar reconocimiento, dejaron una huella indeleble. David Pino y Chari Verde, dos agentes de la Policía Local de Montilla, miembros del Club Deportivo Montilla K9 Sport, regresaron al lugar donde, hace semanas, dejaron más que un mensaje en una pizarra: plantaron una semilla de esperanza. El colegio Luis Vives, que sirvió como refugio improvisado para los equipos de rescate, fue testigo de su entrega y, ahora, de su emotivo reencuentro con los niños que han vuelto a llenar de vida sus aulas. La llegada de David y Chari a Paiporta no fue casual. Como miembros del Club Deportivo Montilla K9 Sport, ambos son expertos en rescates con perros. Equipados con Vasko y Dogo, sus fieles compañeros de cuatro patas, se unieron a los operativos de búsqueda de personas desaparecidas tras las torrenciales lluvias que arrasaron la región. Su trabajo, que combinaba largas horas de esfuerzo físico y emocional, los llevó a enfrentarse a escenas desgarradoras. "Esto parecía una zona de guerra", recordó David Pino en declaraciones a CÓRDOBA. "Pero nuestro objetivo era claro: hacer todo lo posible por encontrar a quienes aún tenían la esperanza de ser hallados", apuntó. Lugar de refugio Tras cada jornada agotadora, los rescatistas encontraban refugio en el colegio Luis Vives, donde improvisaron camas con mantas en el suelo de las aulas. Fue en una de esas noches que decidieron dejar un mensaje para los niños: unas pocas líneas escritas con tiza blanca que, sin saberlo, se convertirían en un símbolo nacional. El mensaje que dio la vuelta a España. "Todo va a salir bien", escribieron. "Muy pronto estaréis de vuelta en el cole. Nos han encantado vuestros dibujos". Las palabras, cargadas de sinceridad y afecto, no solo resonaron en Paiporta, sino que se viralizaron en redes sociales, apareciendo en medios de comunicación de todo el país. En medio del dolor, el mensaje de los policías se convirtió en un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay lugar para la esperanza. Mensaje de agradecimiento de los niños de Paiporta. / CÓRDOBA Los niños del colegio Luis Vives, cuyos días de escuela fueron interrumpidos por la tragedia, recibieron esas palabras como un bálsamo. Aunque muchos aún no comprendían del todo la magnitud de lo ocurrido, entendieron que alguien estaba allí para ayudarles, para cuidarlos. El regreso Hace unos días, David y Chari cumplieron su promesa de regresar. Al entrar en el colegio Luis Vives, los recuerdos de aquellas noches volvieron con fuerza, pero esta vez, el ambiente era diferente. Las risas de los niños y los dibujos colgados en las paredes reemplazaron el silencio y la desesperanza de semanas atrás. Los pequeños, emocionados por conocer a quienes habían dormido en sus aulas, prepararon pancartas y mensajes de agradecimiento. "Gracias por cuidarnos y ayudarnos", leyó uno de los niños en voz alta, provocando lágrimas en los ojos de los rescatistas montillanos. Los protagonistas del día no fueron solo David y Chari, sino también Vasko y Dogo, quienes se convirtieron en el centro de atención de los más pequeños. Los perros de rescate, que en su momento buscaron entre los escombros, ahora jugaban con los niños, llevando un mensaje de normalidad y alegría. David Pino, con uno de los perros, conversa con los niños. / CÓRDOBA El reencuentro en el colegio Luis Vives fue mucho más que un acto simbólico. Fue una reafirmación de la resiliencia humana, de cómo pequeños actos de bondad pueden marcar una diferencia profunda. "Nunca imaginamos el impacto que tendría ese mensaje", confesó Chari, quien reconoció que "solo queríamos transmitirles a los niños que todo iba a mejorar". Y, aunque queda mucho por hacer en Paiporta, el regreso de los niños a su colegio y la visita de los rescatistas son señales de que la recuperación está en marcha. "Este lugar vuelve a tener vida", afirmó David con una sonrisa. De este modo, aquel mensaje en la pizarra no fue solo un agradecimiento: fue un recordatorio de la importancia de la empatía y la solidaridad en tiempos de crisis. Para David y Chari, su experiencia en Paiporta no solo dejó huellas en ellos, sino que también les reafirmó la importancia de su trabajo y el poder de las acciones desinteresadas. Hoy, el colegio Luis Vives no solo es un símbolo de educación, sino también de esperanza. Y aunque los días oscuros de la dana quedarán grabados en la memoria de la comunidad, también lo hará el recuerdo de dos policías montillanos y de sus perros, que en el momento más difícil, llevaron luz al corazón de Paiporta.

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