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» Diario Cordoba
Fecha: 23/12/2024 07:35
En 2024 se han cumplido los setenta y cinco años de la muerte de Niceto Alcalá-Zamora en su humilde apartamento de Buenos Aires. Los tribunales franquistas lo juzgaron por ser «uno de los principales responsables por acción u omisión de haber forjado la subversión roja, haber contribuido a mantenerla viva durante más de dos años y a estorbar el triunfo providencial del glorioso alzamiento». Fue acusado por los mismos que dieron el golpe de Estado y tumbaron la democracia. Por si fuera poco, le arrebataron todos sus bienes, le pusieron una multa de cincuenta millones de pesetas y le retiraron la nacionalidad española. Don Niceto estudió bachillerato por libre y se licenció en derecho por la universidad de Granada, logrando uno de los mejores expedientes. Como abogado opositó al Consejo de Estado en 1899, siendo el número uno de su promoción. Comenzó su actividad política muy joven. Llegó a ser diputado y a ocupar varios ministerios bajo el reinado de Alfonso XIII. A raíz del golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera de 1923, se convirtió en uno de los opositores al régimen dictatorial del general y de la monarquía de Alfonso XIII, que auspició y avaló la dictadura. Tras formar parte del Comité Revolucionario del Pacto de San Sebastián de 1930, con la finalidad de poner fin a la monarquía de Alfonso XIII y proclamar la Segunda República, fue detenido y encarcelado, declarando: «He llegado a ser republicano y revolucionario cuando me convencí de que la monarquía española no sabía ni quería tener remedio, y de que la República era la única solución posible». Fue puesto en libertad con el tiempo justo de participar en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Acabarían nombrándolo presidente del Gobierno provisional de la República el mismo día que se proclamó la República, el 14 de abril. Después de aprobarse la Constitución fue elegido presidente de la Segunda República. Aun siendo fervientemente religioso, Alcalá-Zamora apostaba por la separación Iglesia-Estado y por la educación pública. Durante su mandato se sucedieron diferentes Gobiernos, siendo muy criticado tanto por la izquierda de Azaña, como por la derecha de Gil-Robles. Se negó a firmar penas de muerte ante los graves sucesos que acontecieron durante su presidencia. Especialmente tensa fue la discusión propiciada ante la propuesta de Gil-Robles de nombrar al general Franco como jefe del Estado Mayor Central, ante lo cual sentenció Alcalá-Zamora: «Los generales jóvenes son aspirantes a caudillos fascistas» (J.M. Gil-Robles, 1968, p. 235). Fue un demócrata, republicano, católico y conservador, exiliado y olvidado. El español que sin privilegios de nacimiento y por vía de la legalidad democrática ha ejercido más tiempo la jefatura del Estado. El regreso de sus restos mortales en 1979 se hizo, bajo la presidencia de Suárez sin honores, exigiendo que fuese un traslado con total disimulo y privacidad. Un silencio impuesto, una memoria sometida al olvido. A pesar de tan ilustre paisano, Córdoba lo recuerda con una secundaria calle en el distrito Norte-Sierra de la Ciudad. Sería de justicia ser nombrado hijo predilecto de la ciudad o de Andalucía. *Profesor y escritor Suscríbete para seguir leyendo
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