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  • El potencial rol de la geoingeniería solar como clave para frenar el avance del calentamiento global

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 22/12/2024 22:35

    El calentamiento global acelera su impacto: la disminución del albedo terrestre emerge como una amenaza silenciosa para los ecosistemas y las comunidades (Redacción Infobae) El calentamiento global avanza a un ritmo cada vez más alarmante y pone en riesgo los ecosistemas junto con la estabilidad de comunidades. Aunque las emisiones de dióxido de carbono siguen siendo el principal impulsor de esta crisis, cambios recientes en la atmósfera revelan un factor menos conocido pero significativo: la disminución del albedo terrestre (porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella). Este fenómeno combinado con avances en la regulación ambiental, plantea desafíos inesperados y reabre el debate sobre soluciones radicales como la geoingeniería solar. Durante la misión Apollo 8 que se realizó en 1968, los astronautas tuvieron la primera vista directa de la Tierra desde el espacio, una perspectiva que capturó tanto su belleza como su fragilidad. Desde entonces, los satélites jugaron un papel crucial en el monitoreo del planeta, ofreciendo datos esenciales para comprender su evolución. Recientemente, estas herramientas identificaron una caída en la capacidad de la Tierra para reflejar la luz solar, conocida como albedo, siendo un indicador clave del equilibrio energético global, según compartió el medio The Economist. Esta disminución no solo impacta negativamente a la temperatura global al aumentar la absorción de energía solar, sino que también resalta cómo las decisiones humanas con fines generalmente industriales, influyen directamente sobre la calidad del aire y las emisiones de contaminantes que conllevan más consecuencias, además de la salud pública. El calentamiento global tiene implicaciones críticas para los ecosistemas que dependen de un clima relativamente estable (Ian C. Bates/The New York Times) Datos sobre el calentamiento global Desde principios del siglo XXI, el albedo terrestre mostró un descenso continuo, exacerbando el calentamiento global. Mientras que en la década de 2010 la temperatura promedio del planeta aumentaba a un ritmo de 0.18°C por década, esta tasa se incrementó a 0.26°C en los últimos diez años, según los datos más recientes. Aunque este cambio aparente ser pequeño, tiene implicaciones críticas para los ecosistemas que dependen de un clima relativamente estable y para las poblaciones humanas expuestas a fenómenos climáticos extremos. Uno de los principales factores detrás de la problemática aceleración es la reducción de partículas de sulfato presentes en la atmósfera como resultado de políticas más estrictas para controlar la contaminación. Sin embargo, estas partículas también jugaban un papel crucial al reflejar la luz solar y aumentar la formación de nubes brillantes que contribuían a enfriar el planeta. La complejidad de estas dinámicas subraya la necesidad de enfoques multifacéticos para contrarrestar el calentamiento global, combinando la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con investigaciones sobre soluciones como la geoingeniería. Ante la magnitud del desafío, comprender las interacciones entre políticas ambientales y cambios climáticos es crucial para diseñar estrategias que protejan tanto a las personas como al planeta. El aumento rápido del calentamiento global se atribuye principalmente a la reducción del albedo planetario (AWI/ JESSICA HELMSCHMIDT) Geoingeniería solar como alternativa La geoingeniería solar surge como una posibilidad que combina innovación científica con riesgos significativos. Una de las propuestas más discutidas es la introducción de partículas de sulfato en la estratosfera para reflejar la luz solar, una técnica que podría contrarrestar parcialmente el aumento de la temperatura sin los efectos perjudiciales para la salud que genera la contaminación en las capas bajas de la atmósfera. El científico Paul Crutzen, galardonado con el Premio Nobel de química, argumentó en 2006 que esta técnica podría proporcionar un efecto de enfriamiento significativo por tonelada de material utilizado, dado que las partículas en la estratosfera permanecen más tiempo suspendidas en comparación con las cercanas a la superficie terrestre. Sin embargo, también destacó los posibles riesgos de este enfoque, abogando por investigaciones más exhaustivas antes de su implementación. Según sus advertencias, el incremento sostenido del ritmo de calentamiento, como el que actualmente supera los 0.2°C por década, podría hacer que esta intervención se considere seriamente. A pesar de los avances en el conocimiento sobre geoingeniería, el progreso en esta área fue limitado por la resistencia política y la desconfianza pública hacia estas soluciones. Las incertidumbres sobre sus impactos a largo plazo y el temor de que su implementación pueda desplazar los esfuerzos para reducir las emisiones de dióxido de carbono alimentaron las críticas. La reciente recomendación de la Comisión Europea para frenar los ensayos prácticos refleja estas preocupaciones, exigiendo una supervisión más estricta y un marco ético claro. No obstante, el panorama actual exige una discusión más amplia sobre las herramientas disponibles para enfrentar el cambio climático. Mientras las emisiones de gases de efecto invernadero continúan sin disminuir y las temperaturas se disparan, los gobiernos podrían considerar la investigación en geoingeniería solar como una opción complementaria. Las decisiones tomadas en la actualidad serán fundamentales para determinar si esta tecnología radical, pero potencialmente transformadora, tendrá un papel en el futuro climático del planeta.

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