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» El Ciudadano
Fecha: 22/12/2024 17:19
Por: Gastón Marote/ NA Silvano Ward Brown, más conocido «el estrangulador de Panamá», fue el primer asesino serial de ese país, donde mató a tres mujeres y pasó gran parte de su vida en prisión. Nacido el 19 de septiembre de 1941 en Puerto Armuelles, Brown formaba parte de una familia de afropanameños y estudió en una escuela primaria hasta cuarto grado. Tuvo una infancia maravillosa, pero cuando tenía 9 años todo empezó a complicarse cuando su padre abandonó la casa. La ausencia de una figura paterna provocó que este sujeto comenzara con un comportamiento rebelde e incluso de adolescente cumplió dos años en una prisión de menores por un delito. Ya con 18 años, empezó con su ola de crímenes y en 1959 se cobró a su primera víctima. Brown buscaba una casa para robar y llegó a la vivienda de Paula Caballero, también de 18 años, a quien sorprendió cuando se cambiaba y la abordó con un cuchillo que solía llevar para delinquir. El múltiple homicida la apuñaló en el pecho, a la altura del corazón, mientras ella gritaba hasta que cayó muerta. Brown escapó del lugar, pero finalmente fue detenido por la Policía y sentenciado a 12 años de prisión en la cárcel de Coiba. Mientras estuvo arrestado fue examinado por José Kaled, un médico y psiquiatra forense, quien predijo que, cuando fuera liberado, era muy probable que volviera a matar. El 4 de diciembre de 1969, Brown quedó en libertad y los autoridades panameñas lo controlaron durante algunos años, pero cuando este sujeto notó que ya no estaba en el radar de la Policía y la Justicia volvió a asesinar a una mujer. El 7 de junio de 1973, trabajaba en el barco «Spanish Man» y decidió ir al pueblo de Colón con un amigo, a quien dejó de pasada mientras manejaba su vehículo. Durante su recorrido, eran las 2:00 de la madrugada cuando vio a una mujer caminando, pero no le prestó atención en un primer momento. Sin embargo, al hacer unas cuadras cambió de opinión y decidió ir tras ella, quien trabajaba como prostituta. Se trataba de Dalila Gaitán Troya, de 22 años, a quien comenzó a acariciar hasta llevarla a un departamento. Brown le dio 15 dólares por adelantado por sus servicios, pero debido a su impotencia, tenía problemas de erección. Troya tenía que seguir con su trabajo y no podía esperar a que su cliente pudiera lograr una erección, por lo que se burló de él. Ante esta situación, Brown enfureció y le pidió que le devolviera su dinero, ya que no iba a pagar sólo para verla en ropa interior. Pero ella se negó y lo abofeteó, lo que provocó que el asesino le diera una trompada en la mandíbula. Troya se desplomó en la cama y al levantarse recibió otro golpe y enseguida el sujeto la estranguló hasta matarla. Luego, lavó las sábanas y almohadas con sangre, desnudó el cadáver de Troya, lo puso en el asiento trasero de su automóvil y condujo por una carretera. En un momento determinado tiró la cartera y los zapatos de la mujer a un puente cercano y luego detuvo el vehículo, desnudó el cadáver y lo empujó hacia la calle, donde más tarde lo encontró una pareja que pasaba por allí. El 15 de junio de ese año, apenas ocho días después, Brown se encontró con otra prostituta, la colombiana Rose María Gómez Orlas, de 23 años, a quien llevó al mismo lugar que Troya, pero nuevamente tuvo dificultades con su impotencia. La mujer se fue a caminar con él y regresaron más tarde, pero también tuvo problemas la segunda vez y ella ahí se burló de él. Brown se enojó, la empezó a golpear en la cara y la estranguló hasta matarla. El múltiple homicida hizo lo mismo que con la víctima anterior: la desnudó y abandonó su cuerpo en el bosque hasta que el mismo fue hallado el 19 de junio. El Departamento Nacional de Investigaciones (DE-NI), entonces dirigido por Darío Arosemena, vinculó ambos crímenes con una sola persona por las circunstancias similares. Fue así que diez días después del crimen de Gómez, Brown fue detenido por la Policía, luego de que le encontraran la vincha de la última víctima. El detenido confesó con detalle sus homicidios, incluido el asesinato que cometió a los 18 años. En un examen psiquiátrico posterior, se determinó que Brown era un individuo frío y calculador, con un alto coeficiente intelectual. Asimismo, fue diagnosticado como un psicópata amoral, mezclado con una psique sexual perversa, cuya condición lo llevó a expresar su frustración de una manera violenta y asesina. Brown fue sentenciado a 20 años de prisión en la Cárcel Modelo y fue liberado después de cumplir su sentencia el 24 de junio de 1993. Después de eso, el asesino serial trabajó como guardia de seguridad y vivió con familiares en la capital panameña.
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