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» El Ciudadano
Fecha: 22/12/2024 16:54
Daniel Zecca La diputada provincial y presidenta de la Cámara baja, Clara García, resultó una pieza clave de la gestión del frente Unidos en la provincia. Dueña de la llave del mayor bloque de la Legislatura, la referente del socialismo mostró muñeca política en una agenda que no siempre se articulaba completamente con la tradición de su partido. «Sobre más de 150 leyes que aprobamos este año, el 75% fue votado por unanimidad y una gran parte por otras mayorías», afirmó en diálogo con El Ciudadano. En ese contexto, supo ordenar la tropa propia y ser puente para otras expresiones políticas, en la Cámara baja de una Legislatura que aceleró a fondo en el primer año del gobierno de Maximiiano Pullaro con todas las reformas estructurales. Sabe que el socialismo también se juega su propia suerte y no deja de soñar con recuperar Rosario y renovar la agenda de la ciudad. Preocupada por el gobierno de Javier Milei porque se está naturalizando «la agresión al político que piensa distinto», y por el ajuste que está en marcha, destaca a Pullaro como «uno de los pocos gobernadores que se ha plantado ante temas gruesos». En el balance, destaca la reforma constitucional como lo más importante del año, por lo que significará hacia adelante en la vida de todos los santafesinos, y se prepara para una nueva lucha electoral. —¿Qué balance podés hacer de este año legislativo? —Ha sido un año de enorme acción. Un gobierno que, a diferencia del anterior, aprovechó los tiempos previos a asumir para tener mucha planificación y equipos sólidos con experiencia, que se conocían, donde los más nuevos tuvieron la posibilidad de estar gestionando desde el primer día. Y hacerlo también con enorme cantidad de trabajo. El gobernador viene de la misma escuela en la cual me formé, donde no hay sábado ni domingo, nunca es muy temprano y nunca es muy tarde para estar trabajando, y creo que eso da muy buenos resultados. Además, tenemos una gestión eficiente porque la gente nos vota para que realmente abordemos los problemas en los cuales necesita un gobierno activo, licitando, invirtiendo, dando resultados. Otro de los aspectos positivos es el diálogo político. Nosotros tenemos la mayoría de ambas Cámaras. El Senado, porque también hubo un cambio de color político, y la Cámara de Diputadas y Diputados donde yo encabecé la lista oficialista y tenemos los 28 votos que se requieren sobre 50 para tener automáticamente la mayoría. Sin embargo, nosotros trabajamos mucho, invertimos tiempo en encontrar síntesis con las otras miradas políticas, porque nos interesaba que tanto los mensajes del gobernador como los proyectos legislativos del oficialismo tuvieran el aporte de otros contenidos y la conjunción de los otros sectores políticos. Eso permitió que sobre más de 150 leyes que votamos este año, el 75% fuera votado por unanimidad y la gran mayoría por otras mayorías. En un momento en el cual el país tiene tanta crispación política hacia los diferentes, desde Santa Fe estamos mostrando algo distinto. —¿Cuánto tiene que ver Clara García y el socialismo en eso? —Unidos tiene la potencia de diez partidos políticos, pero tres tenemos una envergadura especial: Maxi Pullaro radical, Gisela Scaglia dirigente del PRO y Clara García dirigente del socialismo. Esta manera estratégica en la cual nosotros encontramos los puntos en común y, en todo caso, las diferencias las dejamos en un segundo plano, ha permeado al resto de los partidos y al resto de las estructuras. Yo soy una persona de mucha experiencia política, con lo cual tengo trayectorias recorridas en pos de la búsqueda de los consensos, con una formación y una personalidad que privilegia la búsqueda de síntesis en lugar de la crispación de las diferencias. Sí hemos tenido fuertes discusiones, diferencias, y hubo algunos proyectos en los cuales no teníamos la unanimidad de criterio, pero me parece que el gran acierto estuvo en ponerlo sobre la mesa, llegar a la mejor forma de unir ese pensamiento y luego ir todos juntos para adelante, y ha salido todo muy bien. —¿Cuál creés que es la cualidad tuya que más colabora desde la Legislatura para lograr esos consensos? —No me gusta hablar mucho de mí, pero en todo caso creo que es mucho trabajo, porque yo creo que los logros se dan cuando uno trabaja muchísimo. Mi relación con Maxi en los años en los cuales él fue el ministro de Seguridad de Miguel (Lifschitz), y en los últimos años en los cuales fuimos compañeros de banca, también nos da una confianza en lo personal que sobrepasa lo político. Soy una persona muy respetuosa con lo cual, aun con quienes no pienso lo mismo o con quienes estoy en las antípodas ideológicas, sostengo una relación de respeto. También porque vengo de un partido político que tiene esa impronta. Algo que creo que me marcó en mi vida política fue la despedida que Balbín le hizo a Perón cuando dijo: «Este viejo adversario despide a un amigo». Yo era muy chica, tendría 13 años, pero a mí me quedó grabado. Es una frase terriblemente emotiva y trato de aplicarla. —Tenés el rol de asegurar la gobernabilidad de la coalición y, al mismo tiempo, lograr que el socialismo no pierda identidad como partido; ¿cómo llevás adelante ese desafío? —Es un desafío enormemente importante que nosotros aprendimos a trabajar en el anterior frente, en el Frente Progresista, y en la Municipalidad de Rosario. Nuestros dirigentes siempre nos decían que si fortalecemos el socialismo fortalecemos la coalición. Yo creo que es enormemente importante tener identidad partidaria. Tuvimos este mes nuestro congreso provincial y fue el más multitudinario de los últimos tiempos, porque hemos tenido muchas buenas decisiones y la principal es la unidad. Más allá de que tuvimos una interna, una vez que la saldamos, se privilegió la unidad. Me parece un buen camino. —¿Cómo está ahora el socialismo hacia adentro pensando en que pronto habrá elecciones legislativas? —Fortísimo. Hicimos una modificación de nuestra Carta Orgánica en un momento muy duro para nuestra organización política, ya que había fallecido Hermes (Binner) y en poco más de un año trágicamente había fallecido Miguel. Sin embargo, nos animamos a reformar nuestra Carta Orgánica para que, más allá de los liderazgos que ordenan y marcan el horizonte, estén mucho más activas nuestras bases políticas. Le dimos mucha institucionalidad a cada uno de los 19 departamentos, a los frentes de mujeres, a los gremiales, a las juventudes y a las disidencias. Creo que eso fue clave. A lo largo de toda la provincia hoy tenemos las autoridades de los 19 departamentos, pero de 200 centros socialistas. Nuestra expectativa es tener candidatos y candidatas, si no en todas, en la gran mayoría, por supuesto en un acuerdo dentro de Unidos, donde en alguna ganaremos y en otra acompañaremos. En un momento donde lo político tiene tan mala prensa a nivel nacional y donde hay un quiebre fuerte entre la gente y la política, fortalecer el espacio del socialismo es fortalecer Unidos y es fortalecer la buena política. Somos militantes de toda la vida y la gente nos conoce en eso. Tiene que ver con la cantidad de trabajo, con la transparencia en nuestras vidas, con saber formar parte de equipos. —En aquel Frente Progresista que nombraste como modelo, el socialismo lideraba y ahora le toca acompañar; ¿qué cambia? —Por supuesto el respeto de quien ha ganado el cargo máximo que es el gobernador, el Ejecutivo. Pero nosotros tenemos la bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados, lo cual es un orgullo y, al mismo tiempo, es una gran responsabilidad porque cuando tu voto vale mucho se puede usar bien o mal. Nosotros lo hemos usado siempre muy bien, marcando los aportes desde lo ideológico, desde la experiencia de gestión, desde los proyectos a futuro que nos parecen muy buenos, desde nuestra mirada de Rosario, la ciudad más importante, pero siempre lo hemos hecho con enorme responsabilidad. —¿Considerás que la reforma constitucional es lo más importante que salió desde la Legislatura este año? —Sí, sin duda porque era un sueño incumplido de muchos. En lo personal me emociona de una manera especial porque fue Miguel Lifschitz como gobernador quien presentó un proyecto que me tocó defender en 2018 junto con otros compañeros y compañeras. Dije esa madrugada, antes de llamar a la votación, que siento el orgullo político de que puedo suscribir cada una de las palabras que dije hace seis años atrás y eso también tiene valor en política. —Ahora se abre un tiempo electoral vertiginoso con cuatro elecciones en poco tiempo. —El año que viene va a ser muy vertiginoso. El 2 de febrero se presentan las alianzas y el 7 de febrero las listas, o sea que va a ser un enero a todo ritmo. —¿Qué se viene? —La reforma de la Constitución abre mucho más allá de la política y ojalá haya gente de diversas vertientes que pueda participar. Quienes venimos con tanta trayectoria seremos parte de esa convención, pero lo elegirá la gente el 13 de abril. Muchos nos preguntan cómo ponemos «en riesgo» la comodidad del statu quo de la política, porque la Convención Constituyente lo va a cambiar, va a dejar los privilegios, los fueros, las reelecciones indefinidas, pero ahí está la generosidad de tener un compromiso político que vaya más allá de la comodidad del rol que te toca. —¿Dónde va a estar el beneficio más grande de la reforma para el santafesino de a pie? —El tema de la política lo va a beneficiar, porque si tenés gente que no está atornillada en su cargo, a quien la Justicia puede mirar y tiene que llevar una conducta intachable, que va a tener una ficha limpia con lo cual nadie que tenga ningún proceso puede estar en política, tenés una rendición de cuenta de la política que va a impactar favorablemente. Lo tenés en todo el contenido que hace a la Justicia. Estamos planteando constitucionalmente un Consejo de la Magistratura para elegir a los jueces, a los fiscales a través del Ministerio Público de la Acusación, con rango constitucional, para perseguir el delito, la defensa pública como institución muy innovadora para que aquella gente que es imputada o procesada pueda tener una defensa. Son muchas cosas de transparencia de la Justicia que van a implicar una vida más pacífica y sin violencia. Después tenés muchas cosas que van a entusiasmar a quienes creen en el medio ambiente y trabajan por la sustentabilidad que hoy no está en la Constitución, a las mujeres que defienden la paridad, que hace 62 años de los 60 convencionales votó una sola mujer, a las disidencias sexuales, a la discapacidad, a quienes aspiran a una amplitud religiosa, porque estamos hablando de neutralidad religiosa, a la autonomía municipal en ciudades grandes como Rosario, que es un sueño que hemos tenido de darnos nuestras propias normas como ciudad, a que las comunas puedan tener elecciones cada cuatro años y animarse a proyectos de más largo plazo, así que vamos a tener un panorama de muchísimos temas. —El santafesino promedio no puede escapar a lo que está pasando en el país; ¿cómo ves el proceso a nivel nacional de la gestión Milei y cómo repercute en la provincia? —Lo veo con enorme preocupación porque creo que mucha gente hizo un contrapunto con una gestión anterior en la cual había muchos puntos oscuros, y la gente eligió una opción totalmente distinta. La baja de la inflación puede contarse como un punto bueno, pero ha sido a costa de un ajuste que vamos a empezar a ver cada vez más galopante, cuando haya fábricas que tengan menos tiempo de trabajo o hasta no puedan seguir adelante porque les entra una importación que compite con la mano de obra local. Desde el comienzo vemos un ataque al otro y me preocupa que tomemos con naturalidad la agresión al político que piensa distinto, el escarnio al artista que piensa diferente, el tachar a los periodistas que opinan de manera disímil al presidente, hasta tener palabras descalificadoras con primeros mandatarios de otros países. Estamos quedando en una situación donde vale todo y me parece que eso no es bueno. —¿En qué aspectos notás que más se está retrocediendo a nivel nacional? —La Universidad pública, la ciencia, la decisión de dejar de hacer obra pública como si eso fuera un valor, con los enormes riesgos que conlleva en las rutas nacionales para el tránsito de los vehículos, la apertura a la importación indiscriminada, la falta de apoyo a las personas más vulnerables con la falta del envío de fondos para los comedores. Es una gestión que mira, por lo menos desde la visión del presidente, la macroeconomía de una manera muy abstracta, pero abajo de eso está la gente que no la pasa bien. —En ese contexto, ¿cómo ves al gobernador Pullaro en relación con el gobierno nacional? —Es uno de los pocos gobernadores que se ha plantado ante temas gruesos como, por ejemplo, cuando en la ley Bases querían incorporar más retenciones al campo o a la industria. Por supuesto que como gobernador tiene que tener una relación institucional con Nación, pero él ha ido a plantarse, a exigir la obra pública y a pedir que si Nación no la va a hacer nos autoricen para que la hagamos nosotros. Ha asumido con mucha valentía el recorte a los subsidios al transporte, el fondo de incentivo docente que dejó de venir, los aportes a la caja jubilatoria que dejaron de recibirse. El gobernador está haciéndose fuerte y asumiendo ese déficit, no sin dejar de hacer los reclamos administrativos y hasta judiciales que corresponden. Es un gobernador valiente. —¿Cómo ves la gestión en Rosario con el tema seguridad y cómo está el socialismo en la ciudad? —En cuanto al tema de seguridad, ha disminuido notablemente el nivel de homicidios, que es la expresión más violenta y dramática de la inseguridad. Creo que es fruto de muchas cosas que ocurrieron al mismo tiempo. Nos sentimos orgullosos de las leyes que le permitieron al gobernador actuar diferente en la emergencia y comprar móviles, la emergencia carcelaria y trabajar distinto con los presos de alto perfil, en leyes que modificaron la justicia penal y actuar, por ejemplo, con el narcomenudeo de una manera mucho más activa. Al mismo tiempo de estas leyes, actuar con eficiencia en la gestión y tener una muy buena relación intrapoderes -ejecutivo, judicial y legislativo-, pero también provincia con Nación, que era lo que faltaba. Además hubo una decisión política muy fuerte, y una planificación estratégica y táctica muy fuerte. Yo he formado parte durante muchos años de los gobiernos de la ciudad de Rosario y quizás extraño algunos proyectos transformadores que hacían que los rosarinos sintiéramos tanto orgullo. Cambiar esta ciudad para hacer la ciudad del río, la ciudad de la obra pública, de la cultura, de las obras innovadoras. Siento que hay una percepción en la gente con deseos de recuperarla y el socialismo está muy fuerte. Estamos unidos y eso es una gran clave. Vamos a seguir pensando con la gente, con esa base tan territorial que teníamos, con ese caminar por la calle y un mano a mano de escucha activa. Hay que pensar una nueva Rosario y una Rosario del futuro.
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