Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El pueblo de Córdoba que era conocido por sus agujeros y casi se queda con un peculiar sobrenombre

    » Diario Cordoba

    Fecha: 22/12/2024 12:37

    Existen objetos que creemos hechos de antemano, como si brotasen de la tierra o cayesen de los árboles, tan triviales... ¿Quién se imagina la fabricación de una aguja, por ejemplo? Pues alguien habrá que las haga. De hecho, la industria agujera es antigua. Y en la provincia estaba bien representada por un gremio de agujeros que desempeñaba su labor en un pueblo de Córdoba. De las primeras agujas se tiene constancia por hallazgos arqueológicos. Los huesos, hace 40.000 años, cumplían esa función. Con el descubrimiento de los metales, nuestros antepasados fueron probando distintos materiales hasta llegar al acero. Y hay que resaltar la palabra 'artesanos' porque, antiguamente, se realizaba a mano lo que hoy se produce de manera industrial. El pueblo de las agujas Este pueblo estuvo tan ligado a esa industria que, aún hoy, mantiene en su escudo dos agujas que recuerdan lo que antaño fue una de las industrias principales de la localidad y estuvo a punto de quedarse con ese nombre. Entre la gente de aquellas épocas era conocida como Villafranca de las Agujas. Escudo de Villafranca. / Ayuntamiento de Villafranca La agujera fue una de las industrias prósperas de Villafranca de Córdoba desde mediados del siglo XVI hasta finales del XVII, cuando comienza su decadencia. El auge de este negocio coincide con el florecimiento económico de una localidad que siempre ha mirado al campo. Por entonces, la manufactura también daba de comer a las familias villafranqueñas gracias a la fabricación de agujas y anzuelos que, posteriormente, vendían fuera. El recuerdo de aquel oficio El cronista de Villafranca Luis Segado ahonda, en una publicación para la Diputación de Córdoba, en las raíces de esta industria y destaca que el municipio contaba a su favor con la cercanía a Córdoba. Eso, explica, la cercanía a vías de comunicación y la falta de regulación de la fabricación jugaron a favor de los artesanos, que conseguían hierro o acero de la capital para realizar sus instrumentos. Los fabricantes, cuenta Segado, se agrupaban en las calles cercanas a los edificios municipales y en las plazas. El negocio, sin embargo, empezó a decaer a finales del siglo XVII y desapareció totalmente en el siglo XVIII. Pese a ello y a que no hay demasiada documentación sobre esta actividad, este pueblo del Alto Guadalquivir mantiene en su heráldica una representación de aquel oficio tan peculiar como antiguo, que desempeñaron los villafranqueños más antiguos.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por