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» El litoral Corrientes
Fecha: 22/12/2024 11:40
Juan Ignacio filma, explora las posibilidades que tienen la imagen, el movimiento, el sonido o el silencio. Busca en los orígenes, en la intimidad del Súper 8 y se expande, se deja sorprender. En una sociedad mediatizada, el cine es para él una herramienta para experimentar la poesía. Conversamos con Juan Ignacio Slobayen en el programa “Todos los vientos”, de radio UNNE. Sos director de cine y te desempeñas como director de cine y de fotografía, sos camarógrafo y montajista, pero creo que lo que más te define es que sos realizador audiovisual independiente, ¿es así? Sí, me considero de ese modo porque trato de ser lo más integral posible, a lo largo de los años fui incorporando herramientas y conocimientos para poder hacer mis obras de manera independiente y poder encarar proyectos personales con recursos propios. También tuve la posibilidad de contar con apoyo de instituciones como el Fondo Nacional de las Artes, a través de dos Becas a la Creación que me permitieron el desarrollo de los cortometrajes “Santo Rey Baltazar” (2021) y “Corral de Tigres” (actualmente en post-producción), así como también haber participado del programa de Becas de estímulo a la creación para artistas visuales de la provincia de Corrientes. En estos casos, tuve la libertad de acción total sobre lo que hacía, como lo hacía y la obra final, y eso para mí es muy importante. La independencia de acción, la independencia en las decisiones estéticas y técnicas. Y el poder encarar proyectos sin necesidad de un equipo técnico, ni mucha gente, también me da esa libertad de acción, en la mayoría de los casos soy yo con mi cámara y en algunos casos algún amigo ayudando con la toma de sonido directo. F.T. Fue un gusto compartir los encuentros de las Becas con vos, allí nos pasaste un texto muy hermoso El Universo Dereniano, de Maya Deren, y me parece que viene a cuento de lo que estás contando. Hay una parte donde habla de amateur versus profesional, y dice, “El mayor obstáculo para los cineastas amateurs es su complejo de inferioridad de cara a las producciones profesionales. La clasificación misma de “amateur” tiene una connotación de disculpa”, eso me encantó, y sigue “Pero esa misma palabra –del latín amator, “amante”– se refiere a alguien que hace algo por amor y no por razones económicas o por necesidad”. Después sigue hablando sobre la libertad. ¿Sentís que es así, que sos más libre al tener ese perfil de cineasta amateur? Totalmente. Creo que un cineasta que se siente amateur en el sentido de amante de lo que hace y lo que realiza, y lo hace con una intención de realización, en el sentido también espiritual, digamos, de hacer algo y sentirse realizado en el proceso, en el hallazgo, en el misterio, en el descubrimiento, y la obra como proceso, uno siente esa libertad y ese amor por lo que hace. Me identifico con esto, ya que mi modo de creación o mi modo de encarar el cine y los proyectos es el de tratar de hacerlo de forma independiente, a mi ritmo, a mi tiempo. Tener esa libertad de hacerlo a mi manera, sin presiones, cuando siento que está listo, está listo. Entonces, uno también va descubriendo procesos propios, va encontrando resultados donde por ahí parecía no haber nada concreto, ir descubriendo las posibilidades y eso creo que es lo más lindo o lo más divertido, en mi caso, de poder hacer cine de ese modo. Y también me refiero a hacer cine por el hecho de filmar, ya que la mayoría de mi producción está hecha en película, entonces esto también le agrega una capa extra a la experimentación y a la forma de realizar las obras. F.T: Cuando decís película, te referís al formato. ¿Al formato Súper 8, por ejemplo? Exacto, en mi caso, filmo con película Súper 8, el formato más pequeño que existe para trabajar con película fotoquímica, con material foto sensible. Material físico, tangible que pasa por el mecanismo de la cámara, que se expone a la luz, que luego se envía al laboratorio para revelar con químicos. C.L: Que no es digital. Exactamente. Es un proceso muy diferente a trabajar y grabar con cámaras digitales. Entonces, esos elementos, que son quizás poco convencionales hoy en día, también son disparadores de ideas y de formas de encarar los proyectos, de formas de capturar imágenes y trabajarlas posteriormente. C.L: Los periodistas amateur, como yo, preguntamos cosas obvias, que es, ¿vos buscás o encontrás? Creo que es mitad y mitad. En mi caso, por como encaro los proyectos, pensando en que me moviliza a la ganas de encarar un proyecto o de realizar una obra, es sobre todo la aventura y experiencia de filmar, de capturar imágenes que me interesan o situaciones que me interesan por alguna cuestión en particular. El contacto con la cámara, el sonido del motor de la cámara, la limitación temporal del material fílmico, son elementos que funcionan para posicionarse de manera diferente al momento de filmar, al momento de elegir qué filmar y de qué manera hacerlo. Otra cuestión fundamental en mi forma de hacer es el desarrollo de la intuición y dejarme sorprender por el resultado. Ir recolectando, ir coleccionando y después, en el montaje, se va transformando en algo que por ahí muta de la idea original o quizás no había una idea definida, y se transforma en una intención de búsqueda. Entonces, eso creo que, volviendo a esto del amateurismo que hablaba Maya Deren, es la esencia del cineasta independiente, que es contar con lo que le dicta su corazón e ir hasta donde pueda ir con los recursos que disponga. Eso está buenísimo. C.L:Esto que me estás contando me remite a los orígenes del cine. El origen del cine es un experimento científico con los materiales que tenés a mano y jugás con eso. En el origen, todo aparecía también una imagen nueva. Esto se modificó con el cine de Hollywood en general y ahora hay un renacer de esta otra manera de hacer visible, lo invisible. ¿La mayor dificultad para nosotros, para los que vemos es poder contarlo . ¿Cómo me contás de qué se trata tu cine hecha con imágenes,? Totalmente. Creo que la esencia misma del cine es la imagen. El cine nace a partir de la imagen. Creo que eso es lo fundamental. El sonido crea ambientes, en muchos casos potencia la imagen, la complementa, también funciona como contrapunto. Para mí la imagen es esencial, y justamente en ese choque de imágenes, en esa conversación entre imágenes, en esa yuxtaposición entre una imagen y la otra, la que antecede y la que precede, cómo inicia, cómo termina, el ritmo, el color, el movimiento, son todos elementos que van generando un “sentido”. Y creo que para mí, reflexionando sobre esto, y en el arte en general, tanto en la música como en la literatura, en el cine, en la fotografía, creo que uno tiene que tener la libertad de pensar e interpretar. Mi propuesta como realizador es darle al espectador la libertad de sentir, interpretar y reaccionar frente a la obra. No condicionar, no manipular ni buscar una reacción en concreto, al contrario, brindó la libertad del placer visual y sonoro, el ojo libre y la mirada fresca. Y me pasa también como espectador o yendo a una muestra o leyendo un libro o viendo una película, tratar de encontrarle un sentido a las imágenes, un sentido a los sonidos, tratar de descubrir mi propio significado en lo que veo, escucho o leo. Me parece que eso es lo que mejor le puede pasar a un espectador, o a mí como espectador, que contar con esa libertad. Entonces, mi forma de hacer está muy guiada por ese sentido. Y eso me parece genial, y pasa en las proyecciones o muestras, y escuchar lo que el espectador interpreta sobre esas imágenes o sobre una obra en particular, ofrece nuevas posibilidades y variaciones de interpretación. Entonces, volviendo a esto que decía Carlos de lo experimental, totalmente de acuerdo, porque siento que es la experimentación con las imágenes y no con una pretensión de un resultado, sino más bien como una experiencia, una experiencia capturando las imágenes, una experiencia ordenándolas en montaje y una experiencia también en el espectador cuando las recibe. F. T: Exactamente. Eso es lo que vemos cuando vemos alguna de tus obras, que en realidad hay como una contemplación, hay un contexto sensible, a veces precario, de lo chiquitito, desde hacer foco en cosas que tal vez no son tan evidentes y que ayudan a la contemplación, a un ritmo más sereno, de un “no Hollywood”, ¿no? El sonido como el contexto de las imágenes, o el silencio incluso. Tenés obras silentes muy bellas, lo cual también genera en esa ausencia un plus de concentración en las imágenes al no tener el sonido que acompaña, ¿no? Y que pueda de algún modo potenciar o debilitar las imágenes. Totalmente. Creo que la función del sonido debe ser muy específica. En mi caso, muchos de mis cortometrajes son silentes. Partiendo desde, para mí, lo fundamental y a lo que le doy más peso, que es la imagen, la imagen y el montaje. También con esta consideración de que el dispositivo de captura de imágenes es una cámara que captura solamente imagen y no sonido. Entonces siempre la creación de sonido alrededor de eso va a ser un artificio, una construcción. Pero en muchos casos, esas imágenes funcionan de una forma específica, con un ritmo específico, con un montaje específico, y tiene esa musicalidad que no necesita el complemento del sonido o que, como dijiste, debilitaría o incluso sobrepasará a las imágenes. Entonces, focalizar en el ritmo, en el color, es ya la experiencia de por sí. Y esta cuestión de que la ausencia de sonido genera un extrañamiento porque estamos acostumbrados a todo tiempo a este bombardeo visual y también sonoro. Sobre todo cuando asistimos a ver una película o vemos un video en el teléfono o donde sea, siempre tiene ese acompañamiento sonoro, entonces por ahí genera una extrañeza o puede generar una incomodidad. Pero también es una invitación a esto, ¿no? A la reflexión sobre la imagen y a escuchar el entorno, cómo se genera un complemento al momento de proyectar la película. Porque en un espacio cerca de la calle se van a escuchar los autos, se van a escuchar ladridos de perros, la gente conversando, y eso también va sumando una capa incontrolable a la cuestión. Y eso también me parece que está bueno y sirve también para la experiencia. C.L: Pongamos un ejemplo de una obra tuya y contanos algo de esa obra, más como crónica, ¿puede ser? ¿Cómo se hizo una obra tuya, por ejemplo?. ¿Cómo se trabajó eso? A ver, podría pensar... F.T:Corral de tigres, La raíz de lo ligero... Por ejemplo, en La raíz de lo Ligero (2018), que es un cortometraje silente filmado en Súper 8, y en la sinopsis lo digo, es un ejercicio donde exploró las posibilidades técnicas, estéticas y expresivas de una nueva cámara que había comprado. Es una cámara con la que se puede rebobinar la película, se pueden hacer sobre impresiones, tiene un lente macro, entonces me puedo acercar mucho a los objetos, tiene la posibilidad de disparar cuadro a cuadro, entonces fue probar todas esas posibilidades que tiene esta cámara con un cartucho y ver si funcionaba. Es una pieza lírica, libre, plástica. Un pequeño poema sin formato, una pieza de free jazz visual que fue realizada de forma intuitiva y sin pretensiones. Así que la obra partió de la urgencia de hacer una prueba de cámara y saber si la misma funcionaba correctamente. Después, cuando recibí la película, sentí que esas imágenes tenían el potencial de convertirse en algo más, sobre todo por unir dos lugares a los que les tengo gran afecto, el Parque Mitre en la ciudad de Corrientes y el Jardín Botánico Carlos Thays en CABA. F.T.: Y manejar la ansiedad después para ver los resultados, porque temporalidad es parte del cine y con este tipo de formato, lo que pasa es eso, que uno tiene que manejar la ansiedad, tiene que disponer de otro tiempo para ver los resultados, no es la inmediatez de la filmación digital, así que creo que eso también genera un ritmo más sereno. Sí, para mí eso es una capa más que nutre a la pieza, porque pasa por el laboratorio para el revelado, pasa por las manos de quien digitaliza también después la película, viaja ida y vuelta por el correo. Y todo ese proceso lleva tiempo y recursos, entonces también hay que manejar la ansiedad y la expectativa por las imágenes que salieron o no. Que me paso, haber filmado y por un problema con unos cartuchos de película, no salieron imágenes, entonces también tiene esa cuestión fortuita y de misterio del resultado, que eso es como lo que definiría. Para mí es una experiencia increíble filmar una película, capturar imágenes y ver si tienen el potencial de convertirse en algo más. Hablaste de la naturaleza y otros temas como la religiosidad que son vertebrales en tu producción, en tus obras, Santos Ruteros, El Santo Rey Baltazar. Comentanos algo sobre esas piezas como para ir redondeando. Esas dos piezas en particular son obras un poco más planificadas, en las que tenía una idea bastante definida de lo que quería registrar y la forma en que quería hacerlo. Son dos cortometrajes en los que trabajé con sonido, utilizando el sonido como contrapunto de la imagen y que sea un complemento, es decir que sume un elemento más a la capa de información, que revele cosas o elementos que no vemos. En el caso de Santos Ruteros, que es como un catálogo, un compendio de imágenes de estos pequeños santuarios y altares que se construyen a los contados de la ruta, fue un trabajo de ir marcando los lugares, de salir a filmar junto a mi pareja, ir encontrando y registrando estas expresiones de fe y religiosidad popular que siempre me llamaron la atención. Me pareció interesante armar algo con esto y también con un sentido de preservación y registro, porque muchas desaparecen por cuestiones climáticas, o porque vino alguien a quien no le gusta y lo saca, entonces también tiene un sentido ahí de... De memoria. Si, de memoria, de historia, y de algo muy propio de la región. Ese proyecto en particular lo encaré ya de un modo mucho más estructural, en un sentido que tenía muy definido cuántos planos iba a hacer por cada vez que me detenía, qué tipo de sonido quería grabar y cómo lo iba a utilizar, cómo agregarle ese sentido extra al sonido, y que se forme algo nuevo, que se potencie, pero también con una mirada muy contemplativa, muy quieto, planos fijos, en trípode. Y en cuanto a Santo Rey Baltazar, es un registro etnográfico-experimental de la celebración en una capilla familiar cerca de la ciudad de Goya, una pieza realizada a modo de cine directo, sin intervención en el espacio, las personas ni las acciones que se desarrollaban. Elijo filmar lugares y cosas que me gustan, que tengan algún valor para mí, que me resulten interesantes tanto en lo visual como en lo sonoro. Sobre todo, elementos que escapen a mi control, cosas que existan en un estado natural, y solo intervenir con las decisiones formales, técnicas y estéticas al momento de filmar, y su orden en el montaje. Me interesa el registro de la realidad, la realidad fragmentada por la cámara, utilizar la cámara como un instrumento. ¿Podemos ver en algún lugar esto? ¿Está colgado en algún lugar? Sí, los fragmentos de estas obras están en mi perfil de Vimeo (vimeo.com/juanslobayen), que es donde están mis películas, ahí también están los cortometrajes completos, pero no de forma pública, así que quien tenga ganas de verlos, me escribe. Yo soy muy abierto a mostrar mis cosas, siempre con gusto las comparto. Además, tus obras suelen verse en distintos festivales, incluso algunas fueron premiadas. Las has exhibido en “Play, videoarte y cine experimental”, donde además ofreciste talleres de cine sin cámara y de cine experimental que fueron hermosos, en el CCU. Así que creo que es cuestión también de invitar a la audiencia a que vea tus obras en Vimeo, como recién comentaste, y a que estén atentos a estos festivales para ver tus obras en un contexto más amplio y específico de cine experimental y videoarte, ¿no es cierto? Sí, me parece muy importante contar con espacios para exhibir otro tipo de cine que escapa al canon establecido y exploran otras posibilidades en la imagen y el sonido, alejadas de las formas tradicionales de producción de cine o video, obras personales, artesanales, registros personales, retratos cotidianos, diarios, ensayos, etc. Obras que proponen pensar el cine y las imágenes en movimiento como un espacio de creación, reflexión y de infinitas posibilidades. Y que el espectador esté abierto, y encuentre algo nuevo, que se deje sorprender por una experiencia nueva y diferente frente al cine. Biografía Juan Ignacio Slobayen (Corrientes, 1986) es un realizador audiovisual y fotógrafo que vive y trabaja en Corrientes, Argentina. Desarrolla su práctica cinematográfica en el terreno del cine experimental y del documental de observación utilizando la película Súper 8mm.
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