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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 21/12/2024 18:22
Milei está aprendiendo a ejercer el poder. Y su lógica, al principio inexplicable, se vuelve cada día que pasa más comprensible. Claro que hay aspectos del relato que son claves y no debería abandonar. Pero la praxis del ejercicio del poder le va dando ese olfato imprescindible para gobernar. El recorrido no está exento de barquinazos, de idas y vueltas. A la postre, una marca registrada. Es el Gobierno que ha echado mayor cantidad de funcionarios en su primer año. Ninguno lo ha superado. Hay altos cargos en el estado que han tenido hasta 2 y 3 funcionarios. Se imaginarán la desesperación de gobernadores e intendentes cuando tienen que gestionar. No alcanzan a conocer a uno que lo echan. Y la película tiene que empezar de nuevo. Llama la atención que todavía el jefe de los recaudadores, designado hace “dos horas”, aún no haya sido eyectado por las propiedades en Miami que nunca declaró ante la Oficina Anticorrupción. Ni siquiera la Vicepresidenta Villarroel se salva de la guadaña. Sólo la protege la institucionalidad de su cargo y que fue electa por el voto popular tanto como Javier Milei. De todas formas, la vice, está convencida que la presionan para que deje el cargo y que le harán la vida imposible por lo que resta de mandato. Aquí podría aplicarse la lógica mileísta de la no lógica. ¿De qué sirve gastar energías en un enfrentamiento institucional con la dos, cuando hay otros problemas mucho más urgentes? Por eso, es la lógica de la no lógica. En otros ámbitos, el Milei fundamentalista le va cediendo paso al pragmático. Acaba de decir que su objetivo es firmar un Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos, pero si tiene la posibilidad de hacerlo con China, también lo haría. Para nombrar dos jueces en la Corte buceó todos los caminos, hasta ahora sin éxito. Si quiere que salga por el Senado, sí o sí tiene que negociar con Cristina. No tiene otra alternativa. Si lo hace por decreto, la misma Corte volverá todo para atrás. Va a insistir. Con los gobernadores y sus brazos ejecutores, los diputados y senadores, se dio cuenta de la dinámica. Es un “tira y afloje” permanente donde los fondos son la primera y última razón. Así, la zanahoria oscila de un lado para otro y, dependiendo la ocasión, la dejan agarrar. Pasó con todas las leyes, incluida la Ley Bases y seguirá pasando hasta que, si pasa con éxito las legislativas del año que viene, una mayoría distinta le facilite imponer otras condiciones. El caso Kueider en el Senado fue la muestra evidente de la falta de conducción legislativa que tiene la LLA. La endeblez de Villarroel para manejar su tropa (se lo sacaron hace tiempo) y el poder residual que tiene el kirchnerismo en las instituciones. Si Cristina representa hace años no más del 30% del electorado, en el Parlamento su poder e influencia se multiplican. Sólo así se explica la expulsión del ahora ex senador entrerriano, sin derecho a la defensa y sin condena de la justicia, ni la argentina ni la paraguaya. Con un criterio similar, muchos legisladores no podrían estar ocupando una banca. Ni Cristina podría haber estado en el Senado. Las conveniencias del momento mandan. Para el kirchnerismo es importante recuperar una banca para un propio y enviar, en tiempo de pelea interna, un mensaje de poder. Cristina sigue teniendo el poder suficiente de marcar la agenda y hacerle sentir el rigor a un Presidente que se siente poderoso. Ya no le alcanza, como pasó en 2019, para ganar una elección, pero sí para condicionar y tutelar al que gane. Esté con ella o no esté con ella. Esta parte de la lección lo seduce al Presidente. Es un canto de sirena que Macri no pudo resistir. Le costó caro pero los que lo sucedieron no parecen querer aprender la lección. Lo tiene a Kicillof arrinconado, casi como un pichón asustado, porque se atrevió a desafiarla. Con Máximo incluido. En esa interna inconclusa, sigue anidando la fe presidencial. El escollo más alto para que el peronismo se renueve es Cristina. Bajo su sombra están los que le temen y el resto. Para cualquier político que se precie, dar un paso al costado siempre es la decisión más difícil de tomar. Algunos nunca lo hacen y tienen que venir otros a hacerlo por ellos. Cristina conoce al dedillo esa historia. Está lejos de resignarse a un papel secundario en la política argentina. No percibe que hoy el viento dice otra cosa. Que en política no existe la eternidad. Y que un partido poderoso como el peronista, o lo que queda de él, siempre buscará el poder. Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.
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