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  • El pueblo de Córdoba que rinde culto a uno de los oficios más antiguos del mundo

    » Diario Cordoba

    Fecha: 21/12/2024 09:22

    En una sociedad en la que se rinde culto a dioses, santos, cuerpos, ideas y hasta comida, un pueblo de Córdoba se distingue por venerar a uno de los oficios más antiguos del mundo. No es extraño cuando una buena parte de tu gente dedica su vida a ello, convirtiendo el oficio en toda una tradición. Desde el siglo XV, cuando se fundó el municipio, su práctica está arraigada a la tierra. Y no tardaría en convertirse en uno de los motores económicos de una población humilde y sencilla, que ha vivido siempre con la calma de quien habita una de las zonas naturales más plácidas de la provincia. Una oveja, un hermano Un anecdótico hecho muestra que tan ligada ha estado siempre esta localidad al oficio. Para formar parte de la primera hermandad religiosa, había que donar una cabeza de ganado a la Virgen. Una oveja, un hermano. El rebaño llegó a rozar el centenar de animales. El borrego y el vellón de lana que producían anualmente las ovejas era la cuota de los miembros. Esta ofrenda de entrada a la hermandad principal del pueblo limitaba la pertenencia a ganaderos y pastores, aunque cualquiera era bien recibido para adorar a la Divina Pastora. Eran otros tiempos. Un pastor con un rebaño de ovejas, en una imagen de archivo. / Córdoba Cuidaban ovejas y adoraban a su Virgen. Así vivieron durante décadas. Y aunque hoy en día el pastoreo ha quedado más rezagado, Villaralto sigue poniendo un altar a una forma de vida que marcó el devenir y la historia de esta localidad de Los Pedroches. Al punto de que cuenta con un museo que recrea el modo de vida de los antiguos villaralteros y de que ha hecho de su Feria del Pastoreo uno de sus principales acontecimientos. Corazón de Los Pedroches Para conocer el alma de Villaralto hay que dedicar tiempo a mirar a su alrededor. Este pueblo, que en poco supera el millar de habitantes, nace en el corazón de Los Pedroches en una encrucijada de pequeños municipios que conviven a su alrededor. "Altivo físicamente -se yergue sobre un altozano a 583 metros sobre el nivel del mar- su aislamiento, paradójicamente, es una invitación a la visita ya que, como una estrella que señala mil rumbos, sus puntos cardinales están unidos con carreteras que salen de sus entrañas y van a parar, de forma directa, a El Viso, Dos Torres, Alcaracejos, Villanueva del Duque, Fuente la Lancha e Hinojosa del Duque", escribió el periodista Manuel Fernández para la Enciclopedia General de Córdoba. Su origen se remonta a finales del siglo XV o principios del XVI, cuando se dice que unos vecinos de Torremilano se trasladaron allí para cuidar unas viñas. Por entonces, era barrio de una de las dos villas que conformaron, más tarde, Dos Torres. La agricultura y, especialmente, la ganadería han sido siempre las actividades principales de su población. La casa de los pastores Una parte de esos pastores y ganaderos se unieron a mediados del siglo XX a la hermandad de la Divina Pastora. En 1942, el villaraltero Antonio Montes, párroco en San Basilio (Córdoba), regaló un retablo barroco y una imagen de la Virgen, del siglo XVIII, al municipio. Un año después, dos misioneros franciscanos impulsaron el grupo de hermanos. La hermandad desapareció, pero quedaron las procesiones y los actos en torno a la Virgen. Antigua casa de pastores que acoge el Museo del Pastor. / Andalucia.org La romería, a cuya celebración tanto favorecieron los pastores, es una de las principales fiestas de la localidad, que ha sabido poner en valor su pasado y, desde hace una década, celebra la Feria del Pastoreo. Este evento es una oda a esa vida pastoril y muestra los quehaceres de quienes dedican su vida al ganado. Unos hábitos que están perfectamente representados en la antigua casa del número 17 de la calle Buensuceso, que acoge el Museo del Pastor. Un profesional esquila a una oveja ante decenas de personas en la Feria del Pastoreo de Villaralto. / A. M. Caballero El museo se inauguró en 2006 con la misión de preservar ese legado y, a la vez, conservar una casa tradicional del siglo XIX. En 2014, el centro dispuso una emotiva exhibición que puso rostro a la historia de Villaralto. Los retratos de 57 hombres y mujeres que, no sin sacrificio, vivieron del pastoreo eran el resultado de un esfuerzo más de un pueblo por rendir culto a uno de los oficios más antiguos del mundo y, por tanto, a su gente, que vivió de ello durante tanto tiempo.

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