21/12/2024 13:46
21/12/2024 13:46
21/12/2024 13:46
21/12/2024 13:45
21/12/2024 13:45
21/12/2024 13:45
21/12/2024 13:45
21/12/2024 13:44
21/12/2024 13:43
21/12/2024 13:43
» Diario Cordoba
Fecha: 21/12/2024 09:19
Una de las bases para tratar de tener una buena salud es la alimentación. Y dentro de esa alimentación, que los productos que formen parte de la misma sean saludables y seguros. ¿Los cordobeses tenemos garantías de que lo comemos es seguro? La conclusión de tres reconocidos expertos cordobeses en la materia, que además acaban de ser elegidos para formar parte de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) es que sí. Estos especialistas indican que, en general, todos los países de la Unión Europea (UE) comparten un nivel de seguridad alimentaria muy elevado, con una normativa muy clara y segura, pero ello no impide que por un manejo inadecuado se puedan dar casos puntuales de intoxicaciones o de alertas alimentarias. Estos tres científicos forman parte de tres paneles de la EFSA. Este organismo busca mantener la seguridad en la cadena alimentaria, protegiendo la vida y la salud humana, teniendo en cuenta el bienestar animal, la sanidad vegetal y el medio ambiente. Para ello, la EFSA cuenta con personal investigador experto de distintos países, que brinda ese soporte científico a la Comisión Europea, para evaluar riesgos en seguridad alimentaria y desarrollar políticas de protección para los consumidores. Un expositor de frutas en un supermercado. / E.P. Organismos en los que trabajan En concreto, en el panel de sanidad vegetal está Blanca B. Landa, investigadora del IAS- CSIC, Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Córdoba; en el de organismos genéticamente modificados se encuentra Francisco del Barro, investigador de Biotecnología Agraria, Transformación Genética y Riesgos Microbiológicos del IAS-CSIC, mientras que para el de riesgos microbiológicos ha sido designado Fernando Pérez, catedrático de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Córdoba. Blanca Beatriz Landa, investigadora cordobesa reconocida por la Sociedad Americana de Fitopatología. / VICTOR CASTRO La misión de Blanca B. Landa (que ha sido elegida junto a otros 20 expertos europeos en el panel de sanidad vegetal) es proporcionar asesoramiento científico independiente y transparente en la gestión de riesgos fitosanitarios y la protección de cultivos, más concretamente en aspectos relacionados con la biología y ecología de bacterias, hongos y oomicetos emergentes que causan enfermedades en plantas cultivadas, y en procedimientos de diagnóstico de los mismos. Experta en 'Xylella fastidiosa' Landa lidera actualmente el proyecto internacional BeXyl (https://bexylproject.org/), una iniciativa de la Unión Europea, de la convocatoria Horizonte Europa, centrada en la Xylella fastidiosa, uno de los patógenos de cuarentena más amenazantes para la agricultura en Europa. La Xylella fastidiosa afecta a una amplia variedad de plantas, incluidas especies de gran importancia económica en Córdoba, como olivos, almendros y cítricos. El proyecto BeXyl tiene como objetivo desarrollar estrategias innovadoras para la detección temprana del patógeno; proponer métodos sostenibles de control que minimicen el impacto ambiental y económico; fortalecer la colaboración internacional para frenar la propagación de este patógeno en la UE, así como coordinar actividades de investigación y transferencia de conocimiento, además de fomentar la implementación de soluciones prácticas que protejan los cultivos afectados y prevengan nuevos brotes en áreas no infestadas. «Este proyecto es clave para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad agrícola en Europa», destaca. El investigador Francisco Barro. / CÓRDOBA Investigador de trigo sin gluten Por su parte, el panel de que forma parte el catedrático Francisco Barro trata de asesorar sobre la seguridad alimentaria y para el medio ambiente de los organismos modificados genéticamente (OMG) y cómo los mismos se pueden integrar en la cadena alimentaria de humanos y de animales. «Para la importación y cultivo de esos organismos dentro de la UE es necesario evaluar su seguridad y ahí es donde desarrollo mi trabajo», precisa. El grupo de investigación de Barro en el IAS-CSIC ha sido pionero a nivel mundial en el uso de metodologías como la edición genética y sus aplicaciones a la agricultura y alimentación. «Actualmente, estamos trabajando en varios proyectos de investigación para desarrollar variedades de trigo aptas para personas que sufren intolerancias al gluten. Aunque el trigo es un cereal clave en nuestra alimentación, hay un colectivo importante de personas que sufren patologías relacionadas con el consumo de trigo, como la celiaquía, la sensibilidad al gluten no celiaca y las alergias al trigo. En conjunto, aproximadamente un 10% de cordobeses padece alguna de estas dolencias. El único tratamiento posible es llevar una vida exenta de gluten de por vida. Desde hace unos años, mi grupo de investigación trabaja en aplicar técnicas de edición genética para desarrollar trigos aptos para estos colectivos, con costes comparables a los del trigo normal», detalla Francisco Barro. Estudioso de los peligros microbiológicos Por otro lado, Fernando Pérez (que ha sido elegido entre junto a otros 16 expertos europeos) forma parte del panel de la EFSA que analiza los peligros microbiológicos que pueden transmitirse a través de los alimentos, incluyendo las encefalopatías espongiformes transmisibles, la salmonelosis, listeriosis y campilobacteriosis, entre otros. También tratan aspectos relacionados con la microbiología alimentaria, la higiene alimentaria y los riesgos microbiológicos relacionados con los residuos de origen animal. «A lo largo de mi trayectoria científica en la Universidad de Córdoba, y concretamente, en el grupo de investigación Hibro (www.uco.es/hibro), ahora integrado en la unidad de investigación Enzoem, me he especializado en el desarrollo de modelos matemáticos de predicción y biología computacional (trasladamos los sistemas microbiológicos y su comportamiento a ecuaciones matemáticas, y lenguaje digital) aplicada a microorganismos y patógenos alimentarios. Pocos científicos tienen esta línea de trabajo como principal. Esto me ha llevado a colaborar, en este ámbito, con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con la Organización Mundial de la Salud (OMS); con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) y con la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA)», apunta. Asesoramiento a las administraciones «Mi papel principal en este panel es aportar este conocimiento de modelización en los estudios y evaluaciones que se realizan, permitiendo generar dictámenes científicos con un menor tiempo de respuesta, y contemplando un mayor número de escenarios y situaciones de riesgos. Esto ayuda a las administraciones a anticiparse al problema antes de que este pueda darse y a prevenirlo o en su defecto a desarrollar medidas de control más efectivas», sostiene. Grupo de investigación Hibro de la Universidad de Córdoba. / CÓRDOBA «En los últimos años, he desarrollado mis investigaciones en el campo de la biodigitalización y gemelos digitales, aplicándola a patógenos alimentarios, como una manera de entender su comportamiento en los alimentos, identificar factores de riesgo y predecir la vida útil de los productos (fecha de caducidad). Actualmente, mi interés está en estudiar el microbioma alimentario y sus efectos en la seguridad y calidad microbiológica de los productos. Mediante su integración en entornos in silico (en modelos de ordenador), podemos evaluar su posible utilización como estrategia de bioconservación, frente a otros enfoques más dependientes de conservantes químicos. Asimismo, estamos trabajando en desarrollar modelos que permitan predecir la transmisión de resistencias a los antibióticos en la cadena alimentaria, aspecto de gran relevancia, dado su gran impacto sobre la salud pública global», añade Fernando Pérez. ‘Vacas locas’ Pérez recuerda que «desde las crisis alimentarias de comienzos de siglo (encefalopatía espongiforme bovina vacas locas o dioxinas), se ha avanzado de manera significativa en seguridad alimentaria en toda Europa». Este catedrático de Bromatología de la UCO recalca que los «cordobeses, andaluces, españoles y europeos podemos estar tranquilos de que los alimentos en los supermercados han sido sometidos a una evaluación exhaustiva y muy rigurosa, y basada en datos científicos, que garantizan nuestra protección adecuada frente a posibles riesgos en un mercado cada vez más global. Por ejemplo, nuevos alimentos, productos fitosanitarios, aditivos o nuevos procesos alimentarios se analizan en cuanto los posibles peligros. Si bajo las condiciones de uso previstas, pudiera existir un efecto nocivo sobre la salud de los consumidores, se derivan límites o criterios para su control, o simplemente se prohíben». Normativa En esta misma línea, Francisco Barro remarca que, respecto a los organismos modificados genéticamente y alimentos que puedan contenerlos, que afecta a la importación cultivo y comercialización dentro de la UE, existe una normativa muy clara, que cualquier empresa debe cumplir si quiere comercializar sus productos dentro del territorio comunitario. Igualmente, Blanca B. Landa defiende que los alimentos que se consumen en Córdoba y en toda la UE están sometidos a controles que "garantizan su seguridad, desde el campo hasta el plato", resultado de un trabajo conjunto entre la EFSA, estados miembros, autoridades locales y otros actores. Además, esta investigadora subraya que Europa está considerada como un referente global en seguridad alimentaria, gracias a la innovación científica, una regulación que se va adaptando a los efectos del cambio climático, plagas emergentes y globalización del comercio, así como a la cooperación internacional y a campañas educativas, dirigidas a consumidores y productores, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y un consumo más informado. Suscríbete para seguir leyendo
Ver noticia original