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Parana » AIM Digital
Fecha: 21/12/2024 00:22
Por Fundación Barbechando, especial para AIM.- Pese a no contar con un caudal de legisladores amplio, el gobierno logró con cada resultado legislativo consolidar su núcleo duro. Este año marcó un punto de inflexión para la administración de Javier Milei, que cerró el año con un balance legislativo contundente. A pesar de un contexto inicial adverso, con una oposición fragmentada y una economía que exigía decisiones urgentes, el Gobierno no solo logró superar las expectativas, sino que se fortaleció con cada sesión parlamentaria. El Congreso sancionó un total de 13 leyes —dos de ellas vetadas— y 31 tratadas internacionales, consolidando el dominio oficialista y evidenciando una gestión legislativa. Un Congreso dominado por la estrategia oficialista El oficialismo alcanzó hitos importantes, destacándose la aprobación de leyes clave para su gestión, como la ley de Bases y el paquete fiscal que marcó una de las reformas estatales más significativas de los últimos tiempos. Dentro de la ley de Bases se incluía originalmente un aumento de los derechos de exportación, un punto que generó tensiones significativas en el agro. Sin embargo, el Gobierno optó por eliminar este incremento, lo que permitió obtener el apoyo clave de los gobernadores, asegurando su aprobación y consolidando alianzas estratégicas a nivel federal que dieron como resultado la firma del Pacto de Mayo. El Gobierno demostró su habilidad para sostener la agenda mediante herramientas alternativas, lo que evidenció su capacidad de acción en un Congreso dividido. La destreza para sortear iniciativas opositoras también fue notable. Los intentos por limitar los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) fueron neutralizados con estrategias calculadas. Estas victorias consolidaron la imagen del oficialismo como una fuerza política efectiva y decidida. La oposición entre fracturas y cesiones Un factor clave en el éxito del Gobierno fue la incapacidad de la oposición para actuar de manera coordinada. Las divisiones internas entre los bloques opositores fueron explotadas con maestría por el oficialismo, que logró atraer el apoyo de sectores moderados y gobernadores aliados. Las discusiones sobre los superpoderes y los vetos ilustraron estas fracturas: mientras algunos sectores opositores intentaron articular resistencia, otros cedieron ante la presión política y las negociaciones, permitiendo que el oficialismo consolidara una alianza parlamentaria de los libertarios con el PRO y un grupo duro de radicales libertarios que le permitió consolidar sus «87 heroes» Un legado legislativo que marca precedentes El 2024 dejó un mensaje inequívoco: el gobierno de Milei transformó el Congreso en un espacio para consolidar su poder. Cada victoria legislativa reforzó su gobernabilidad y demostró su capacidad para maniobrar en un contexto político complejo y polarizado. Este año será recordado como el periodo en el que el Ejecutivo no solo alcanzó sus objetivos legislativos, sino también estableció un modelo de cómo la estrategia y la visión política pueden redefinir las reglas del juego en el Congreso. Lo que se espera para el 2025: ¿continuidad o nuevos desafíos? De cara al 2025, el panorama se presenta desafiante. Entre los proyectos que quedaron pendientes se destacan la privatización de Aerolíneas Argentinas, el proyecto de reiterancia, la reforma que permitirá que las Fuerzas Armadas puedan actuar en problemáticas de seguridad interior, el paquete sobre crimen organizado y -sobre todo- el paquete del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, que promete ser un tema central en los primeros meses del año entrante. Otro gran ejemplo resulta ser el proyecto de Biocombustibles auspiciado por la Liga de los Gobernadores. Esta propuesta tuvo en principio una propaganda considerable, pero con el correr del periodo legislativo, el debate se fue enfriando, sumado a que el gobierno presentó una nueva propuesta que promete no tener impacto fiscal. Uno de los desafíos para el próximo año es el debate en comisión y posterior aprobación del Rimi –Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones– una serie de medidas que busca potenciar el desarrollo y potencial de las pymes, proyecto dentro del cual se incluyen tres de las cuatro herramientas del Rida, un impulso para el Agro, el sector que todavía está esperando que los motores de este país se enciendan. Por otro lado, varios anuncios legislativos realizados durante el año sirvieron más para desviar la atención que para consolidarse como logros concretos. Ejemplo de ello fue la reforma electoral y el proyecto de ficha limpia que se utilizó como bandera discursiva pero que no avanzó significativamente. El 2025 deberá mostrar si estas iniciativas finalmente toman forma o si quedarán relegadas en la próxima etapa de la gestión. La relación con la oposición también será crucial. Tras un año de fracturas internas y elecciones por delante algunos sectores opositores podrían intentar reorganizarse, mientras que el oficialismo deberá consolidar las alianzas que tan efectivas resultaron este año. El manejo de estas dinámicas definirá si el Gobierno puede replicar sus éxitos legislativos o si se enfrentará a una resistencia más articulada. Conclusión: el poder como cimiento del futuro En definitiva, el 2024 no fue simplemente un año de supervivencia para el Gobierno, sino de consolidación. Milei demostró que la habilidad política puede convertir un terreno adverso en la base de un liderazgo fortalecido. El oficialismo terminó el año no solo cumpliendo con su agenda, sino también dejando un precedente que sin duda influirá en el devenir político del país. De cara al futuro, el 2025 será un test crucial para medir si esta consolidación puede sostenerse y traducirse en nuevos logros o si los desafíos pendientes representarán un obstáculo insuperable para el Gobierno.
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