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» Diario Cordoba
Fecha: 04/12/2024 16:39
Ser embajador en Caracas es situarse en el ojo del huracán político y mediático. Lo aprendió el actual jefe de misión en la capital venezolana, Ramón Santos, que protagonizó el pasado septiembre uno de los episodios más polémicos de la diplomacia española reciente. Aparecía en unas fotos junto al reconocido como ganador de las elecciones en Venezuela, Edmundo González, mientras dos duros del régimen chavista, Delcy y Jorge Rodríguez, le hacían firmar una carta de renuncia a sus derechos políticos a cambio de dejarle salir del país para refugiarse en España. Ahora, José Manuel Albares, ha decidido sustituirlo. Aquella crisis supuso para el ministro de Exteriores una auténtica tormenta política. La oposición pidió su dimisión. El nuevo embajador será Álvaro Enrique Albacete Perea, nombrado ayer por el Consejo de Ministros. Se enfrenta también a vientos en contra antes de comenzar. Varios de sus compañeros dentro de la Carrera Diplomática muestran su extrañeza por que alguien que nunca ha dirigido una embajada en el exterior sea repentinamente el encargado de una de tanto nivel y relevancia como la de Caracas. “Es una embajada muy importante, con un sueldazo y un montón de personal a tu cargo. Es un transatlántico al que la gente quiere ir, y un toro que los diplomáticos gustan de lidiar”, dice uno de los miembros de la Carrera en activo consultados y que prefiere conservar el anonimato porque Exteriores no les permite hablar con la prensa. El cambio de embajador en Caracas llega en medio del momento más delicado para Venezuela. El próximo 10 de enero, Nicolás Maduro planea ser investido presidente de nuevo, a pesar de que buena parte de los países occidentales consideran que manipuló el resultado electoral a su favor. Edmundo González, exiliado en España, también ha dicho pretender acudir a ser investido, porque se considera ganador. El Gobierno de Pedro Sánchez no ha reconocido a Edmundo González como presidente legítimo, pero sí se ha sumado a una declaración que reconoce su victoria “según los registros disponibles”. Diplomático “del PSOE” “Álvaro Albacete es del PSOE antes que diplomático. Nunca ha participado en el bombo [sistema de asignación de puestos] ni ha estado destinado en una embajada en el exterior, y ahora le nombran embajador en Venezuela”, apunta un diplomático. “Aprobó las oposiciones ya trabajando en el gabinete de Miguel Ángel Moratinos cuando era ministro. Y enseguida, mientras el resto de sus compañeros de promoción empezaban, como todos, en un puesto de nivel 26, a él le nombran director general de la Casa Sefarad-Israel”. Aunque Albacete no había sido nunca hasta ahora embajador, estuvo a punto de lograrlo el año pasado. Tenía concedido el puesto de embajador en Libia, según revelan a este diario tres de las fuentes consultadas. Pero el cambio de gobierno frenó los nombramientos. Y, finalmente, el ministro de Cultura Ernest Urtasun, también diplomático y compañero de promoción de Albacete, le nombró jefe de su gabinete. Otro de los consultados subraya también lo fulgurante de su trayectoria: “Ingresó muy mayor en la Carrera, con 43 años, en 2010. Pero al año siguiente ya fue nombrado embajador en Misión Especial para las Relaciones con la Comunidad y Organizaciones Judías, y director general de Casa Sefarad”. Cambio de embajador en plena crisis El ministro José Manuel Albares justificó este martes en Bruselas el nombramiento por la cercanía a la jubilación del actual embajador, Ramón Santos. Sin embargo, cuando el jefe de la diplomacia decidió su relevo y pidió el plácet al Gobierno de Maduro, a Santos le quedaban aún unos ocho meses para la edad de retiro habitual en los diplomáticos. Cumple 70 años en junio de 2025. Además, en algunas ocasiones, los embajadores se quedan más en su puesto, especialmente si las condiciones así lo requieren. Fue el caso del embajador en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, en plena crisis diplomática a colación del giro de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental. “Tiene sentido acelerar el cambio. Si Albares pide ya el plácet [la aquiescencia del Estado receptor], se lo puede pedir a Nicolás Maduro. Si cuando le toque jubilarse a Ramón Santos hay discrepancias sobre quién es el nuevo presidente, se puede quedar sin embajador. ¿A quién se le pide en ese caso el plácet?”, apunta uno de los diplomáticos citados. “Luego habrá que ver ante quién presenta las cartas credenciales”, el acto oficial en el que el Estado receptor da la bienvenida al nuevo jefe de misión. Comienzos con Moratinos Pero con el cambio se pierde también la experiencia acumulada por un embajador como Santos, ya conectado con el Gobierno de Maduro, y en uno de los momentos que se prevén como más convulsos, el de la investidura del 10 de enero. A cambio, el nuevo embajador es más afín ideológicamente. Comenzó su carrera como asesor parlamentario del gabinete de Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores de José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente que sigue siendo interlocutor con el régimen venezolano. Eso ha disparado las especulaciones sobre si el movimiento está destinado a poner a alguien de la cuerda que pueda lidiar con el Gobierno de Maduro. Sin embargo, fuentes que le conocen bien esa etapa recuerdan que Moratinos “heredó” a Albacete del gabinete de la ministra de Exteriores del PP Ana Palacio. Esa fuente añade que se trata de “un profesional excelente, muy equilibrado y con una buena trayectoria”. El Ministerio no ha querido responder a las preguntas concretas de este diario. “Se trata de un cambio con toda normalidad. El actual embajador tiene cerca de 70 años, le quedaban unos meses, había que hacerlo”, dijo ayer el ministro a preguntas de la prensa. “El embajador que hemos nombrado tiene una enorme experiencia, y en muy distintos escenarios. En lo bilateral y en lo multilateral, tanto en el exterior como con altos cargos en España. Nos ofrecía todas las garantías para que los intereses de España, que es lo importante, estén protegidos en Caracas”. Albacete ha desarrollado parte de su carrera como diplomático trabajando en organismos internacionales como la Unión Europea, en Bosnia/Herzegovina, y el Banco Interamericano de Desarrollo, en Argentina, Bolivia y Panamá, según su currículo oficial. Es autor de numerosos estudios y artículos sobre relaciones internacionales en periódicos y revistas especializadas, y profesor visitante en las universidades públicas de Murcia, Jaén, Alicante y Baleares, “en materias como cooperación al desarrollo, cultura de paz, democracia, diplomacia y construcción de la paz”. Y, precisamente, la paz es lo que está esquivando Venezuela desde hace muchos años. Las últimas revueltas contra lo que la oposición consideró un “tongo” electoral se saldaron con al menos dos docenas de asesinatos. Las turbulencias vuelven a llegar en unas semanas, con la investidura presidencial del próximo 10 de enero. Lo harán con un nuevo embajador ya aceptado por Venezuela.
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