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» Elterritorio
Fecha: 04/12/2024 10:41
"Debemos exigir justicia, que los responsables paguen por lo que han hecho, pero también debemos reflexionar sobre el tipo de comunidad que queremos ser", expresó el párroco de la Iglesia San Juan Bautista, en una carta abierta a la comunidad. martes 03 de diciembre de 2024 | 14:10hs. Cuatro detenidos tiene el crimen de Severiano, cometido el domingo a la madrugada. //Foto: Policía de Misiones. El homicidio de Juan Severiano Duarte, de 80 años, en Santo Pipó, generó indignación y despertó en la comunidad un irrefrenable deseo de Justicia. Es que el abuelo, conocido con el apodo de Aguará, era muy querido, lo absolutamente contrario con los sindicados autores del crimen, que poseían innumerables denuncias por robos, peleas y otros delitos. "Estamos cansados de la impunidad con la que se manejaban estos delincuentes, las denuncias estaban, las alertas estaban y siempre estaban libres a las pocas horas de ser detenidos. Era una bomba de tiempo, lamentablemente tuvo que pagar el abuelo por la inacción de las autoridades", lamentó una vecina, quien prefirió no identificarse "por miedo, está visto que son capaces de cualquier cosa". Más allá de la reacción de la comunidad, desde la parroquia San Juan Bautista pidieron "no dejar que esta tragedia pase al olvido", añadiendo que el crimen del abuelo "no es solo un acto cruel contra Aguará, es una herida para todos nosotros". Lo hicieron a través de una carta abierta a la comunidad emitida el 1 de diciembre, es decir, apenas horas después del asesinato y la detención de los cuatro sospechosos. "Hoy me dirijo a ustedes con el corazón encogido y lleno de indignación. Hemos sido testigos de una tragedia que nos sacude en lo más profundo: el brutal asesinato de Juan Severiano Duarte, popularmente conocido por todos como Aguará, un anciano de 80 años, alguien que, como todos nosotros, merecía vivir en paz y con dignidad", comienza describiendo la misiva firmada por el párroco Marcos Szyszkowski. "Aguará no era solo una persona mayor; era parte de nuestra comunidad, una vida llena de historias, recuerdos y aprendizajes. Era un ser humano que merecía respeto y cuidado, pero, en cambio, se encontró con la peor cara de la violencia y la indiferencia. Los responsables no solo le arrebataron lo poco que tenía, sino que lo torturaron, desfiguraron su rostro y lo dejaron abandonado. Pensar en lo que tuvo que vivir me rompe el alma". "Como comunidad no podemos quedarnos callados ante algo así. Esto no es solo un acto cruel contra Aguará, es una herida para todos nosotros. Su muerte nos recuerda que debemos cuidarnos unos a otros, proteger a los más vulnerables y construir juntos un entorno más humano y solidario", apuntó el párroco, reclamando en esa línea "no dejemos que esta tragedia pase al olvido". "El dolor que hoy sentimos se convertirá en acción. Debemos exigir justicia, que los responsables paguen por lo que han hecho, pero también debemos reflexionar sobre el tipo de comunidad que queremos ser", acotó. "Aguará no merece ser recordado por la violencia que sufrió, sino por la vida que tuvo y el mensaje que hoy nos deja: debemos ser mejores". "Además, los invito a que cada uno, desde el rincón de su fe y sus creencias, eleve una oración por el descanso de Aguará. Que encuentre en la eternidad la paz que le fue arrebatada aquí en la Tierra, y que su espíritu nos inspire a luchar por un mundo más justo y solidario. Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos. Mirar a nuestros mayores con respeto, cuidarnos entre todos y, sobre todo, no permitir que la violencia y el abandono se normalicen. Aguará merece justicia, pero también merece que su historia nos haga cambiar", puntualizó. Un crimen que duele Juan Severiano Duarte tenía 80 años. El domingo a la madrugada lo asesinaron en la casa en la que vivía solo, en el barrio El Pueblito de Santo Pipó. Se sabe hasta el momento que los delincuentes ingresaron para robar, y tras el crimen escaparon con una motosierra, una perforadora y un parlante. Fabricio C. (23), Juan E. (21), Ariel B. (23) y Genaro B. (15) fueron detenidos, siendo los principales sospechosos. El cuerpo de Severiano fue examinado por el médico policial, que detectó una herida cortante en la región malar y el hundimiento contuso en las órbitas oculares por la golpiza que recibió. Sobre los acusados, poseen múltiples antecedentes, incluso el menor, que las veces que fue detenido, al rato era liberado por la Justicia. "Era una bomba de tiempo", mencionan los vecinos, que piden que el crimen no quede impune y que, esta vez, las autoridades actúen. Por el crimen, los cuatro acusados permanecen alojados a disposición de la justicia. Los tres mayores de edad se encuentran en celdas de la comisaría local, mientras que el menor fue llevado al Cemoas de Puerto Rico. Justamente, al momento de dar con el menor, la Policía logró secuestrar un cuchillo que podría ser el arma utilizada para cometer el crimen, y elementos pertenecientes a la víctima.
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