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  • Más de 100 adultos se reciben del secundario todos los años en Gualeguaychú

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 01/12/2024 05:23

    El 27 de noviembre se celebró el Día de la Educación de Adultos, debido a que en 1973 se creó la primera Dirección Provincial en el país que dio respuesta a la necesidad educativa de los más grandes. A la vez, esta fecha coincide con la finalización del dictado de clases, es por esto que Ahora ElDía investigó sobre esta modalidad de educación: la cantidad de egresados por año, los motivos por los cuales las personas deciden retomar esta cuenta pendiente y los desafíos que conlleva. Ramón Carballo es supervisor de Educación de Jóvenes y Adultos de la Departamental de Escuelas de Gualeguaychú y contó que, en los últimos años, el número de adultos que egresan de la secundaria se mantuvo estable. En todo el Departamento, hay seis instituciones que funcionan bajo esta modalidad y que permiten en tres años, o menos, según cada caso, que aquellos que tienen más de 18 años puedan terminar sus estudios formales. “La oferta educativa creció y el interés va en relación a eso. Además, el Gobierno en cada una de sus gestiones ha dejado su impronta con posibilidades para que las personas que no pudieron terminar el secundario, lo hagan”, mencionó Carballo. Al respecto, detalló que en la actualidad existen tres programas operativos a través de los cuales los alumnos pueden finalizar sus estudios: uno de ellos es “Oportunidades”, que tiene la particularidad de ser virtual y contar con tutorías dos veces por semana. Sobre esta posibilidad, Carballo señaló que la deserción de este tipo de propuestas se debe en su mayoría a la barrera digital. “Fines” es otro de los programas a través del que quienes adeuden materias pueden culminar con sus estudios. Para poder rendir, los interesados reciben tutorías presenciales y luego rinden en mesa de examen. Esta modalidad comenzó en septiembre y finaliza en diciembre y funciona en las escuelas “Pablo Haedo” y “Nágera”. Finalmente, está la posibilidad de cursar el secundario completo de forma presencial en el término de tres años, o menos, según cada caso particular, en las Escuelas Secundarias de Jóvenes y Adultos (ESJA). En cada institución, son seis, cada año se reciben entre 15 y 20 personas, lo que se traduce en más de 100 adultos que finalizan su educación. La franja etaria más predominantes es la de los 30 a 50 años y los factores que influyen en la decisión de finalizar sus estudios son dos: uno es el laboral, ya que la mayoría de los puestos de trabajo exigen un título; y la otra es el personal, que constituye una cuenta pendiente. La importancia de los compañeros y el apoyo de los profesores En la Escuela Secundaria N° 26 anexo ESJA “Gualeyán” este año se recibirán 15 estudiantes que debieron sortear varios desafíos en el camino, entre ellos: laborales y familiares. El coordinador de la institución David Bernigaud y la preceptora María José Galante explicaron que, antes de la pandemia, algunos alumnos concurrían a clases con sus hijos cuando no tenían con quién dejarlos, pero que posteriormente se tomó la decisión de no permitirlo más porque los menores no tenían ningún tipo de seguro. Esto aumentó el nivel de deserción. A su vez, ambos resaltaron que la crisis económica de este año también fue un elemento que perjudicó la asistencia a clases de algunos adultos, ya que ante la necesidad de trabajar y la incompatibilidad horaria, les resultó insostenible a pesar de la contención y acompañamiento que hace el cuerpo directivo y los docentes. Por otra parte, mencionaron “el gris” que hay en torno a los jóvenes que están pasados de edad para la cursada de la educación obligatoria: “Este año quisieron anotarse chicos de 16 y 17 años que todavía están en primero o segundo de secundaria, por lo que están pasados de edad, y no podemos aceptarlos, salvo excepciones muy específicas autorizadas como puede ser una futura mamá o un chico que tiene que trabajar. Para ellos, está el turno vespertino, pero tiene la misma duración de cursada que el secundario normal y no quieren hacerlo bajo esa modalidad”, manifestaron. Sebastián López, Juan Pedro Kuhn, Yanina y Sabrina Giménez son cuatro de los 15 alumnos que este año terminarán sus estudios. El camino que los llevó a la recta final no fue fácil, pero con ayuda de sus compañeros y profesores, lo lograron. “En el 2014 fue la última vez que estuve en la secundaria, hice un ESJA en la Escuela ‘Gervasio Méndez’, aprobé el primer año y después vine acá, a la ‘Gualeyán’ por una cuestión de cercanía. Los horarios de mi trabajo no me permitían estudiar, así que tuve que renunciar y conseguir otro. Para mí siempre fue importante terminar el secundario, me lo debía, entonces tenía que hacerlo. En Gualeguaychú sólo tengo a mi hermana que me ayudó mucho, y si no fuera por mis compañeros, el año pasado hubiera dejado”, contó Sebastián. Por su parte, Juan Pedro tiene 44 años y hace 20 que había dejado de intentar recibirse. Sin embargo, luego de una charla con una amiga, ambos decidieron saldar esa cuenta pendiente. “Hace tres años, estábamos tomando mates y dijimos de terminar el secundario. Cuando me preguntaron hasta dónde había llegado con mis estudios, me daba para comenzar en segundo o tercero. Asimismo, los profesores me aconsejaron arrancar de cero, que el tiempo se pasaba rápido y que había materias que iba a tener que dar libres y se me podía complicar. Así que empecé y hoy no puedo creer que esté terminando. Finalizar el secundario era un objetivo que tenía, solo para mí. Tengo que resaltar cómo son los profesores, muy humanos y siempre le buscan la vuelta a todo, así como también el compañerismo que tenemos entre nosotros. Mi objetivo era terminar el secundario, si de acá sacaba un amigo era un golazo y lo logré”, relató sobre su experiencia Juan Pedro. El caso de Yanina y Sabrina es muy particular, ya que ambas son hermanas y se plantearon juntas este desafío. Sobre cómo fue el proceso, Yanina expresó que “había empezado varias veces y por cuestiones de trabajo y por no tener con quien dejar a mis hijos, arrancaba en el inicio del año y a la mitad tenía que dejar. Hace nueve años tengo una nueva pareja y hace tres que me incentivó a terminar. A los largo de todo este camino, tuve varias faltas por situaciones familiares y el grupo me ayudó mucho, al igual que los profesores que me dieron una gran mano para seguir. A mí siempre me interesó estudiar, pero no pude hacerlo antes. Sin embargo, ahora se dio y pude. Estoy contenta de terminar, pero también ansiosa, aunque son sentimientos encontrados, porque también me siento un poco triste porque tengo que dejar a mis compañeros. Fue muy lindo compartir con ellos, me cambió mucho la forma de ser, de pensar. Antes era muy introvertida, pero con el incentivo de los profesores, ahora puedo expresarme con más facilidad”. Una experiencia similar, tuvo su hermana, Sabrina: “A mí me costó mucho. El año pasado quedé libre por situaciones familiares: soy madre soltera de cuatro chicos. Tuve que rendir todo libre y gracias a mis compañeros y los profesores, lo pude hacer. Durante mucho tiempo quise esto, pero tuve parejas que no me dejaban hacer nada porque decían que venía a la escuela para estar con otra persona. Cuando me quedé sola con mis hijos, me dije que iba a hacer algo por mí y que mis hijos también lo vieran posible. Es muy importante tener un estudio. Estoy contenta, voy a lograr lo que me propuse para mí, pero a la vez me da nostalgia. Lo logré gracias a mis profesores, a mis compañeros y a mi hermana, con quien voy a egresar”. Además, como si ya no fuera suficiente lograr un objetivo personal, los estudiantes del ESJA Nº 26 egresan con conocimientos en Turismo por la orientación que tiene la institución y que les permitió ver a su ciudad con otros ojos. “Trabajé en una cabaña en el Camino de la Costa y me di cuenta que había aprendido mucho sobre la ciudad: por ejemplo, pude indicarles y recomendarles a los visitantes nuestros museos, al igual que los monumentos y las estatuas. Ahora sé por qué el caballo de San Martín de la plaza tiene las dos patas delanteras levantadas. Me cambió la perspectiva que tenía de Gualeguaychú, de los espacios por los que pasé mil veces y que, antes, no les prestaba atención”, finalizó Sebastián.

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