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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/12/2024 03:21
El martes 26 de noviembre fue detenido el camionero Héctor Romero, la última persona que dijo haber visto a María Cash Parecía que la desaparición de María Cash, ocurrida el 8 de julio de 2011 cuando viajaba por el norte del país iba camino a ser una más de las tantas causas de sospechosa ausencia repentina, en especial de mujeres, que vienen ocurriendo cada día con más frecuencia en la historia criminal argentina. Sin embargo, la sorprendente noticia de la detención ocurrida en Salta a través de efectivos de Gendarmería Nacional el martes 26 de noviembre del camionero Héctor Romero volvió a conmocionar al país. En primera instancia, hace trece años el hombre declaró como testigo principal en el expediente que la trasladó cuando hacía dedo en plena ruta 34 a la altura de General Güemes en Salta. Y detalló además que la alcanzó hasta el paraje Las Palomitas, para luego continuar su viaje. Hasta acá abundaron mentiras, variedad de teorías, especulaciones, carencia de pruebas, intentos de cobros de recompensas, y sobre todo el paso del tiempo que en causas penales resulta letal para la investigación. Pero la jueza federal de Garantías N°2 de Salta, Mariela Giménez ahora lo procesó y ordenó que fuera preso acusado por el delito de homicidio calificado por alevosía. Al otro día de su detención, Romero primero se negó a declarar ante la magistrada, la secretaría penal, Jacqueline Murga, el fiscal general Eduardo Villalba, la auxiliar fiscal Florencia Altamirano, con la presencia de su abogado defensor, Fernando Díaz. Pero luego de que le detallaran las acusaciones que pesaban sobre él, hubo un parate, un cuarto intermedio, y por indicación de su letrado rompió el silencio y respondió varias preguntas de todos, pero se declaró inocente. A propósito, luego de la palabra de Romero, el fiscal Villalba salió a aclarar y dijo lo suyo ante las cámaras que lo rodeaban y fue demasiado contundente: “De la investigación surge que Romero le quitó la vida a María Cash e hizo desaparecer el cuerpo. No es que la causa se reactivó, nunca dejó de investigarse. Va a quedar detenido. El Ministerio Público Fiscal va a solicitar rastrillaje sobre zonas particulares. En una hipótesis inicial se podría decir que actuó solo, pero llama la atención el silencio de su entorno”, detalló sin vueltas. El camionero Héctor Romero confundió los sitios donde trasladó a María Cash ¿Qué sucedió para que la justicia tomara semejante decisión? Principalmente el análisis profundo de la sucesión de los testimonios del camionero que se fueron modificando uno tras otro. Al principio, en julio de 2011, sostuvo que la notó relajada durante el trayecto, pero en otra oportunidad aclaró que la percibió confundida y angustiada. Además, confundió los sitios donde la trasladó. En primer lugar habló de que la llevó hasta una propiedad llamada El Estanque en la propia ruta 34. Pero la siguiente vez mencionó el paraje Palomitas. Hasta que ya en 2019 aseguró que la dejó en la gruta de la Difunta Correa. Luego agregó que siguió manejando hasta Joaquín V. González, donde dejó mercadería en un supermercado. Aquí tampoco coinciden los horarios declarados por Romero cuando dejó el lugar con los informados por los empleados del comercio. Por eso se realizan rastrillajes en la zona, ya que se sospecha que cerca de allí podría haberse desprendido del cuerpo. Además quieren saber si pudo haber actuado solo, y si la causa podría relacionarse con la trata de personas. Para la justicia todas estas contradicciones e inexactitudes resultaron más que llamativas. A propósito de su parada frente a la Difunta Correa, de acuerdo con los investigadores tampoco coinciden los tiempos que describió el camionero. Además, muy cerca de ese punto funciona hasta hoy una gomería de la familia Crespín, que también tiene venta de productos alimenticios y es usual que tanto vecinos como turistas y choferes se detengan allí. Su dueño declaró que nunca observó transitar a María por su puesto de trabajo pese a que era camino obligatorio pasar frente a su negocio. Aportó también que si hubiese transitado por allí sus perros hubieran ladrado, costumbre habitual de los animales, algo que jamás pasó. Tampoco coincidieron los recorridos ni los tiempos obtenidos de su teléfono celular en especial del trayecto desde General Güemes hasta Joaquín V. González, con los horarios y ubicaciones manifestadas por él. El fiscal Villalba fundamentó sus sospechas en las contradicciones de Romero y su carencia de precisión cuando se lo indagaba. Para colmo en la semana previa a su detención se conoció el testimonio como testigo en el expediente de David, su hermano, que manifestó: ‘si mi hermano se mandó una macana que se haga cargo’. “De la investigación surge que Romero le quitó la vida a María Cash e hizo desaparecer el cuerpo. No es que la causa se reactivó, nunca dejó de investigarse", dijo el fiscal general Eduardo Villalba La diseñadora de indumentaria María Cash había partido el 4 de julio de 2011 rumbo a Jujuy en ómnibus desde la terminal con la sencilla intención de comercializar su propia ropa. Lo que no se logró establecer fue por qué cuando llegó a Tucumán, tomó otro micro para dirigirse a Rosario de la Frontera en Salta. Al otro día llegó a hablar por teléfono con su familia y les dijo que se había quedado sin plata. Luego de arribar a Salta se subió a otro ómnibus camino a Santiago del Estero. De ahí fue a Jujuy con un pasaje que le compró su amigo Juan Pablo Dumon, al que pensaba visitar. Allí sucedió algo extraño. Se dirigió a un taller, se comunicó con Dumon, iba a ir a su casa en un remise, pero fue en taxi hasta la Ruta 34, cerca del pueblo Pampa Blanca, retornando finalmente a Salta. Pero en el camino extravió un bolso con documentación. Todos estos trayectos realizados por ella pudieron reconstruirse en la causa en base a testimonios recogidos en lo que se denomina trabajo de campo. Lo que siempre desconcertó a los investigadores fue el motivo por el que realizó tantos cambios en su recorrido. La última imagen obtenida de María Cash fue el 8 de julio de 2011 donde se la pueda ver caminando en las inmediaciones del ex peaje Aunor de la ciudad de Salta, calificada como “zona cero” en la investigación. Lo curioso es que ese día su familia recibió un mail de ella en el que pedía un teléfono de la hermana de una amiga que residía en esa provincia. También se dijo que en la madrugada del día anterior trabajadores del hospital San Bernardo, muy cercano a dicha zona cero, la vieron cuando se presentó para que la atendiera un médico, pero que luego cuando la llamaron para atenderla ya se había retirado. A las 2 de la tarde de ese 8 de julio queda registrada su imagen en las cámaras del peaje, donde sube a la camioneta de la familia Causarano, quienes la notaron como perdida y la alcanzaron hasta la Rotonda de Güemes, donde volvió a hacer dedo hasta toparse con el camionero Héctor Romero, hoy el principal sospechoso de su desaparición. Desde entonces aparecieron varias pistas falsas que fueron finalmente dejadas de lado, como la de un neumonólogo que se desempeñaba en el Hospital San Roque de San Salvador de Jujuy que precisó que la joven fue a su consultorio privado justo el 8 de julio, día de su desaparición, entre las 19 y las 19.30 horas. Declaración que Máximo, hermano de María, consideró como mendaz y los investigadores también terminaron descartando finalmente. Federico Cash murió en un accidente en la ruta provincial 152 buscando a su hija Desde el primer día, su padre, Federico Cash encabezó su propia búsqueda para encontrarla con vida, más allá de lo que investigara la justicia. Y en su desesperado afán de hallarla se topó con la muerte a los 70 años. Sucedió el 28 de abril de 2014 cuando a las 17.30 horas se trasladaba en su Peugeot 207 y chocó contra un Renault Clio en la ruta provincial 152, a la altura del kilómetro 183, a dos kilómetros de Puelches, provincia de La Pampa. El matrimonio que viajaba en el Clio fue rescatado con heridas leves, pero Cash murió en el acto. Su único objetivo era encontrar a su hija, solo vivía para eso. El 21 de marzo había pasado por Salta como tantas veces, no solo para ponerse al tanto de la causa, sino para impulsar la investigación a la que calificaba de descoordinada y lenta. Y además, para participar de la tradicional marcha de los viernes de la Comisión de Familiares contra la Impunidad, en la plaza 9 de Julio donde se hacía presente cada vez que podía. Fue su último reclamo de justicia que aún, trece años después, continúa insatisfecho.
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