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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/12/2024 02:30
El papa Francisco asiste a una rueda de prensa a bordo del avión papal en su vuelo de regreso tras visitar Mongolia, el 4 de septiembre de 2023. Ciro Fusco/Pool vía REUTERS ¿El Papa? Argentino. A mediados de semana, Francisco renovó su pasaporte argentino. Fuentes diplomáticas ante el Vaticano señalaron que el Papa esperó un largo rato sentado en la silla de ruedas en la que se traslada de a ratos mientras personal del consulado en Roma le tomaba digitalmente las huellas y le hacían la foto de rigor, en un amplio salón de la planta baja de Santa Marta. Hay quienes especularon con que ese trámite podía ser leído como una señal papal en línea con su deseo de volar próximamente a la Argentina, como él mismo expresó en reiteradas oportunidades el último año y medio. Pero lo cierto es que Francisco renovó su pasaporte -también tiene el otro, el diplomático, como jefe del Estado Vaticano- porque se había vencido el anterior. Un dirigente argentino que viajó hace poco a entrevistarse con el Papa lo vio muy lúcido y algo molesto por la dolencia en una de sus rodillas, y se volvió al país con la sensación de que el regreso de Francisco deberá esperar por un tiempo más. Las hipótesis en torno a por qué el Papa no empezó a organizar aún la tan ansiada vuelta al país son muchas y variadas. Pero hay una que comenzó a sonar con más fuerza en los últimos meses, y es que la relación entre Roma y Buenos Aires no atraviesa su mejor momento, más allá del esfuerzo de algunos funcionarios -pocos, ciertamente- por disimular esa tensión acumulada entre el Gobierno y el Vaticano. No hay demasiados puntos en común. Francisco tiene una mirada crítica sobre el programa económico de Milei, y hay posturas completamente opuestas en torno a la denominada “agenda woke” o el conflicto en Medio Oriente. Las divergencias son indisimulables. Quedaron expuestas, por ejemplo, esta semana, después de que el Presidente definiera que la comitiva argentina que participaría de la audiencia que tuvo lugar el pasado lunes en el Vaticano, por los 40 años de la firma del Tratado de Paz con Chile, sería meramente protocolar. Milei definió hacerle un desplante al Papa y ordenarle a su canciller Gerardo Werthein que no viajara a Roma para esa celebración por el cruce que tuvo con Gabriel Boric en el G20 de Río de Janeiro que, según testigos, fue más grave de lo que trascendió. Ese faltazo cayó pésimo en la Santa Sede. Fue la evidencia más notable de que las relaciones no están bien. Pero hubo en estos días más señales de los desencuentros entre el Vaticano y el Gobierno. La Argentina no envió, por caso, a ningún representante diplomático al evento que se celebró en una galería del centro romano a mediados de semana para la presentación de La Crucifixión Blanca, la obra célebre del pintor bielorruso Marc Chagall que será exhibida en la capital italiana hasta fines de enero con motivo del Jubileo 2025. Presentada por el alcalde romano y por monseñor Salvatore “Rino” Fisichella, el encargado del jubileo por el Vaticano, La Crucifixión Blanca, pintada en 1938 y resguardada en Chicago -se expone por primera vez en Roma-, representa la persecución y el sufrimiento del pueblo judío, y tiene para el Vaticano un valor especial: es el cuadro preferido de Francisco. Otro faltazo, en Buenos Aires. Luis “Toto” Caputo ya había resuelto que no iría a la fiesta de casamiento de Horacio Rodríguez Larreta que se celebró este sábado, con más de 300 invitados, en un muy coqueto hotel de Cardales, en el Gran Buenos Aires. Cuando el ex jefe de Gobierno lo llamó para invitarlo, el ministro se disculpó, y le dijo, como anticipó este medio en esta sección, que no asistiría porque su presencia podía tener consecuencias negativas en la militancia libertaria, y algún ruido en el vínculo con Javier Milei. Javier Milei y Luis "Toto" Caputo “Toto” analizó la situación y concluyó en que podía llegar a quedar expuesto en una mega fiesta de casamiento, plagada de dirigentes políticos y curiosos y de decenas de teléfonos celulares que podrían haberlo retratado de juerga con uno de los sectores de “la casta” que Milei más detesta. Seguro, habrá creído el funcionario, que el novio lo entendería. Le adelantó, además, que el miércoles 27 sí estaría en la ceremonia civil, en el registro de la calle Uruguay, en Tribunales, una celebración mucho más sobria y reservada solo para los más íntimos. Pero Rodríguez Larreta no tuvo mejor idea que publicar 24 horas antes una durísima carta pública contra el Presidente y un informe de su fundación, Movimiento Al Desarrollo, con un desglosado de los insultos y agravios que utilizó el mandatario en este primer año de gestión. Un problemón para Caputo, que tuvo que volver a disculparse con el novio y su pareja, Milagros Maylin. “Volvió a decirle que no iba, por la carta al Presidente. Ni al civil fue el garca”, explicó una amiga de los cónyuges. Curiosa decisión la del funcionario que, es cierto, está más fanático que nunca con “las fuerzas del cielo” y que se convirtió en uno de los preferidos del Presidente -suele referirse a él, muy exageradamente, como “el mejor ministro de Economía de la historia”-, pero que, hasta incorporarse a este gabinete, arrastraba una amistad de décadas con Rodríguez Larreta. Es, o era, tan íntima la relación que el ex jefe de la Ciudad ha llegado por ejemplo a instalarse varias veces con su familia en la casona del ex ministro macrista en Cumelén, el exclusivo country de Villa La Angostura, que tendrá, tras este primer año de gestión libertario, a un buen número de funcionarios del gobierno. “El simpático” Ordoñez. Ya que hablamos sobre funcionarios del gobierno, la lista de renuncias o despidos en este primer año de gestión suma 90 casilleros, según el seguimiento minucioso realizado por el politólogo Pablo Javier Salinas. Una de las últimas salidas fue la de Yanina Nano Lembo, la ex secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Capital Humano que ya había tenido que reemplazar a Pablo de la Torre en una silla tan caliente como el último café que se preparó la ex funcionaria en la cafetera de $2 millones que mandó a comprar con fondos públicos. El lugar de Nano Lembo, eyectada a principios de mes, lo ocupó Juan Bautista Ordoñez, que trabajó en Aerolíneas Argentinas y que tuvo un paso por la actividad privada, con brillo como ex CEO de Codere, una de las principales empresas de apuestas, un currículum que fue recordado en estos días tras la media sanción de la Ley de Ludopatía de Diputados, sostenida por un grupo de diputados a pesar de las presiones de la industria y el rechazo, para nada sorpresivo, del Gobierno. Lo que sí sorprendió puertas adentro de Capital Humano fueron en estas semanas algunos gestos por parte de Ordoñez que llamaron la atención. Tomar mate, por ejemplo, no está bien visto. Tampoco utilizar algún tipo de vestimenta que no es del agrado de la plana mayor de esa Secretaría -hay versiones internas que dan cuenta de algún tipo de obsesión con el color naranja-. Pero el episodio más llamativo fue tal vez el que se dio en las primeras horas del desembarco del nuevo secretario, que pidió un cambio en la consigna policial en la entrada de su oficina porque cuando llegó en sus primeros días el oficial asignado a ese puesto no lo habría saludado como él esperaba. Puertas adentro, ya se habla cada vez más de “la simpatía” del funcionario. En forma irónica, claro está. Milei, por Axel Kicillof. El que no es para nada irónico es el gobernador bonaerense, que no rescata nada de este primer año de gestión presidencial. Cuando asumió por segunda vez al frente del gobierno provincial, Kicillof había empezado a ejecutar una estrategia muy interesante que tuvo como objetivo apuntalarlo públicamente como el principal gobernador opositor a Milei, el puntapié inicial de lo que el ex ministro y sus asesores comenzaron además a promocionar como su plan nacional con vistas al 2027. Pero al poco tiempo, por viejas rencillas internas, por una serie de desinteligencias y por la decisión de independizarse de su conducción, es decir de Cristina Kirchner, Kicillof quedó envuelto en una interna que tuvo momentos recientes de extremísima tensión y que, según trasciende, se habrían presentado en estas semanas algunas escenas de una tímida distención, indudablemente insuficiente por ahora para frenar la guerra fría entre La Cámpora y el gobernador. Hay, en ese sentido, algunos interlocutores interesados en acercar posiciones. ¿Sergio Massa es uno de ellos? El presidente Javier Milei, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, junto al intendente Federico Susbielles, Luis Petri y Pacia Bullrich Lo cierto es que Kicillof quiere volver a su estrategia inicial de confrontación directa con Milei, muy cómodo, está a la vista, en la disputa pública con Cristina Kirchner, que aceptó el desafío de competir públicamente con el jefe de Estado hasta en el lenguaje empleado por la ex presidenta en estos últimos tiempos, muchísimo más llano y vulgar que en sus ya archivadas clases magistrales. Este martes, la ex mandataria asumirá formalmente, a última hora de la tarde, al frente del PJ nacional. Pero en simltáneo, el gobernador prepara para el próximo lunes 9 un acto en el corazón de San Martín, en la primera sección electoral, en los pagos de Gabriel Katopodis, uno de los ex intendentes que integra su círculo más cercano, cuya convocatoria es algo así como un repaso del primer año de Milei. Una puesta en escena que, según confiaron fuentes platenses, Kicillof compartiría con representantes de algunos de los sectores perjudicados por el programa económico libertario. Esos que “no la ven”.
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