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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 29/11/2024 11:22
En una mañana gris y húmeda, ni la lluvia ni el barro pudieron frenar el ímpetu de casi 400 voluntarios de TECHO, que se desplazaron desde 11 provincias para participar en el proyecto de construcción más ambicioso de la organización. En los barrios 27 de Noviembre, La Roca y José Hernández, se levantan viviendas habitacionales que no solo ofrecen techo y abrigo, sino una oportunidad de cambio para 130 familias que vivían en condiciones de extrema pobreza y hasta indigencia. Camila Zanoni, parte del equipo institucional de TECHO a nivel nacional, describió a nuestro medio Despertar Entrerriano, presente en la jornada, el trabajo que realizaban: “Estamos construyendo desde temprano, sorteando lluvias y calor, porque sabemos lo que significa esto para las familias. Es mucho más que una casa: es dignidad, es futuro.” La planificación comenzó en febrero, con relevamientos que revelaron una cruda realidad: más del 80% de las viviendas en estas zonas estaban hechas de materiales como cartón, muchas de ellas asentadas directamente sobre el barro. La tarea no era sencilla, entre TECHO, el gobierno provincial, el municipio y el Instituto de Tierras y Viviendas (InVyTAM) hizo posible que muchas familias puedan tener un nuevo hogar. La construcción, explicó un voluntario que vino de otra provincia, se realiza en etapas: “primero se preparan los pilotes que elevan las viviendas, evitando que la humedad las dañe. Luego, se ensamblan los paneles que conforman las paredes, para finalmente colocar el techo aislante y el módulo sanitario, equipado con baño y cocina”. Cada paso es una lucha contra el reloj y las inclemencias del clima. Pero a pesar del cansancio, el ánimo no decae. “Construir no es fácil, pero el esfuerzo vale la pena cuando vemos las sonrisas de las familias al entrar a sus casas por primera vez”, agregó Zanoni. Para Flavia, madre y beneficiaria del proyecto, este momento marca un antes y un después. Hace solo unos meses vivía en el barrio José Hernández, en un terreno completamente desastroso y sin servicios básicos. “Vivíamos entre el barro, sin un lugar seguro. Hoy mis hijos tienen su casita y puedo ver la felicidad en sus ojos, no podía creer que hasta calefón vamos a tener. No tengo palabras para agradecer todo lo que hicieron por nosotros”, compartió mientras observaba cómo los voluntarios terminaban de colocar las chapas de su nuevo techo. El impacto de estas viviendas no se limita a lo habitacional. Según Manuela Pelizzari, Directora del área comunitaria del InVyTAM, este tipo de proyectos tienen un efecto transformador en la salud y la calidad de vida de las familias: “Cuando relevamos las zonas, encontramos niños con enfermedades respiratorias crónicas por la humedad y adultos mayores viviendo en condiciones insalubres. Estas viviendas no solo ofrecen refugio, sino que mejoran el bienestar general.” El instituto tuvo un rol clave en la selección de las familias, priorizando aquellos hogares con mayor nivel de precariedad, integrados por niños, personas con discapacidades o enfermedades graves. El trabajo comunitario también ha sido esencial. Desde los primeros días, los vecinos se organizaron para colaborar con los voluntarios. Cocinaron juntos, trasladaron materiales y compartieron historias. “La conexión que se genera es indescriptible. No solo construimos casas, construimos comunidad”, agregó Zanoni. TECHO también aprovechó la ocasión para invitar a más personas a sumarse: “No hace falta experiencia, solo ganas de ayudar. Los que quieran pueden acercarse este fin de semana a los barrios y ser parte de este cambio”, concluyó. La meta es clara: completar 130 viviendas en total. El desafío es enorme, pero la motivación de los voluntarios, sumada a la gratitud de las familias, hace que todo parezca posible. Mientras tanto, en Concordia, las nuevas viviendas comienzan a brillar como faros de esperanza en medio de un paisaje que, por años, parecía olvidado. Con cada martillazo, cada panel colocado y cada sonrisa compartida, queda claro que este no es solo un proyecto de construcción: es un acto de amor colectivo. Es la prueba de que, con esfuerzo compartido, es posible transformar vidas, incluso en los lugares más postergados. Fuente: Despertar Entrerriano
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