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» Diario Cordoba
Fecha: 28/11/2024 14:43
No hace falta esperar a que el 4 de diciembre enciendan el alumbrado de la calle Cruz Conde, que este año anuncian con una prometedora expectativa de lluvia de estrellas, ni aguardar el chorreo de esas trescientas cincuenta actividades que irán animando las fiestas, para que el cuerpo y el ánimo se nos pongan ya en modo Navidad, que cada vez llega antes. Bueno, en realidad llegará mañana y, como siempre ocurre desde que siguiendo el modelo anglosajón convertimos esos días en un reclamo comercial, lo hará con el tan cacareado Black Friday, aperitivo consumista de todo lo que se nos viene encima. En esto del Viernes Negro –que suena a película de terror más que a paraíso de las compras prenavideñas- sucede como en cualquier otra feria, que cada uno la cuenta según le va en ella. Las grandes superficies y cadenas de franquicias están encantadas con estas rebajas que se anticipan a las de enero -aunque ya todo el año es carnaval, que diría Larra, desde que en 2012 cambiaron la normativa y se liberalizó la cosa-. Los descuentos en fechas tan dadas al gasto les van de perlas, de ahí que los publiciten de mil maneras y los prolonguen todo lo que haga falta, hasta convertir el viernes en un mes entero si se tercia. Y no digamos ya a las plataformas especializadas en ventas ‘on line’, las preferidas por los jóvenes, que son las que, en vísperas de diciembre, rentabilizan mejor el señuelo de estas ofertas de pretemporada con promociones irresistibles para los que hacen del universo digital su segundo hogar. Pero, si se le pregunta al pequeño comercio, todo se convierte en llanto y crujir de dientes. Porque ni disponen de la capacidad para bajar el precio de las mercancías y que les quede un margen de ganancia tras las horas y sueldos extras, ni les interesa reventar con este adelanto la verdadera campaña navideña, en la que ponen todas sus esperanzas. Bueno, en ella y en que por fin se asiente el frío después de un otoño tan subido de grados que se ha prestado más a adquirir bañadores que prendas de abrigo. Con lo que sí se sienten más cómodas las tiendas de cercanía es con los eventos que convierten los barrios en una fiesta con muchos atractivos, algo que alegra a los vecinos y los estimula a rascarse el bolsillo. Mañana, aprovechando el tirón del Black Friday, se celebrará el ‘Santa Rosa Day’, que incluirá talleres artesanales, música, cuentacuentos y otras diversiones parecidas a las de la ‘Shopping garden’ -si no lo pones en inglés no eres nadie- que organizó la semana pasada el centro comercial abierto de Ciudad Jardín. Y a las que se desarrollarán en La Viñuela por Navidad, una cita ya clásica. Estas iniciativas, que van más allá de lo meramente mercantil para convertirse en aglutinadores sociales, hacen de los negocios de proximidad agentes de movilización ciudadana en unas fechas proclives a pensar que todo el mundo es bueno. Y está bien que así sea, pero sin olvidar que entre ternurismo, abrazos rotos y compras desatadas hay que reservar un pensamiento, y a ser posible acompañarlo de un gesto solidario, hacia los más necesitados. Los cordobeses, con una generosidad más que demostrada, ya lo hicieron el fin de semana anterior volcándose con el Banco de Alimentos; pero son muchas las personas que sufren privaciones, para las que todos los días de la semana son oscuros como un túnel sin salida. Haríamos justicia al espíritu navideño si nos acordamos de esas familias a las que el Black Friday les queda muy lejos, aunque luego nos dejemos arrastrar por la fiebre consumista, que es lo que toca.
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