28/11/2024 16:56
28/11/2024 16:55
28/11/2024 16:55
28/11/2024 16:55
28/11/2024 16:54
28/11/2024 16:54
28/11/2024 16:54
28/11/2024 16:54
28/11/2024 16:54
28/11/2024 16:53
» Rafaela Noticias
Fecha: 28/11/2024 07:23
Marengo investiga las causas del colapso de su depósito: 50 mil cajas de productos a la intemperie y cuantiosas pérdidas El 8 de febrero de 2016 el sector Noroeste del Parque de Actividades Económicas fue golpeado por ráfagas huracanadas y lo que algunos definieron como una "cola de tornado" que arrasó con una franja de terreno en plena madrugada. Unas veinte empresas radicadas en el PAER sufrieron el terrible embate de la tormenta: dos galpones colapsaron totalmente, en tanto que otros sufrieron importantes daños con desprendimientos parciales de los techos y paredes. La tormenta que asoló Rafaela en la madrugada de este lunes 25 fue mucho menor en magnitud. Produjo destrucción en el arbolado y destrozos en viviendas particulares principalmente, donde colapsaron algunas casas construidas en materiales prefabricados. En los casos de las viviendas afectadas, se trata de casas hechas con esfuerzo propio de las familias. Sin embargo, también se produjo el derrumbe casi total de la estructura de un gran galpón ubicado justamente a menos de 500 metros de la franja que azotara el temporal del 2016. La empresa afectada en esta ocasión fue Marengo, la fabricante local de golosinas. El galpón era alquilado para su utilización como depósito. Más de 50 mil cajas con producción de Marengo quedaron bajo el tinglado desplomado, y sometidas a los efectos de la intemperie, en medio de un temporal de lluvia que precipitó más de cien milímetros en esa madrugada. El galpón colapsado. Las pérdidas para Marengo son millonarias: cerca de un 20% de los productos almacenados se contabilizan como mercaderías irrecuperables. No escapa a nadie que las ventas de las empresas alimenticias están en un piso histórico, debido a la caída del poder adquitivo de la población. Y que este verdadero mazazo que golpea a la empresa rafaelina se da en vísperas del mes de diciembre, donde Marengo tiene expectativas de mantener su presencia en un mercado donde claramente hay actores dominantes que tienen otro tipo de "espaldas" para afrontar las contingencias de la economía nacional. En ese contexto, la empresa inició un proceso de investigación para que se determinen las causas que provocaron el colapso del galpón y las pérdidas que sufrió, en un espacio que es alquilado a terceros. Al lado mismo de galpón colapsado hay otro idéntico, que resultó indemne. ¿Por qué uno se desarmó como castillo de naipes y el otro no tuvo daños? Será una de las preguntas que los peritos deberán contestar. Pero más allá de ese tema que deberá dirimirse entre privados en cuanto a responsabilidades, conviene hacer algunas preguntas: ¿cómo se construyen los galpones que albergan actividad económica de envergadura en la ciudad? ¿Qué lecciones no se aprendieron del temporal del 2016 como para que unas ráfagas de viento de magnitud, pero indudablemente menos violentas que las de 2016 e incluso que las del 1º de enero de 2017 (cuando cayó el mástil mayor de la ciudad, frente a la Jefatura) hayan dejado que otra la tragedia se paseara cerca del área industrial de la ciudad? Los dos fenómenos tuvieron algo en común: fueron a la madrugada, cuando no había personal trabajando. Otra sería la historia si además de pérdidas materiales hubieran sucedido consecuencias personales. Allí está el ejemplo de lo sucedido en diciembre del 2023 en Bahía Blanca, donde el colapso de una estructura de un gimnasio que se desplomó durante una actividad pública provocó la muerte de 13 personas. Lo que dicen las normas RAFAELA NOTICIAS indagó sobre cuáles son los requisitos principales en torno a estas construcciones. Hay ordenanzas y leyes nacionales que regulan la construcción de los galpones destinados a infraestructura industrial o comercial. Antes de ejecutar una obra, el proyecto y dirección de la misma tiene que quedar registrado en el municipio, con planos y memoria de cálculo que tienen que ser revisados por la autoridad competente. Esto porque deben respetarse las normativas fijadas en Código Urbano y el reglamento de construcción. No obstante, lo principal es que se deben cumplir con las reglamentaciones nacionales, conocidas como "normas CIRSOC". El CIRSOC es el Centro de Investigación de los Reglamentos Nacionales de Seguridad para las Obras Civiles. Este organismo elabora, actualiza y difunde los reglamentos de seguridad estructural para la construcción de obras civiles en Argentina. El CIRSOC es resultado de la colaboración entre el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES). El objetivo del CIRSOC es evitar pérdidas humanas, asegurando que las construcciones no colapsen ante eventos naturales. Vientos de 140 km/h Existe toda una reglamentación técnica muy profunda que debe aplicarse a los cálculos estructurales de los edificios. Se tiene en cuenta como elemento básico la velocidad del viento, pero también datos climáticos, topográficos y de otra índole relacionados con la ubicación del lugar donde se levante la estructura. No es lo mismo levantar un galpón en Rafaela que en la Patagonia, donde los vientos predominantes son esencialmente distintos; no es lo mismo hacerlo en la montaña que al lado del mar; varían sustancialmente las condiciones imperantes y también las exigencias constructivas. En el caso de Rafaela, en la base de los cálculos para cualquier estructura se deben considerar velocidades de vientos del orden de los 140 km/h. Se estima que la recurrencia de un fenómeno semejante es de una vez cada 50 años. Para comparar: la ráfaga que derribó el mástil de la Jefatura (con el arbolado navideño como lastre) fue de unos 108 km/h. Que se tenga memoria, no hubo un temporal en Rafaela con ráfagas de 140 kms al menos en los últimos 30 años. Pero esa velocidad, además, no contempla el margen de seguridad que prevén las normas: es decir, la estructura no sólo debería soportar sin problemas ráfagas de 140 km/h, sino de velocidades de viento aún mayores. ¿Por qué alguien no respetaría las normativas? Por costos: ser previsores frente a fenómenos extraordinarios es más caro en materiales e inversión. Surge una comparación fácil, y quizás odiosa: ¿quién invierte por metro cuadrado más y mejor, alguien que levanta una casa para compartir con su familia condiciones de comodidad, confort y seguridad; o alguien que levanta un complejo de departamentos para alquilar al mejor postor? Mandan las matemáticas Hay un dato matemático que refleja la importancia de los cálculos. El INTA reportó que las ráfagas máximas que se dieron el lunes fueron de 70 km/h a la 1.40 de la mañana. El lugar donde se hizo la medición está a un par de kilómetros del galpón que ocupaba Marengo. Esto no quita el hecho de que probablemente las ráfagas fueron más fuertes en ese lugar que en el INTA. ¿90 kms/h, podría estimarse? Podría ser. Pues bien, en términos de cálculos estructurales, se considera que un viento de 140 km/h genera 2.5 veces más fuerza que un viento de 90 km/h. Es decir, con la aplicación estricta de la reglamentación CIRSOC, cualquier estructura debidamente ejecutada debería haber estado "archipreparada" para resistir un fenómeno como el del lunes. Una cosa es que colapse una casa hecha con esfuerzo propio y sin supervisión profesional; y otra que se venga abajo una estructura donde está la firma de un profesional respaldándola. Eso es lo que se concluye hipotéticamente y lógicamente no será una nota periodística especulativa la que eche luz sobre el tema, sino que se trata meramente de una suposición que parte del sentido común y el razonamiento simple. Los ingenieros tienen la palabra en estos casos y eso es una certeza insoslayable. Lo cierto es que será tarea para los organismos competentes -sobre todo en el ámbito de los colegios profesionales y del Estado local- realizar un trabajo exhaustivo y eficiente de control sobre planos y construcciones de enormes estructuras que se han levantado en los últimos años y que podrían poner en peligro -en caso de no respetar los cálculos definidos por las normativas legales- la vida de personas ante la ocurrencia de fenómenos meteorológicos nada extraordinarios.
Ver noticia original