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» Diario Cordoba
Fecha: 27/11/2024 11:32
¿Qué es lo más preocupante dentro de la caótica situación del Sahel? El Sahel concentra agitación política y social. Malí está viviendo casi una guerra civil, la presencia del grupo Wagner es notoria y ha encadenado cambios políticos a base de golpes de Estado. Todo eso ha incrementado la presión migratoria sobre Mauritania, que está haciendo grandes esfuerzos para atender a quienes llegan desde otros países africanos. Para saber lo que puede pasar en Canarias hay que mirar a Mauritania, porque la mayoría de la migración que está llegando a las Islas sale de las costas mauritanas. A la agitación social de los países de la región del Sahel se suma la imagen engañosa que tienen sobre Europa, pensando que aquí van a encontrar una mejor vida. En los últimos meses, se ha incrementado la presencia de asiáticos en la ruta canaria. Sí. Es algo muy extraño. En el Observatorio Atlas Sahel de Migraciones en Mauritania hemos hecho seguimiento de este fenómeno y hemos visto que son personas que llegan muy preparadas y con medios económicos. Hemos visto que, a través de las redes sociales, las mafias les explican cómo llegar a Mauritania desde sus países, haciendo una parte del viaje por carretera y otra parte en avión. En los barrios populares de Mauritania ya no es extraño ver a asiáticos, que están a la espera de poder dar el salto a Europa. Mauritania siempre ha sido un país de acogida, pero lleva meses avisando de que sufre una fuerte crisis migratoria interna. ¿Qué ha cambiado para que hayan dado la voz de alarma? El Gobierno de Mauritania estima que en el país hay unos 600.000 migrantes, 400.000 de ellos malienses, pero en el Observatorio creemos que la cifra puede alcanzar el millón y calculamos que la mitad tiene la esperanza de poder llegar a Europa. Antes recibíamos a gente de Malí, de Senegal o de Gambia, pero ahora llegan personas de países cada vez más lejanos, como el Congo, Sudán o Botswana. ¿Por qué Mauritana actúa como polo de tracción de migrantes de toda África? Hay una cierta estabilidad en el país y el nivel de vida es bueno. Además, tenemos una frontera de casi 700 kilómetros con Malí y existe un acuerdo de libre circulación, que permite la entrada en el país sin ningún tipo de control, por lo que cruzan la frontera y después ya se quedan dentro. Muchos llegan con la intención de formarse para trabajar como pescadores y desde que tienen la oportunidad dan el salto. ¿En Mauritania existe un problema con los menores migrantes sin un referente familiar? Sí. Según las cifras del Ministerio de Asuntos Sociales, hay unos 25.000 menores solos. Muchos vienen a través de las escuelas coránicas, que los traen para estudiar, pero después están en el país sin su padre y sin su madre. La mayoría tienen entre 10 y 16 años. Ahora el Gobierno está buscando la manera de crear centros para atenderlos, formarlos y que puedan tener un futuro. Muchos empiezan a trabajar a edades muy tempranas en negocios locales, algo contra lo que el Gobierno está luchando. ¿Cuál es la situación del campo de refugiados de Mbera, en la frontera con Malí? Se considera que es la segunda ciudad más poblada de Mauritania, después de Nuakchot. Se está gestionando en colaboración con la ONU y la situación de quienes están allí es diferente, porque son refugiados y solo quieren buscar un lugar en el que vivir en paz. El problema del fenómeno migratorio se focaliza en las playas de Mauritania, donde cada vez hay más concentración de migrantes y las mafias organizan sus movimientos. A pesar de que el Gobierno de Mauritania está haciendo esfuerzos y hay presencia de la Guardia Civil y policía española sobre el terreno, el asentamiento de migrantes en la costa va en aumento. Antes, Mauritania no trataba la migración como un problema, sino como algo que formaba parte de la cultura del desierto pero, recientemente, ha endurecido mucho las leyes para contra quienes trafican con personas y contra quienes entran de manera ilegal en el país. ¿Cómo se puede atajar este problema? España y Europa tienen que conocer la realidad y tomar a Mauritania como ejemplo de lo que puede llegarles. Es necesaria la cooperación y los proyectos de colaboración para poder tratar el problema en origen. También es necesario hacer campañas para que sepan qué se van a encontrar y explicar lo difícil que será la vida en Europa, para que no crean las promesas falsas que ven en redes sociales. En el Observatorio hacemos vídeos en todos los dialectos para concienciar de que pueden pedir un visado, pero que no merece la pena jugarse la vida. Emigran no significa jugarse la vida o dar un paso hacia lo desconocido. ¿El Gobierno de Mauritana utiliza las cifras de migrantes para asustar a Europa y tratar de captar fondos? Le interesa la ayuda, pero no utiliza la táctica del miedo. La situación es realmente muy dura y está amenazando la estabilidad del país si no se construye una política clara para abordar el fenómeno migratorio. Hace falta hacer planes de trabajo, para integrar a los migrantes y, en eso, Europa puede trasladar su experiencia a Mauritania. ¿Qué ayuda ha recibido Mauritania para hacer frente a la crisis migratoria interna? De momento, el Gobierno mauritano solo ha recibido promesas por parte de España y de la Unión Europea, pero todavía no se han materializado las ayudas. ¿La presencia de los Africa Corps o el avance de los intereses de Rusia y China en el Sahel están impulsando el flujo migratorio hacia Europa? Efectivamente. Estos países casi están reconstruyendo sus ideas y sus relaciones internacionales. Sin la presencia de Francia, todo el Sahel está cayendo como piezas de dominó. Mauritania es casi el único país salvado de esta inestabilidad. Por eso, los movimientos humanos son como el agua y terminan en el oasis Mauritano buscando cierta estabilidad. ¿Europa mira hacia el Sahel lo suficiente? Desde la salida de Francia parece que está todo abandonado. Cada vez se ve más gente levantando banderas de Rusia. Creo que no se está haciendo el suficiente. Mientras el espacio que ha dejado Francia no lo ocupe otro país Europeo, la presencia de Rusia llevará más inestabilidad a la zona y el yihadismo tendrá más margen para avanzar. Estos grupos viven de la inestabilidad, cuanto más frágil es un país más crecen ellos, porque pueden captar a más jóvenes que se sienten sin un futuro.
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