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» Diario Opinion
Fecha: 27/11/2024 06:40
El oficialismo volvió a salir victorioso en una jornada en la que sectores de la oposición intentaron rechazar el DNU 846 que habilita al ministro de Economía, Luis Caputo, a reestructurar la deuda en moneda extranjera sin pasar por el Congreso. Al igual que ocurrió la semana pasada, el rol de los gobernadores fue clave para sabotear el quórum. En la previa de la sesión, comenzó a circular con fuerza el rumor de que el Gobierno finalmente convocaría a sesiones extraordinarias y que no estaba descartada la posibilidad de incluir el proyecto de Presupuesto en el temario. Ante la consulta de Infobae, cerca de algunos mandatarios provinciales aseguraron que no hubo ninguna promesa concreta de la Casa Rosada, aunque sí reconocieron que durante los últimos días se sucedieron negociaciones individuales. Esta estrategia le rindió frutos a los libertarios, que nuevamente lograron ausencias clave en los tres bloques que impulsaron la convocatoria para sesionar. NO HUBO PROMESAS CONCRETAS El comunicado que los gobernadores de Juntos por el Cambio difundieron a media tarde confirma la idea de que no hubo promesas concretas. Se comprometieron con el equilibrio fiscal, pero insistieron con los cinco puntos que ya fueron rechazados por la Casa Rosada (deudas con cajas previsionales, coparticipación del impuesto a los combustibles, devolución de los fondos destinados a ARCA, redistribución de los fondos para Aportes del Tesoro Nacional y compensación del Pacto Fiscal de 2017). Se limitaron a redoblar la presión pública para que el Presupuesto sea parte del temario de las sesiones extraordinarias. En algunos sectores de la oposición se empezó a registrar un cambio de posición: mientras que hace dos meses confiaban en que Milei necesitaba aprobar el Presupuesto para enviar una señal a los mercados internacionales, ahora consideran que esa señal es la intransigencia a la hora de negociar con la oposición. "Ya tendríamos que tener Presupuesto y no hubo ninguna señal negativa en los mercados, porque saben que Milei va a hacer lo que sea para pagar. Es más, la señal negativa podría ser que los gobernadores obtengan muchos de sus reclamos", explicó un diputado peronista, que cree que el Gobierno no hará ninguna concesión a las provincias si acepta tratar el Presupuesto en extraordinarias. Curiosamente, es el mismo argumento que esgrimen los libertarios: "La señal es que Milei está en la Presidencia", había sintetizado cerca de Martín Menem esta semana. Pero la victoria política de los libertarios no fue sólo frenar el rechazo al DNU de la deuda sino profundizar las grietas internas en los principales bloques de la oposición. El PRO y la UCR volvieron a jugar con el oficialismo casi sin fisuras, mientras que el peronismo volvió a tener fugas. Las que más preocupan a la conducción del bloque son las de los cuatro catamarqueños que responden al gobernador Jalil. No es la primera vez que rompen la disciplina y el temor es que sigan los pasos de sus ex compañeros tucumanos, que se abrieron para formar un bloque propio llamado Independencia, aliado de los libertarios. "La guerra del Congreso no tiene mucho que ver con los gobernadores que todos los días hablan con Nación", minimizaba un operador cercano a un gobernador de la región centro. En el PRO y la UCR rechazaron de plano cualquier versión de que las negociaciones por el Presupuesto estén mezcladas con las de la reforma política. Ambos espacios rechazan la eliminación de las PASO -por diferentes motivos- y creen que el Gobierno no tiene los votos para avanzar. No obstante, en ambas bancadas hay referentes que creen que votar el Presupuesto tal cual lo mandó el Poder Ejecutivo es mejor que quedarse sin plan de gastos. Ese fue justamente el mensaje que Mauricio Macri le transmitió a sus referentes parlamentarios en una reunión por Zoom este sábado. Ahora comenzará una guerra de nervios a la espera de la convocatoria a extraordinarias. Pero sin la amenaza de rechazar el DNU de la deuda o convocar por la fuerza a una sesión especial, no hay ninguna duda de que el Gobierno negociará desde una posición de fuerza.
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