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» Diario Cordoba
Fecha: 26/11/2024 21:38
El deber del hombre es ganar dinero y el de la mujer, cuidar la casa y la familia. Esta afirmación es una de las que el último sondeo del Centre d Estudis d Opinió planteó en su último barómetro para palpar por dónde van los tiros en nuestra sociedad, y algunos resultados son inquietantes. Un 15% de los encuestados o comparten totalmente o parcialmente esta afirmación o no se pronuncian. El colectivo que más defiende el estereotipo de mujer tradicional con diferencia es el de hombres con educación inferior y de más de 65 años, pero también asoman los jóvenes de 16 a 25 años, con una cultura y entornos que deberían haber expulsado ese tipo de opiniones. La rotundidad de la afirmación asusta por su enunciado. El deber del hombre, el deber de la mujer. La brecha más terrible de todas, la de la moral que arrastra a la obligación. Una sociedad que no ha logrado superar estos prejuicios es vulnerable, y solo hemos de mirar al faro de Estados Unidos, con un Trump vencedor en las urnas pese a sus opiniones sobre las mujeres y derechos, para entenderlo. Los norteamericanos aguantan la respiración ante lo que será 2025, el inicio de su mandato, y no se trata de un poder de arriba a abajo el único que se ha de temer. Trump ha sido votado por hombres pero también mujeres. Desde su candidatura, mujeres como su nuera Lara Trump han impulsado el movimiento Women for Trump con encuentros y actividades y sobre todo desde su podcast The Right Wing, uno más en la constelación de palancas de opinión de influencers, desde TikTok y otras redes sociales hasta clubs de lectura para difundir el mensaje radicalmente conservador. En los grises de la moderación pueden contarse muchas mujeres, y un empujoncito en el momento adecuado puede inclinar la balanza hacia opciones más extremas. Qué fácil puede llegar a ser abonar determinadas ideas, qué difícil luego dar la marcha atrás, cuando se vivan las consecuencias y la frustración de expectativas. De la Casa Blanca a nuestros patios de colegio y nuestras propias casas no hay distancia que no pueda recorrer una idea que se propaga.
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