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» Diario Cordoba
Fecha: 26/11/2024 02:27
David Broncano lanzó una bomba de largo alcance el jueves contra El Hormiguero al acusar al programa de Pablo Motos de "presionar" para dejarles sin el invitado de esa noche, el campeón del mundo de MotoGP, Jorge Martín. Después, emitieron casi 20 minutos de un documental sobre la berrea del ciervo, acompañados de una playlist con temas de Alcalá Norte y Templeton. Decía Broncano en su airado alegato que el jueves había "decidido hablarlo, porque podía improvisar y hacer aquí cualquier gilipollez", pero optó por visibilizar "la ofensa" vaciando el programa de entrevista. Esa capacidad de descolocar al público que tienen Broncano y los suyos le recuerda a Sonia Mangas, experta en televisión millennial, a un programa que zarandeó los límites del contenido televisivo entre 1997 y 2005. "La Revuelta tiene rasgos comunes a Crónicas marcianas", asegura en una conversación telefónica Mangas, que acaba de publicar el libro No hemos salido tan mal. Historias de la tele que crio a los millennials (Kailas). Dice entre sus páginas esta enamorada de la televisión, que ha colaborado en Zapeando (La Sexta), Quédate (ETB) y en radio en Podría ser peor de RNE, que el programa de Sardà fue capaz de meter a todos los frikis en un mismo espacio y que tenía la capacidad incluso de "ir descubriendo nuevos 'talentos'". "Llegó para sustituir al Mississippi y revolucionar, más aún, las noches de la tele", señala, como también esta haciendo ahora La Revuelta en su franja horaria, en la que compite con El Hormiguero o First Dates. La irreverencia de Crónicas marcianas se fundamentaba con "el show, la parafernalia, lo políticamente incorrecto". "Tenían una mesa del corazón, de repente, había un estriptis o alguien del público daba un punto de humor, que también venía de colaboradores como Mariano Mariano o Paz Padilla", aunque todo fue una evolución hacia lo que pedía el público, de un humor blanco a "Boris encima de una mesa quitándose los pantalones". Aprovechar lo inesperado David Broncano, Grison, Ricardo Castella y todo el equipo de La Revuelta saben "aprovechar lo inesperado" como nadie. Lo demostraron con el recurso de los documentales de animales, que Sonia Mangas considera "una genialidad". Como en Crónicas, "interactúan con el público, sale y entra gente a las mesas, es un programa en el que pasan cosas" y, aunque en el programa de Sardà "tendrían un guion", se acoplaban "a lo que luego surgía". "Cada cosa que pasaba, el espectador pensaba que eso sucedía porque tenían a la gente justa en el momento exacto. Las personas del público querían liarla, como pasa también en La Revuelta", dice. El jueves, un hombre del público le pidió en repetidas ocasiones a Broncano, hasta dejarle dos veces descalzo; la actriz Patty Bonet trató de cortejar a Sergio Bezos desde la bañera preferente del público y una afectada por la DANA narró su experiencia. De la nada, hacen un programa. Además, explotan que "hay gente que busca foco". "En Crónicas, era Cárdenas el encargado de encontrarla", mientras que el La Revuelta ese papel de contacto con el ciudadano que recorre Gran Vía lo tiene Jorge Ponce. "A veces sale gente muy interesante y es genial conocer perspectivas de gente del público", zanja. Evolución social Sonia Mangas aborda en No hemos salido tan mal. Historias de la tele que crio a los millennials diferencias entre la televisión de entonces, la de los 90 y los 2000, y la de ahora. Todo surgió cuando esta amante del medio comenzó a compartir hilos en X, entonces Twitter, en los que contaba historias y curiosidades sobre El diario de Patricia, ahora recuperado como El diario de Jorge; El juego de la Oca; el Grand Prix, también renovado; o Aquí no hay quien viva. "Me contactaron para hacer una versión extendida de los hilos. Busqué un hilo conductor y fui mirando frases con las que respondían a los hilos y había muchos que decían que no hemos salido tan mal. Otros decían que ahora esto no se podría ni hacer, pero eso para la segunda parte si hay", bromea. Con este repaso por dos de las décadas más fructíferas de nuestra televisión, Mangas se ha dado cuenta de que tanto dentro de la industria como en las propias casas han variado algunos aspectos. "La sociedad ahora es más individualista y creo que los chavales ahora están mirando TikTok, el ordenador, Netflix... Antes tampoco había mucho más, por lo que las familias se juntaban alrededor de la tele", algo que reconoce que vuelven a hacer los millennials con sus amigos cuando se juntan a ver programas como La isla de las tentaciones, Operación Triunfo o Drag Race. A nivel social, el cambio es evidente. "La evolución que hemos tenido como sociedad ha sido muy positiva, porque la mujer estaba de azafata y, si estaba de presentadora, la ponían de presentadora florero, porque tenían al galán al lado que era el que manejaba todo el cotarro. O los animales, que estaban en un plató encerrados durante horas con focos, con música y aplausos", explica Sonia Mangas, que agrega que "antes estaba aceptado y parecía normal, pero te das cuenta de que es horroroso". Aún quedan algunos restos de esa sociedad que fuimos. Actualmente, destaca, en la Ruleta de la suerte "sigue habiendo una mujer que se dedica a dar un toque a las letras para que se den la vuelta, cuando lo puede hacer la máquina sola". "Estaría bien que se diese un pasito más y mostrar las realidades que existen y seguir evolucionando. En Drag Race hacen muy bien eso, cuando salen hablando entre ellos y mucha gente igual no le da importancia, pero está bien que aprovechen esa popularidad para hablar de ciertos temas que nos afectan a todos", sostiene.
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