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» Diario Cordoba
Fecha: 24/11/2024 18:46
Desde primeras horas de la tarde de hoy domingo, el edificio de la calle Felipe IV bullía de regocijo por la incorporación de un nuevo miembro a la prestigiosa nómina de académicos de la lengua. Vacantes todavía el sillón 'p' minúscula desde el fallecimiento de Francisco Rico en abril de este año y el 'o' minúscula de Antonio Fernández Alba —por la misma causa, en mayo de este año—, en esta ocasión tocaba formalizar la elección de Javier Cercas como nuevo titular del sillón 'R' mayúscula, anteriormente ocupado por Javier Marías, que además fue una de las personas que impulsó la candidatura del autor de Soldados de Salamina junto a Mario Vargas Llosa, Pedro Álvarez de Miranda y Clara Sánchez. Desde aproximadamente una hora antes de que comenzase el acto, los invitados hacían cola en las escalinatas de la puerta principal del edificio de la Real Academia. Poco a poco iban cayendo al lugar personalidades vinculadas de una u otra manera con el mundo de la literatura, el libro y la cultura. Nombres como los de Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid, el periodista Juan Cruz, Álex Salmon, director del suplemento literario abril que se publica con este periódico, Miguel Ángel Aguilar, Manuel Vilas, Lorenzo Silva o David Trueba. La RAE este domingo, durante la ceremonia de ingreso de Javier Cercas. / Borja Sánchez-Trillo / EFE Gracias al eficiente equipo de protocolo de la institución, poco antes de la hora prevista, el salón de actos ya estaba completo. A las 19 horas, los académicos comenzaron a tomar asiento y cinco minutos más tarde su director, Santiago Muñoz Machado, abrió la sesión y dio comienzo el acto con la entrada solemne de Javier Cercas acompañado de dos de los académicos [me faltan los nombres]. De ministro a académico Antes de entrar en materia literaria, Cercas, nacido en Ibahernando, provincia de Cáceres, en 1962, se remontó al momento de su nacimiento para contar cómo su familia, de origen campesino aunque ya con una generación universitaria, la de su padre, jamás imaginó que un día ese hijo, sobrino y nieto recién alumbrado podría protagonizar un acto tan solemne y trascendente como el de hoy. Para ellos, lo máximo a lo que uno de sus miembros podría aspirar en esa época era a ser ministro o rector de la Universidad de Salamanca que, sin desmerecer a la Academia, tampoco es poca cosa. Ya metido en harina, Cercas quiso recordar la figura de su predecesor, del que dijo que apenas se conocieron, al menos en persona. Si bien se cruzaron una abundante correspondencia, tan solo coincidieron una vez muy cerca del edificio en el que el escritor extremeño pronunciaba su discurso: en el parque del Retiro. A lo largo de un agradable paseo, Cercas le habló de sus por entonces recientes charlas en Oxford, universidad en la que Marías había sido lector hacía años y a la que no había regresado desde entonces salvo en sus novelas. Cercas, durante la lectura de su discurso de ingreso. / Diego Radamés / EP Tras glosar la carrera literaria de Marías, al que también alabó como traductor del Tristram Shandy —aunque se olvidó de su labor editorial al frente de la editorial Reino de Redonda e incluso como monarca de dicha isla—, Cercas defendió la labor como columnista de su colega, la cual también le sirvió para demostrar uno de los puntos centrales de su discurso: que los buenos escritores no habitan en torres de marfil.
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