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» Diario Cordoba
Fecha: 24/11/2024 13:35
Acostumbran a desempeñar papeles de reparto, como en la serie Amar es para siempre, es el caso de María Morales (Córdoba, 1975, y en 'El secreto de Puente Viejo', en el de Adelfa Calvo (Málaga, 1962). Pero no por eso dejan de ser grandes actrices, como avalan el Goya que recibió en 2018 la hija de la coplera Adelfa Soto y nieta de La Niña de la Puebla por el filme 'El autor' y la nominación de Morales en 2014 por 'Todas las mujeres'. En 'La sombra de la tierra', serie que estrena Atresplayer este domingo, 24, son las protagonistas. Y hacen un trabajo de Ondas. Es una dura historia de rivalidad entre dos mujeres, pero subyace la de abusos sexuales en la familia. Adelfa Calvo (A. C.): Totalmente. Esto ocurrió en 1896, pero, desgraciadamente, sigue sucediendo en muchas familias. Son gente cercana y los niños se fían. Y se guarda silencio porque sigue estando muy mal visto. Ojalá esta serie sirva para despertar las conciencias de muchos. María Morales (M. M.): Al ser un abuso intrafamiliar se mezcla con amor. Habrá que enfrentarse a que un ser querido pueda ser un delincuente y un maltratador. Y a ver cómo afrontamos esto como sociedad. A. C.: El abusador siempre dice al niño o a la niña: "Este es nuestro secreto". Le da confianza que sea un tío, un abuelo, un vecino cercano... Alguien a quien quiere. Y guardar un secreto le hace sentirse importante. Hay ahí la contradicción de saber en el fondo que no es normal lo que le hace, pero le está queriendo. Porque lo entienden como un acto de amor. Los abusadores son hombres. Pero luego están esas mujeres cómplices. Abundan en la serie. A. C.: Por eso Atilana y Garibalda tienen ese demonio dentro. Porque siguen guardando silencio. Aparte de todo el odio que sienten. Es curioso que cuando nace una niña, parece que tiene que llevar en la boca el carnet de buena madre, buena persona... Y estas dos mujeres son malas. M. M.: Además, son muy poderosas, con un potencial maravilloso. Pero vivir en una ambiente lleno de maltrato, de silencio, de vergüenzas, se convierte en una bomba de relojería. No han recibido nunca amor y viven en un entorno de pobreza. Y en una sociedad basada en el qué dirán. Y aunque esto suena antiquísimo, con las redes sociales vemos que eso sigue formando parte de nuestras vidas. Lo más importante es la imagen, guardar las formas. Y eso tiene que ver también con los silencios, por lo que puede pasar si se acaba destapando. Todos los seres humanos tenemos zonas oscuras. Y no pasaría nada por reconocer que somos un poquito despreciables en algún momento. No pasa nada por pedir perdón, por reparar los daños, por asumir las consecuencias... Es una serie valiente, porque huye de lo políticamente correcto, ya que habla de mujeres malas. A. C.: Aparte de todo esto, que llevas mucha razón, Elvira ha escrito una novela pensando en el momento de hacer el guion. Al ser actriz, ha escrito los personajes que le hubiese gustado hacer. Esos tan potentes que nunca nos dan. Sobre todo para mujeres que ya hemos cumplido una cierta edad, porque siempre estamos a la sombra de maridos o somos las sirvientas. Elvira ha escrito personajes con personalidades que siempre se les suponen al hombre. Háblenme de sus personajes. M. M.: Atilana es una mujer que se mueve por el rencor y la rabia. El odio es su motor de vida. Que es un gran motor, pues cuando no tienes otra, te agarras a lo que tengas. Es su faro para vivir. Y a mí me ha hecho pasar por el proceso de acercarme a ella, de entenderla sin juzgarla. Y me ha regalado quitarme prejuicios contra la mezquindad y crueldad propia. Es un gran regalo no tenerle miedo a nuestra oscuridad, porque convivimos con ella. A. C.: Yo es la primera vez que trabajo sin juzgar al personaje. Y, luego, cargo con unas piernas que son unas prótesis de más de 15 kilos. Es una exposición física importante. Porque hay secuencias realmente duras. No obstante, yo me llevo el amor y la belleza de todo lo que hemos vivido en una serie tan oscura. Mínguez dice que en el descanso bailaban, contaban chistes... M. M.: Sí. El ambiente de rodaje era muy duro, pero el interno ha sido muy cuidadoso, amoroso, divertido. A. C.: Nadie puede imaginar, al ver la serie, todo lo que hemos hecho detrás. ¿Se sentían desnudas con esos primeros planos sin maquillaje? A. C.: Para mí ha sido otra experiencia más, porque tenía la cámara que me estaba comiendo. Yo le decía a Elvira: «¿Tengo que tener esto aquí? ¡Si esto es un primerísimo plano!». Pero, claro, luego resultado es impresionante. Exageraron mis manchas, me pusieron una pupa, la prótesis... Yo les decía: «El 50% de mi trabajo lo habéis hecho vosotros». M. M.: Parece que personajes de esas épocas no tienen que ir maquillados, pero hay ahí una caracterización muy buscada. Cada arruga, las ojeras..., están contando la historia. Elvira buscaba para las protagonistas actrices con mucho bagaje, pero que no fueran las de siempre. M. M.:Yo no he tenido un personaje con tanto peso, tanto protagonismo, tanta chicha, tanta acción dramática. Porque Garibalda y Atilana son las que marcan lo que va sucediendo. A mí no me había pasado nunca y es un disfrute maravilloso. A. C.: Aunque Atilana necesite a Garibalda para desarrollar toda su trama, aquí la verdadera protagonista es María. Mi personaje no aparece tanto como de ella se habla por lo malvada que es. Pero María lleva todo el peso. Es que, María, eres una actriz maravillosa y has hecho un trabajo precioso. Y para mí es la primera vez que hago un personaje tan potente, tan vistoso... Adelfa, dice que con 62 años recibir un personaje así es un regalo. A. C.: Las cosas están cambiando, pero muchas veces, aunque se escribe para nosotras, los productores dicen: «Tiene 60 y tantos, vamos a dejarla en 30, que queda más bonita en la pantalla». No sé quién se ha inventado que las actrices debemos ser eternamente jóvenes, bellas... Desde los 40 hago de abuela y mis compañeras de 20, de señoras. Cuando llega un personaje que puedes hacer tuyo, porque es de tu edad... Aunque sea de otra época y no pueda ser más mala. M. M.: No son las típicas mujeres mediadoras, las que vienen a calmar, las que vienen a a dar la información de manera amable. Son las que llevan la batuta de todo lo que pasa a su alrededor. Eso es un lujo. A veces me preguntaban qué personaje me gustaría hacer. Ahora lo sé: Atilana.
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