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» Elterritorio
Fecha: 24/11/2024 11:53
La abogada Nadia Gibaja, que lo presentó, sostiene que es necesario atacar al problema de raíz con espacios terapéuticos y de concientización de sus conductas domingo 24 de noviembre de 2024 | 2:30hs. Imagen ilustrativa. //Foto: Marcelo Rodríguez. La violencia familiar y de género atraviesa todos los estamentos sociales. Es un drama mundial y en su expresión más atroz se lleva cientos de vidas cada año. Y si bien en los casos en que hay denuncias se interviene y contiene a las víctimas, quienes operan como victimarios no son abordados en su totalidad. Con el objetivo de atacar el problema de raíz es que la abogada Nadie Gibaja presentó hace unos días en la Legislatura misionera el proyecto 'Centros de atención y asistencia a personas que han ejercido o ejercen violencia', que propone la creación de estos espacios "para el tratamiento del comportamiento violento, destinados a recibir a personas que incurran o hayan incurrido en el mismo, donde asistan de manera voluntaria, o por orden judicial, con la finalidad de darles una nueva oportunidad, concientizarlos y sensibilizarlos". En diálogo con El Territorio, Gibaja comentó que lo que propone que estos centros están pensados para personas independientemente de su género y que también se podría abordar la problemática del bullying con personas menores de edad. "La persona violenta, se revincule o no con su entorno, debe tener no sólo atención desde la salud mental, sino también un seguimiento para reinsertarse socialmente de manera sana y segura", aseguró. En esa misma línea, agregó: "Como sociedad necesitamos que las personas violentas corrijan su conducta, también ellas mismas lo necesitan, de otro modo sólo estamos poniendo parches y la violencia se perpetúa". Entre los objetivos que plantea el proyecto con la creación de estos espacios se encuentran brindar información, orientación, contención, asesoramiento y abordaje psicológico grupal en la temática de la violencia con el fin de lograr el cese de la violencia; modificar las conductas de maltrato a partir del reconocimiento de aquellos mitos, creencias y costumbres que se repiten a través de los estereotipos de poder y adquirir la capacidad de comprensión, organización y erradicación de aquellas conductas que se ejercen por un abuso de poder, especialmente dentro del ámbito intrafamiliar. Según explicó Gibaja, que dialogó con profesionales de la salud mental, es posible cambiar los comportamientos de la persona violenta si la terapia individual se complementa con espacios terapéuticos grupales. "Además tenemos dos experiencias testigo en el país, una en Buenos Aires, donde existe un programa de asistencia para varones denunciados por violencia, y otro en Córdoba, que es un centro de asistencia a varones en situación de violencia. Allí un 10% acude por voluntad propia, otro 10% acude por ser denunciante, es decir víctima, y el 80% por haber recibido una denuncia en su contra y tener una derivación judicial", acotó. Así también mencionó que hay estudios que indican que hay entre un 7% y un 10% de personas violentas en el sentido patológico, esto es, que no pueden recuperarse. No obstante, el resto podría hacerlo después de largos procesos terapéuticos. El proyecto enumera como servicios: espacios de contención, entrevistas individuales, grupos de reflexión así como "emitir informes con el resultado de la evaluación del equipo respecto de la persona que acude al programa, a efectos de ser presentado ante la Justicia cuando así lo requiera, donde se dé cuenta de su asistencia, desenvolvimiento y actitud, entre otras cuestiones que fueran solicitadas y/o pertinentes". "En el caso particular de la violencia de género operan estereotipos, roles y mandatos de género que hacen que estadísticamente estemos ante un tipo de violencia específico y estructural, que debido a ello recibe un tratamiento legal especial", sostuvo la abogada. Confiando en que esos espacios puedan llevarse adelante, entiende que el contexto económico actual representa un gran obstáculo. "Por eso parte de la propuesta es que si no se pueden crear centros específicos pueda adaptarse como un programa que funcione dentro de estructuras ya existentes abocadas a este tema, sea en la esfera provincial o municipal", cerró Gibaja, que presentó el escrito durante las mesas de diálogo 'Hablemos de violencia'.
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