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  • Milei y el síndrome presidencial de pelearse con su vice

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 24/11/2024 02:11

    Antecedentes de peleas entre el Presidente y su Vicepresidente hay decenas a lo largo de la historia argentina. Del mismo signo político como Menem y Duhalde o Kirchner con Scioli, hasta de distinto origen como Cristina y Cobos. Eso sólo por alumbrar las décadas recientes, sin bucear demasiado en la historia. Milei, que está dispuesto a cambiar como dice, también se ha puesto a escribir páginas nuevas en este tema. Fueron menos de 60 segundos en una entrevista los que le dedicó a la Vicepresidenta Victoria Villarruel. Utilizó para descalificarla el término “casta”, caro a los rendimientos que le dio durante la campaña. "Villarruel no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones. No participa de las reuniones de Gabinete. Decidió no participar. Hace mucho tiempo que decide no participar en las reuniones de Gabinete", lanzó sin amagues ante el periodista. Y remachó: “Ella, en su visión, en muchas de las cosas que nosotros hacemos, está más cerca del Círculo Rojo, de lo que ella llama la alta política, y lo que nosotros llamamos la casta", graficó. Y remató: “Tenemos la relación que se necesita institucionalmente para cumplir con nuestros roles". La pregunta que sobrevuela obvia es si era necesario hacer públicas las diferencias que tiene con su vice. Si es el momento, si no es pagar costos innecesarios y, lo más riesgoso, si no está jugando con fuego. Aunque Milei está dispuesto a cruzar todos los límites. ¿Cuándo empezaron los problemas? Nadie se atreve a decirlo, pero las sucesivas polémicas con las dietas de los senadores fueron el disparador. Más tarde se fueron encadenando los roces en las negociaciones con la “casta”, como dice el Presidente, donde Villarruel debió ceder muchas veces. No hay que perder de vista que la Libertad Avanza tiene apenas un puñado de representantes en la Cámara Alta, contra una abierta mayoría peronista. En la lógica presidencial los resultados de la vice han sido escasos. Ni siquiera ha podido conseguir que se aprueben los pliegos de Lijo y Mansilla para la Corte. Karina Milei, un personaje clave en la historia, hace rato que le hizo la cruz y su hermano hizo pública la decisión de seguir el mismo camino. Desde el punto de vista institucional es un riesgo: Villarruel es la primera en la sucesión presidencial y no han faltado en estos meses grupos más radicalizados que hablan de un eventual juicio político. Son trasnochados que no aceptan que la gente vota y elige. Y se puede equivocar o no. pero forma parte de la democracia. Hasta ahora son grupos marginales e insinuaciones. pero la política argentina siempre te espera con una sorpresa a la vuelta de la esquina. Hace unos años, cuando la 125 hizo estallar la relación de Cristina con Cobos fue una conmoción. Paradójicamente, a los tres años fue reelecta con más del 50% de los votos, fallecimiento de Néstor de por medio. Menem convivió en una tensión permanente con Duhalde. Tanto que el riojano celebró más el triunfo de De la Rúa que cualquier otro. Néstor y Scioli escribieron su propia historia desde los comienzos. Apenas el exvice esbozó cierta independencia, Néstor lo cortó de cuajo y lo frizó. Scioli entendió el mensaje y nunca más cruzó el límite. Se fue a la Provincia de Buenos Aires donde convivió con Cristina y el resto es conocido. Jamás pudo repechar aquella cuesta, porque con Cristina ni perdonó ni olvidó. A la postre, y viendo la actualidad del exmotonauta, en el kirchnerismo se jactan de haber tenido razón. El detalle es que Scioli estuvo apenas a un punto de ser presidente y si lo hubiera sido nada de aquello habría importado. Ahora Milei escribe su propia historia con la vice. Si hay algo claro es que no le importa demasiado pagar costos. Casi en el mejor momento del Gobierno opta por abrir otro frente de batalla. Responde a su propia naturaleza. Igual no come vidrio, se ha dado cuenta cuándo hay que parar la carreta. El ejemplo fue la Cumbre del G-20 en Brasil. La reunión con Xi Jinping fue una muestra de la voltereta de decir no vamos a negociar con China a invitarlo al líder global a venir a la Argentina y programar una visita al gigante asiático. Las palabras en política, sobre todo internacional, tienen un límite. ¿Cuál? Los intereses de cada nación. Para la Argentina, China es un socio comercial clave, como lo es Brasil, Estados Unidos y Europa. Caputo acaba de firmar un convenio para llevar el gas desde Vaca Muerta hasta las tierras de Lula. Equivale a todo lo que le compra a Bolivia. No importan las diferencias con el presidente brasileño, o los cruces en los foros de encuentro. Los intereses de los países superan a los circunstanciales mandatarios. Es una realidad que se impone más temprano que tarde. Milei ya se dio cuenta. Adentro, los límites se corren. Ahora la que quedó en el ojo de la tormenta es Villarruel. Nada menos que la Vicepresidenta. El árbol se sigue sacudiendo y cae de todo. Esperemos que la raíz resista.

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