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    Fecha: 24/11/2024 00:04

    "El PRO es un circo de hipócritas, le votan todo a Milei", afirma Ernesto Tenembaum en diálogo con LPO y advierte sobre el doble estándar para abordar a Milei y Cristina. Ernesto Tenembaum viene navegando con consistencia la idea de un periodismo no militante, no indignado, pero que pregunta. Y, sobre todo, repregunta. Es curioso cómo se ven las cosas en los tiempos de la polarización: el más básico ejercicio del periodismo es visto como una rareza, casi una provocación que indigna. Tenembaum recibió a LPO en un típico bar del Palermo original, antes que estallara en mil palermos. Le gusta desplegar las ideas con calma, aceptando las contradicciones, tiene algo de ese intelectual porteño de antes que lograba esa mezcla única de psicoanálisis y barrio. Inevitable, la charla decantó sobre la pregunta del momento: como ejercer el periodismo en la era Milei. Conoce al presidente y acaba de publicar "Milei - Una historia del Presente". Todavía se acuerda el mensaje que le mandó cuando ganó: "Te felicito y creo que la vas a chocar". Milei lo llamó de inmediato y lo invitó al hotel Libertador, donde hablaron por dos horas. Fue la ultima vez que lo vio. -¿Cómo ves esta pelea entre Milei y los periodistas? Esta idea de elegir a la prensa como el adversario? ¿Es algo realmente nuevo? -En principio, es tonto. Un gobierno que hace estas cosas, no digo que sea un gobierno tonto, pero en esto es tonto. Más allá de alarmarme, porque me preocupa, la pregunta es hasta dónde van a ir con esta pavada. Lo primero que me permite es definir cuáles son las prioridades de un gobierno. Y a mí me gustaba el Perón que decía en el 45' gané con toda la prensa en contra y en el 55' perdí con toda la prensa a favor. Una vez le preguntaron a Pepe Mujica: "Che, los diarios te matan". Y dijo: "Los diarios los leen 200 mil personas, yo tengo que gobernar para 4 millones". Esas 200 mil personas eran algo así como el 5 por ciento de la población uruguaya, que en Argentina sería algo así como 2,5 millones de personas en ese momento. Ni en pedo los diarios llegaban a 2,5 millones de personas. Cristina estaba obsesionada con los diarios y Pepe Mujica no. Entonces, hay distintos clivajes para analizar a los líderes de cada país. Uno puede ser el clivaje izquierda-derecha o centroizquierda y centroderecha. Pero también podés ver tolerancia o intolerancia. La democracia es un sistema caótico, siempre. Hay discursos que se superponen, discursos que se contradicen. Y todo es una cosa cacofónica que va armando una música. La diferencia entre unos líderes y otros es que hay unos que conviven con ese ruido, que parece un quilombo. Si sos presidente y tenés suerte, te putea el 40 por ciento del país. Pero en general, no tienen suerte y los putea el 60 o el 70 por ciento. Debe ser insoportable. Ahora, los buenos líderes, los que tienen temple, saben que son los gajes del oficio. Ser presidente es algo muy importante y te da lo que siempre quisiste en la vida. No sé por qué pero lo quisiste, y te da poder. Y tiene un costo: que hablen mal de vos algunos. Hay líderes que lo viven con temple y hay líderes que son muy frágiles. No depende de ser de izquierda o de derecha. Puede ser Maduro, puede ser Trump, puede ser Bolsonaro, puede ser Cristina. Milei está en esa línea. Eso muestra su fragilidad, un orden de jerarquía que a mí no me genera mucho respeto. -Milei le sumó a eso el insulto, cuanto más brutal mejor... -Claro, para estar en la conversación de las redes tenés que decir barbaridades. Si vos decís "Aleberco se equivoca en esto", a nadie le importa (en referencia a Alejandro Bercovich). "La basura inmunda de Ale Berco se equivoca en esto"... "¡Ehhh, mirá lo que dijo! Eso se supone genera respuesta y mantiene a un chabón en las redes. -Una estrategia que parece funcionar... -Un rato. Después tenés que gobernar. Y lo que define no es si vos insultás a alguien cada dos horas. Es una tontería muy infantil. Lo que define es que vos seas buen gobernante y resuelvas los problemas de la gente. Decí que no hay mucho humor político en la tele, porque da para hacer un sketch espectacular. Un tipo diciendo "Eh, somo' el brazo armado, eh, eh". ¿Qué es eso? Hay una pregunta que es recurrente en los distintos períodos presidenciales, cuando vos ves el germen del vamos por todo, nos quedamos para siempre, que es hasta dónde van a ir. Es una pregunta que conviene hacérsela. Por lo pronto, en algunas cosas están yendo más lejos de lo que uno podía esperar en la democracia argentina, por ejemplo, en la homofobia. La homofobia es una obsesión de ellos. Cuando insulta, Milei tiene muchas formas de hacerlo diciendo "homosexual". "Les dejamos el culo como un mandril", es una referencia a la homosexualidad. Si seguimos la historia de (Agustín) Laje y Nicolás Márquez, las referencias al lobby LGBT, promiscuidad, abuso de niños... todo el tiempo están con esa historia de que la boxeadora argelina era un boxeador. Están obsesionados con el tema de la homosexualidad. Hay demasiada tolerancia de la sociedad porque es como si todo el tiempo estuvieran hablando mal de los judíos. A mí me parece espantoso. Lo mismo la idea de escrachar gente. Por ejemplo, a Dolores Reyes, por el libro que escribió, que lo han transformado por la batalla cultural en el primero en ventas. Pero han publicado fotos, datos de familiares en internet. Esas cosas no me gustan nada. Es un método de atemorización y es posible porque la prensa no le da la dimensión que debe darle. Y es posible, porque el PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. acio Fidanza23/11/2024 Ernesto Tenembaum viene navegando con consistencia la idea de un periodismo no militante, no indignado, pero que pregunta. Y, sobre todo, repregunta. Es curioso cómo se ven las cosas en los tiempos de la polarización: el más básico ejercicio del periodismo es visto como una rareza, casi una provocación que indigna. Tenembaum recibió a LPO en un típico bar del Palermo original, antes que estallara en mil palermos. Le gusta desplegar las ideas con calma, aceptando las contradicciones, tiene algo de ese intelectual porteño de antes que lograba esa mezcla única de psicoanálisis y barrio. Inevitable, la charla decantó sobre la pregunta del momento: como ejercer el periodismo en la era Milei. LPO DAILY Al suscribirte aceptarás recibir el newsletter o las alertas de La Política Online. Te podés desuscribir cuando quieras Conoce al presidente y acaba de publicar "Milei - Una historia del Presente". Todavía se acuerda el mensaje que le mandó cuando ganó: "Te felicito y creo que la vas a chocar". Milei lo llamó de inmediato y lo invitó al hotel Libertador, donde hablaron por dos horas. Fue la ultima vez que lo vio. -¿Cómo ves esta pelea entre Milei y los periodistas? Esta idea de elegir a la prensa como el adversario? ¿Es algo realmente nuevo? -En principio, es tonto. Un gobierno que hace estas cosas, no digo que sea un gobierno tonto, pero en esto es tonto. Más allá de alarmarme, porque me preocupa, la pregunta es hasta dónde van a ir con esta pavada. Lo primero que me permite es definir cuáles son las prioridades de un gobierno. Y a mí me gustaba el Perón que decía en el 45' gané con toda la prensa en contra y en el 55' perdí con toda la prensa a favor. Una vez le preguntaron a Pepe Mujica: "Che, los diarios te matan". Y dijo: "Los diarios los leen 200 mil personas, yo tengo que gobernar para 4 millones". Esas 200 mil personas eran algo así como el 5 por ciento de la población uruguaya, que en Argentina sería algo así como 2,5 millones de personas en ese momento. Ni en pedo los diarios llegaban a 2,5 millones de personas. Cristina estaba obsesionada con los diarios y Pepe Mujica no. Entonces, hay distintos clivajes para analizar a los líderes de cada país. Uno puede ser el clivaje izquierda-derecha o centroizquierda y centroderecha. Pero también podés ver tolerancia o intolerancia. La democracia es un sistema caótico, siempre. Hay discursos que se superponen, discursos que se contradicen. Y todo es una cosa cacofónica que va armando una música. La diferencia entre unos líderes y otros es que hay unos que conviven con ese ruido, que parece un quilombo. Si sos presidente y tenés suerte, te putea el 40 por ciento del país. Pero en general, no tienen suerte y los putea el 60 o el 70 por ciento. Debe ser insoportable. Ahora, los buenos líderes, los que tienen temple, saben que son los gajes del oficio. Ser presidente es algo muy importante y te da lo que siempre quisiste en la vida. No sé por qué pero lo quisiste, y te da poder. Y tiene un costo: que hablen mal de vos algunos. Hay líderes que lo viven con temple y hay líderes que son muy frágiles. No depende de ser de izquierda o de derecha. Puede ser Maduro, puede ser Trump, puede ser Bolsonaro, puede ser Cristina. Milei está en esa línea. Eso muestra su fragilidad, un orden de jerarquía que a mí no me genera mucho respeto. -Milei le sumó a eso el insulto, cuanto más brutal mejor... -Claro, para estar en la conversación de las redes tenés que decir barbaridades. Si vos decís "Aleberco se equivoca en esto", a nadie le importa (en referencia a Alejandro Bercovich). "La basura inmunda de Ale Berco se equivoca en esto"... "¡Ehhh, mirá lo que dijo! Eso se supone genera respuesta y mantiene a un chabón en las redes. -Una estrategia que parece funcionar... -Un rato. Después tenés que gobernar. Y lo que define no es si vos insultás a alguien cada dos horas. Es una tontería muy infantil. Lo que define es que vos seas buen gobernante y resuelvas los problemas de la gente. Decí que no hay mucho humor político en la tele, porque da para hacer un sketch espectacular. Un tipo diciendo "Eh, somo' el brazo armado, eh, eh". ¿Qué es eso? El PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. Hay una pregunta que es recurrente en los distintos períodos presidenciales, cuando vos ves el germen del vamos por todo, nos quedamos para siempre, que es hasta dónde van a ir. Es una pregunta que conviene hacérsela. Por lo pronto, en algunas cosas están yendo más lejos de lo que uno podía esperar en la democracia argentina, por ejemplo, en la homofobia. La homofobia es una obsesión de ellos. Cuando insulta, Milei tiene muchas formas de hacerlo diciendo "homosexual". "Les dejamos el culo como un mandril", es una referencia a la homosexualidad. Si seguimos la historia de (Agustín) Laje y Nicolás Márquez, las referencias al lobby LGBT, promiscuidad, abuso de niños... todo el tiempo están con esa historia de que la boxeadora argelina era un boxeador. Están obsesionados con el tema de la homosexualidad. Hay demasiada tolerancia de la sociedad porque es como si todo el tiempo estuvieran hablando mal de los judíos. A mí me parece espantoso. Lo mismo la idea de escrachar gente. Por ejemplo, a Dolores Reyes, por el libro que escribió, que lo han transformado por la batalla cultural en el primero en ventas. Pero han publicado fotos, datos de familiares en internet. Esas cosas no me gustan nada. Es un método de atemorización y es posible porque la prensa no le da la dimensión que debe darle. Y es posible, porque el PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. "Veo a mucha gente silbando bajito" LPO Juan Casas -También sorprende que haya periodistas que Milei insulta de manera salvaje y le dicen: "Bueno, Presidente, no se enoje, tomemos un café". -No muchos, ¿eh? -Pero, incluso, medios. Por el diez por ciento de lo que hace Milei, con Cristina era una guerra santa. ¿Por qué ese cambio? -No sé. Solo podría especular. Pero me parece... -¿No creés que prevalece la idea de que hay que terminar con el kirchnerismo y entonces hay que tolerar todo de Milei? -Eso te iba a decir. Hay dos grietas que conviven. La grieta definida por la personalidad de Cristina, la amo o la odio, y la grieta definida por la personalidad de Milei, lo amo o lo odio. Hay un grupo de gente que tiene un dilema respecto de eso. Ponele, Carrió. Si la grieta está definida por Cristina, la odio y al odiarla estoy más cerca de Milei. Pero si la grieta está del lado de Milei, lo odio y estoy más cerca de Cristina. Eso pasa con la prensa también. El sector que encontró una identidad en la confrontación con Cristina y ahora aparece Milei, si denuncia mucho a Milei, deja de confrontar con Cristina. ¿Cómo hace? Pero Milei los humilla tanto, agrede tanto y es tan visible que, si no dan la batalla con Milei, quedan expuestos a un doble estándar muy fuerte. -¿Y no se resuelve eso volviendo a la base, es decir, buscamos información y publicamos información? -Hay personas que me parece que son muy ejemplares en este momento, como (Marcelo) Longobardi. No quiero incluirme a mí pero yo considero que tengo esa postura también. Jorge Fernández Díaz es muy claro. Si yo le criticaba a Cristina este tipo de cosas, por qué no se las voy a criticar a Milei. Pero hay una cantidad de gente que silba bajito, que es notable y uno lo ve. acio Fidanza23/11/2024 Ernesto Tenembaum viene navegando con consistencia la idea de un periodismo no militante, no indignado, pero que pregunta. Y, sobre todo, repregunta. Es curioso cómo se ven las cosas en los tiempos de la polarización: el más básico ejercicio del periodismo es visto como una rareza, casi una provocación que indigna. Tenembaum recibió a LPO en un típico bar del Palermo original, antes que estallara en mil palermos. Le gusta desplegar las ideas con calma, aceptando las contradicciones, tiene algo de ese intelectual porteño de antes que lograba esa mezcla única de psicoanálisis y barrio. Inevitable, la charla decantó sobre la pregunta del momento: como ejercer el periodismo en la era Milei. LPO DAILY Al suscribirte aceptarás recibir el newsletter o las alertas de La Política Online. Te podés desuscribir cuando quieras Conoce al presidente y acaba de publicar "Milei - Una historia del Presente". Todavía se acuerda el mensaje que le mandó cuando ganó: "Te felicito y creo que la vas a chocar". Milei lo llamó de inmediato y lo invitó al hotel Libertador, donde hablaron por dos horas. Fue la ultima vez que lo vio. -¿Cómo ves esta pelea entre Milei y los periodistas? Esta idea de elegir a la prensa como el adversario? ¿Es algo realmente nuevo? -En principio, es tonto. Un gobierno que hace estas cosas, no digo que sea un gobierno tonto, pero en esto es tonto. Más allá de alarmarme, porque me preocupa, la pregunta es hasta dónde van a ir con esta pavada. Lo primero que me permite es definir cuáles son las prioridades de un gobierno. Y a mí me gustaba el Perón que decía en el 45' gané con toda la prensa en contra y en el 55' perdí con toda la prensa a favor. Una vez le preguntaron a Pepe Mujica: "Che, los diarios te matan". Y dijo: "Los diarios los leen 200 mil personas, yo tengo que gobernar para 4 millones". Esas 200 mil personas eran algo así como el 5 por ciento de la población uruguaya, que en Argentina sería algo así como 2,5 millones de personas en ese momento. Ni en pedo los diarios llegaban a 2,5 millones de personas. Cristina estaba obsesionada con los diarios y Pepe Mujica no. Entonces, hay distintos clivajes para analizar a los líderes de cada país. Uno puede ser el clivaje izquierda-derecha o centroizquierda y centroderecha. Pero también podés ver tolerancia o intolerancia. La democracia es un sistema caótico, siempre. Hay discursos que se superponen, discursos que se contradicen. Y todo es una cosa cacofónica que va armando una música. La diferencia entre unos líderes y otros es que hay unos que conviven con ese ruido, que parece un quilombo. Si sos presidente y tenés suerte, te putea el 40 por ciento del país. Pero en general, no tienen suerte y los putea el 60 o el 70 por ciento. Debe ser insoportable. Ahora, los buenos líderes, los que tienen temple, saben que son los gajes del oficio. Ser presidente es algo muy importante y te da lo que siempre quisiste en la vida. No sé por qué pero lo quisiste, y te da poder. Y tiene un costo: que hablen mal de vos algunos. Hay líderes que lo viven con temple y hay líderes que son muy frágiles. No depende de ser de izquierda o de derecha. Puede ser Maduro, puede ser Trump, puede ser Bolsonaro, puede ser Cristina. Milei está en esa línea. Eso muestra su fragilidad, un orden de jerarquía que a mí no me genera mucho respeto. -Milei le sumó a eso el insulto, cuanto más brutal mejor... -Claro, para estar en la conversación de las redes tenés que decir barbaridades. Si vos decís "Aleberco se equivoca en esto", a nadie le importa (en referencia a Alejandro Bercovich). "La basura inmunda de Ale Berco se equivoca en esto"... "¡Ehhh, mirá lo que dijo! Eso se supone genera respuesta y mantiene a un chabón en las redes. -Una estrategia que parece funcionar... -Un rato. Después tenés que gobernar. Y lo que define no es si vos insultás a alguien cada dos horas. Es una tontería muy infantil. Lo que define es que vos seas buen gobernante y resuelvas los problemas de la gente. Decí que no hay mucho humor político en la tele, porque da para hacer un sketch espectacular. Un tipo diciendo "Eh, somo' el brazo armado, eh, eh". ¿Qué es eso? El PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. Hay una pregunta que es recurrente en los distintos períodos presidenciales, cuando vos ves el germen del vamos por todo, nos quedamos para siempre, que es hasta dónde van a ir. Es una pregunta que conviene hacérsela. Por lo pronto, en algunas cosas están yendo más lejos de lo que uno podía esperar en la democracia argentina, por ejemplo, en la homofobia. La homofobia es una obsesión de ellos. Cuando insulta, Milei tiene muchas formas de hacerlo diciendo "homosexual". "Les dejamos el culo como un mandril", es una referencia a la homosexualidad. Si seguimos la historia de (Agustín) Laje y Nicolás Márquez, las referencias al lobby LGBT, promiscuidad, abuso de niños... todo el tiempo están con esa historia de que la boxeadora argelina era un boxeador. Están obsesionados con el tema de la homosexualidad. Hay demasiada tolerancia de la sociedad porque es como si todo el tiempo estuvieran hablando mal de los judíos. A mí me parece espantoso. Lo mismo la idea de escrachar gente. Por ejemplo, a Dolores Reyes, por el libro que escribió, que lo han transformado por la batalla cultural en el primero en ventas. Pero han publicado fotos, datos de familiares en internet. Esas cosas no me gustan nada. Es un método de atemorización y es posible porque la prensa no le da la dimensión que debe darle. Y es posible, porque el PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. "Veo a mucha gente silbando bajito" LPO Juan Casas -También sorprende que haya periodistas que Milei insulta de manera salvaje y le dicen: "Bueno, Presidente, no se enoje, tomemos un café". -No muchos, ¿eh? -Pero, incluso, medios. Por el diez por ciento de lo que hace Milei, con Cristina era una guerra santa. ¿Por qué ese cambio? -No sé. Solo podría especular. Pero me parece... -¿No creés que prevalece la idea de que hay que terminar con el kirchnerismo y entonces hay que tolerar todo de Milei? -Eso te iba a decir. Hay dos grietas que conviven. La grieta definida por la personalidad de Cristina, la amo o la odio, y la grieta definida por la personalidad de Milei, lo amo o lo odio. Hay un grupo de gente que tiene un dilema respecto de eso. Ponele, Carrió. Si la grieta está definida por Cristina, la odio y al odiarla estoy más cerca de Milei. Pero si la grieta está del lado de Milei, lo odio y estoy más cerca de Cristina. Eso pasa con la prensa también. El sector que encontró una identidad en la confrontación con Cristina y ahora aparece Milei, si denuncia mucho a Milei, deja de confrontar con Cristina. ¿Cómo hace? Pero Milei los humilla tanto, agrede tanto y es tan visible que, si no dan la batalla con Milei, quedan expuestos a un doble estándar muy fuerte. -¿Y no se resuelve eso volviendo a la base, es decir, buscamos información y publicamos información? -Hay personas que me parece que son muy ejemplares en este momento, como (Marcelo) Longobardi. No quiero incluirme a mí pero yo considero que tengo esa postura también. Jorge Fernández Díaz es muy claro. Si yo le criticaba a Cristina este tipo de cosas, por qué no se las voy a criticar a Milei. Pero hay una cantidad de gente que silba bajito, que es notable y uno lo ve. Hay dos grietas que conviven. La grieta definida por la personalidad de Cristina, la amo o la odio, y la grieta definida por la personalidad de Milei, lo amo o lo odio. Hay un grupo de gente que tiene un dilema respecto de eso. Eso pasa con la prensa también. El sector que encontró una identidad en la confrontación con Cristina y ahora aparece Milei, si denuncia mucho a Milei, deja de confrontar con Cristina. ¿Cómo hace? -En el caso de Milei, lo que es notable es que insulta a gente que escribe bien de él, incluso. Se enoja terriblemente con detalles menores. -Es un tipo muy especial. Es muy difícil saber qué lo ofende a Milei. La pelea con Silvia Mercado y la decisión de sacarla de la Sala de Periodistas, siendo una periodista que estaba en contra de Cristina y lo único que hizo fue informar que los perros no habían llegado a Olivos... Ponele que la información fuera falsa, qué te enoja tanto una información tan pueril? El lío con Ale Berco, que dijo que reculó Milei. Era un hecho objetivo. Es verdad que el tuit era irónico: de león a mandril, le puso. Milei cada tanto le pega a Mirtha Legrand y Juanita Viale. ¿Qué tenés para decir? Todo eso viene de un día que estaban en la mesa Juanita y Martín Seefeld, en agosto de 2022, que le estaban diciendo que valoraban mucho los debates que hacía pero, a veces, su modo hacía difícil escucharlo. Y él se enojó, les gritó. Y a partir de ahí, cada tanto pone: miren esto, son dos operadores. Si Seefeld y Juanita son operadores... es muy difícil saber hacia dónde se dispara. -Hay una característica muy común de la gente un poco paranoica y es que escala muy rápido... -Creo que él reclama de alguna gente un reconocimiento que no tuvo y eso lo hiere. Y reacciona de una forma muy ofendida y muy fuerte. Y después hay otra concepción, algo que se superpone y viene de lejos. En un momento, muchos sectores de la política entendieron que el modelo Watergate no iba más, que había que dar la batalla para desprestigiar al periodismo. Eso pasó en Estados Unidos, pasó en Brasil, pasó en todos lados. No se acepta que hay un sector que compense el poder político, y que está bien en su rol de fiscalizador e investigador de las miserias del poder político. Se terminó eso. Hay que desnudar que son unos hipócritas. Y en esa dinámica, ya no importa quién. Es el periodismo. acio Fidanza23/11/2024 Ernesto Tenembaum viene navegando con consistencia la idea de un periodismo no militante, no indignado, pero que pregunta. Y, sobre todo, repregunta. Es curioso cómo se ven las cosas en los tiempos de la polarización: el más básico ejercicio del periodismo es visto como una rareza, casi una provocación que indigna. Tenembaum recibió a LPO en un típico bar del Palermo original, antes que estallara en mil palermos. Le gusta desplegar las ideas con calma, aceptando las contradicciones, tiene algo de ese intelectual porteño de antes que lograba esa mezcla única de psicoanálisis y barrio. Inevitable, la charla decantó sobre la pregunta del momento: como ejercer el periodismo en la era Milei. LPO DAILY Al suscribirte aceptarás recibir el newsletter o las alertas de La Política Online. Te podés desuscribir cuando quieras Conoce al presidente y acaba de publicar "Milei - Una historia del Presente". Todavía se acuerda el mensaje que le mandó cuando ganó: "Te felicito y creo que la vas a chocar". Milei lo llamó de inmediato y lo invitó al hotel Libertador, donde hablaron por dos horas. Fue la ultima vez que lo vio. -¿Cómo ves esta pelea entre Milei y los periodistas? Esta idea de elegir a la prensa como el adversario? ¿Es algo realmente nuevo? -En principio, es tonto. Un gobierno que hace estas cosas, no digo que sea un gobierno tonto, pero en esto es tonto. Más allá de alarmarme, porque me preocupa, la pregunta es hasta dónde van a ir con esta pavada. Lo primero que me permite es definir cuáles son las prioridades de un gobierno. Y a mí me gustaba el Perón que decía en el 45' gané con toda la prensa en contra y en el 55' perdí con toda la prensa a favor. Una vez le preguntaron a Pepe Mujica: "Che, los diarios te matan". Y dijo: "Los diarios los leen 200 mil personas, yo tengo que gobernar para 4 millones". Esas 200 mil personas eran algo así como el 5 por ciento de la población uruguaya, que en Argentina sería algo así como 2,5 millones de personas en ese momento. Ni en pedo los diarios llegaban a 2,5 millones de personas. Cristina estaba obsesionada con los diarios y Pepe Mujica no. Entonces, hay distintos clivajes para analizar a los líderes de cada país. Uno puede ser el clivaje izquierda-derecha o centroizquierda y centroderecha. Pero también podés ver tolerancia o intolerancia. La democracia es un sistema caótico, siempre. Hay discursos que se superponen, discursos que se contradicen. Y todo es una cosa cacofónica que va armando una música. La diferencia entre unos líderes y otros es que hay unos que conviven con ese ruido, que parece un quilombo. Si sos presidente y tenés suerte, te putea el 40 por ciento del país. Pero en general, no tienen suerte y los putea el 60 o el 70 por ciento. Debe ser insoportable. Ahora, los buenos líderes, los que tienen temple, saben que son los gajes del oficio. Ser presidente es algo muy importante y te da lo que siempre quisiste en la vida. No sé por qué pero lo quisiste, y te da poder. Y tiene un costo: que hablen mal de vos algunos. Hay líderes que lo viven con temple y hay líderes que son muy frágiles. No depende de ser de izquierda o de derecha. Puede ser Maduro, puede ser Trump, puede ser Bolsonaro, puede ser Cristina. Milei está en esa línea. Eso muestra su fragilidad, un orden de jerarquía que a mí no me genera mucho respeto. -Milei le sumó a eso el insulto, cuanto más brutal mejor... -Claro, para estar en la conversación de las redes tenés que decir barbaridades. Si vos decís "Aleberco se equivoca en esto", a nadie le importa (en referencia a Alejandro Bercovich). "La basura inmunda de Ale Berco se equivoca en esto"... "¡Ehhh, mirá lo que dijo! Eso se supone genera respuesta y mantiene a un chabón en las redes. -Una estrategia que parece funcionar... -Un rato. Después tenés que gobernar. Y lo que define no es si vos insultás a alguien cada dos horas. Es una tontería muy infantil. Lo que define es que vos seas buen gobernante y resuelvas los problemas de la gente. Decí que no hay mucho humor político en la tele, porque da para hacer un sketch espectacular. Un tipo diciendo "Eh, somo' el brazo armado, eh, eh". ¿Qué es eso? El PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. Hay una pregunta que es recurrente en los distintos períodos presidenciales, cuando vos ves el germen del vamos por todo, nos quedamos para siempre, que es hasta dónde van a ir. Es una pregunta que conviene hacérsela. Por lo pronto, en algunas cosas están yendo más lejos de lo que uno podía esperar en la democracia argentina, por ejemplo, en la homofobia. La homofobia es una obsesión de ellos. Cuando insulta, Milei tiene muchas formas de hacerlo diciendo "homosexual". "Les dejamos el culo como un mandril", es una referencia a la homosexualidad. Si seguimos la historia de (Agustín) Laje y Nicolás Márquez, las referencias al lobby LGBT, promiscuidad, abuso de niños... todo el tiempo están con esa historia de que la boxeadora argelina era un boxeador. Están obsesionados con el tema de la homosexualidad. Hay demasiada tolerancia de la sociedad porque es como si todo el tiempo estuvieran hablando mal de los judíos. A mí me parece espantoso. Lo mismo la idea de escrachar gente. Por ejemplo, a Dolores Reyes, por el libro que escribió, que lo han transformado por la batalla cultural en el primero en ventas. Pero han publicado fotos, datos de familiares en internet. Esas cosas no me gustan nada. Es un método de atemorización y es posible porque la prensa no le da la dimensión que debe darle. Y es posible, porque el PRO se ha demostrado como un circo de hipócritas. Cristina miraba fijo y saltaban como si fuera Hitler, y ahora le votan todo (al gobierno). Amagan que no van a votar y siempre votan. "Veo a mucha gente silbando bajito" LPO Juan Casas -También sorprende que haya periodistas que Milei insulta de manera salvaje y le dicen: "Bueno, Presidente, no se enoje, tomemos un café". -No muchos, ¿eh? -Pero, incluso, medios. Por el diez por ciento de lo que hace Milei, con Cristina era una guerra santa. ¿Por qué ese cambio? -No sé. Solo podría especular. Pero me parece... -¿No creés que prevalece la idea de que hay que terminar con el kirchnerismo y entonces hay que tolerar todo de Milei? -Eso te iba a decir. Hay dos grietas que conviven. La grieta definida por la personalidad de Cristina, la amo o la odio, y la grieta definida por la personalidad de Milei, lo amo o lo odio. Hay un grupo de gente que tiene un dilema respecto de eso. Ponele, Carrió. Si la grieta está definida por Cristina, la odio y al odiarla estoy más cerca de Milei. Pero si la grieta está del lado de Milei, lo odio y estoy más cerca de Cristina. Eso pasa con la prensa también. El sector que encontró una identidad en la confrontación con Cristina y ahora aparece Milei, si denuncia mucho a Milei, deja de confrontar con Cristina. ¿Cómo hace? Pero Milei los humilla tanto, agrede tanto y es tan visible que, si no dan la batalla con Milei, quedan expuestos a un doble estándar muy fuerte. -¿Y no se resuelve eso volviendo a la base, es decir, buscamos información y publicamos información? -Hay personas que me parece que son muy ejemplares en este momento, como (Marcelo) Longobardi. No quiero incluirme a mí pero yo considero que tengo esa postura también. Jorge Fernández Díaz es muy claro. Si yo le criticaba a Cristina este tipo de cosas, por qué no se las voy a criticar a Milei. Pero hay una cantidad de gente que silba bajito, que es notable y uno lo ve. Hay dos grietas que conviven. La grieta definida por la personalidad de Cristina, la amo o la odio, y la grieta definida por la personalidad de Milei, lo amo o lo odio. Hay un grupo de gente que tiene un dilema respecto de eso. Eso pasa con la prensa también. El sector que encontró una identidad en la confrontación con Cristina y ahora aparece Milei, si denuncia mucho a Milei, deja de confrontar con Cristina. ¿Cómo hace? -En el caso de Milei, lo que es notable es que insulta a gente que escribe bien de él, incluso. Se enoja terriblemente con detalles menores. -Es un tipo muy especial. Es muy difícil saber qué lo ofende a Milei. La pelea con Silvia Mercado y la decisión de sacarla de la Sala de Periodistas, siendo una periodista que estaba en contra de Cristina y lo único que hizo fue informar que los perros no habían llegado a Olivos... Ponele que la información fuera falsa, qué te enoja tanto una información tan pueril? El lío con Ale Berco, que dijo que reculó Milei. Era un hecho objetivo. Es verdad que el tuit era irónico: de león a mandril, le puso. Milei cada tanto le pega a Mirtha Legrand y Juanita Viale. ¿Qué tenés para decir? Todo eso viene de un día que estaban en la mesa Juanita y Martín Seefeld, en agosto de 2022, que le estaban diciendo que valoraban mucho los debates que hacía pero, a veces, su modo hacía difícil escucharlo. Y él se enojó, les gritó. Y a partir de ahí, cada tanto pone: miren esto, son dos operadores. Si Seefeld y Juanita son operadores... es muy difícil saber hacia dónde se dispara. -Hay una característica muy común de la gente un poco paranoica y es que escala muy rápido... -Creo que él reclama de alguna gente un reconocimiento que no tuvo y eso lo hiere. Y reacciona de una forma muy ofendida y muy fuerte. Y después hay otra concepción, algo que se superpone y viene de lejos. En un momento, muchos sectores de la política entendieron que el modelo Watergate no iba más, que había que dar la batalla para desprestigiar al periodismo. Eso pasó en Estados Unidos, pasó en Brasil, pasó en todos lados. No se acepta que hay un sector que compense el poder político, y que está bien en su rol de fiscalizador e investigador de las miserias del poder político. Se terminó eso. Hay que desnudar que son unos hipócritas. Y en esa dinámica, ya no importa quién. Es el periodismo. "Veo a mucha gente silbando bajito" LPO Juan Casas Cuando ves un reportaje medianamente ríspido con un libertario, están muy entrenados. Primero hay que decir que lo peor fue el gobierno anterior. Segundo, hay que vincular al periodista con el gobierno anterior. Si vos me preguntás esto, te gustaba Massa, ¿no? Tercero, vos recibís pauta. No, déjame preguntarte a mí también. Y adjudicarte alguna conducta que circula en redes sociales para que vos tengas que dar explicaciones. -Un manual al que debes estar acostumbrado... -La primera vez que me pasó eso fue con (Carlos) Kunkel. Yo venía muy acostumbrado al periodismo que hacíamos con Menem, con Duhalde, y era "te pregunto lo que más te duele, a ver qué me contestás". Era ponerle picante. Y yo estaba en Mitre y un día me dice Kunkel: "Vos no tenés derecho a hablar porque trabajás para una apropiadora de niños". Y me dejó... (silencio). ¿Qué hago? Ese fenómeno fue recorriendo... y para quién trabaja, la pauta, lo que sea. No le voy a dar legitimidad al periodismo ni en pedo, se la voy a discutir y lo voy a desprestigiar. Milei es el último eslabón de esa pelea, que es una pelea legítima. Si el periodismo va a fiscalizar, tiene que aceptar que tiene sus costos y el poder político se te va a tirar encima con todo. Ahí hay una pelea para dar. Depende cómo se dé, el periodismo tendrá influencia en algunos sectores, en otros no. También es verdad que pueden sacarnos del lugar del pedestal. De hecho, no deberíamos estar en un pedestal. Deberíamos laburar, dar nuestras opiniones y aceptar que no somos los dueños de la verdad. -Vos estuviste en Página 12 en el mejor momento del diario, cuando lo tenían loco a Menem. ¿Qué diferencia ves entre esa época y ese gobierno y este de Milei? -La relación con el periodismo fue muy conflictiva entonces y ahora, y con Cristina también. Había diferencias de distinto tipo. En aquel momento, había discriminación con la publicidad oficial, había sectores vinculados a la política que cometieron un crimen, el de José Luis Cabezas, había hostigamiento, claramente. En ese momento, el periodismo estaba más unido. Desde (Mariano) Grondona hasta (Horacio) Verbitsky había... -Surge Periodistas, ¿no? -Estaba todo el mundo ahí. Eso lo rompió el kirchnerismo, porque un sector del periodismo decidió defender al gobierno. "Nosotros queremos defender a este gobierno y creemos que las críticas tienen que ver con intereses y no con la gestión del periodismo independiente". Y ahí se rompió. Y todavía no se reparó. Va cambiando de forma. En algún momento, era un grupo de periodistas más enardecidos contra Cristina y ahora hay un grupo de periodistas más enardecidos contra Milei. Pero no se recuperó la unidad que había en la década del 90'. Cada período tiene sus particularidades. Me acuerdo de Menem en el 95', brindando con (Bernardo) Neustadt porque "derrotamos a los medios de comunicación". Las presiones publicitarias en los medios. Lo que pasó con Cabezas. Con Cristina fue la gran novedad de 6,7,8, que era un producto muy popular. Mucho más popular que lo que hace Milei ahora contra los periodistas. La agresión contra el periodismo, ahí, estaba en la calle. Había marchas con nuestras caras como enemigos del pueblo. Yo estaba prevenido de que en algún momento se parara alguien a putearme. Eso no pasa ahora. Los que creen que la militancia hoy es de Milei... yo no la veo. No digo que no esté. Pero el otro día, en el acto del brazo armado, ¿habría 300 personas? Con toda la furia, 500. En la marcha universitaria, la columna de La Cámpora, que supuestamente está en retirada, eran 15 mil. En el acto del Parque Lezama, cuánta gente había... -Cinco mil? -Con toda la furia. La marcha universitaria de una semana después había, como mínimo, 200 mil. Vos andás por la calle y no están los libertarios. "La calle" quiere decir mi barrio, un restaurante... está Milei. Milei es un líder muy popular, pero la militancia por ahora no está... -Está en las redes... -En las redes. -En Twitter sobre todo... -En una red. -Que además, han salido informes que dicen que X tiene un porcentaje altísimo de cuentas falsas... -Y el algoritmo es muy sesgado. Me decía un amigo que se mudó a Blue Sky. Me dijo: "yo en Blue Sky tengo 4 mil seguidores porque recién entré y pongo una nota mía y tiene 3 mil likes. Estoy en Twitter, con 100 mil seguidores, y tengo 200 likes". Una la repite y la otra no. Es evidente. -Otra diferencia que se hace de este gobierno con el de Menem, es que aquel tenía un gabinete mucho más profesional... -Eso es otra cosa. Y es por que Menem no rompía. -Y en las conferencias de prensa no insultaba, se bancaba las preguntas... -Se reía. Alguna vez se enojaba, pero Tato Bores todos los domingos lo torturaba y él cerraba el año con Tato Bores. Era mucho más plástico. -¿Creés que esta pelea con el periodismo le va a generar un costo al gobierno? -No lo sé. Creo que es un orden de prioridades equivocadas. Otro rasgo del gobierno que no está bien para el país. La idea de que tenés que dividir al país para gobernarlo es una idea que le ha hecho mucho daño a Argentina. Creo que no se dan cuenta los métodos que están instaurando. Porque lo que va, vuelve. Eso pasó con 6,7,8, pasó con el kirchnerismo. Gente que hoy no tiene poder está viendo lo que pasa y el día que tenga poder va a aplicar métodos así o más fuertes... -Milei naturaliza que lo insulten porque él insulta? -Es auténtico. La gente votó autenticidad. Lo escuchaba a (Alejandro) Rozitchner una vez: Yo valoro la autenticidad del Presidente, decía. Ponele que Guillermo Moreno gana y se pone auténtico. Ponele que gana (Juan) Grabois y te hace un mega decreto y te dice "reforma agraria". ¿DNU? Pero cómo. ¿Vos no votaste para que hubiese DNU? Cuando desde el poder o los socios del poder se vulnera el ejercicio de la democracia argumentando pavadas, tarde o temprano estás avalando que eso pase en sentido contrario.

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