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  • Día de la Música y de la Flor nacional, “El Ceibo”

    Concepcion del Uruguay » 03442noticias

    Fecha: 23/11/2024 19:58

    El día de la música es una conmemoración internacional pues son muchos los países en que se celebra, en honor a esta mártir patrona de los músicos y poetas. Según Venancio Fortunato obispo de Poitiers muerto en el año 600, en esa época ya se veneraba a una Cecilia fallecida durante el periodo que gobernaba el emperador Marco Aurelio (años 176 – 180), si bien alrededor del año 480 aparecieron unas Actas de Santa Cecilia las mismas no contiene referencias a fechas ciertas, además de estar escrita en latín antiguo por lo que en algún momento se la confundió con otra Cecilia, una joven africana que padeció el martirio alrededor del año 230. Lo que se sabe que consagrada a Dios prometió no casarse, y cuando sus padres la prometieron en matrimonio a Valeriano ella le pido que respetara su pureza pues un ángel la protegía y si no lo hacia el llevaría un vida de padecimientos , enviándolo a conversar con el Papa Urbano con quien la unía un relación muy estrecha, este convierte a Valeriano y a su hermano Tiburcio al catolicismo, lo que les vale la muerte, la joven entierra sus cuerpos ( lo cual estaba prohibido ) por lo que ella misma es llevada al martirio y a la muerte. La historia nos cuenta que durante todo el período que dura su martirio nunca dejo de cantar, y en el 1594 el Papa Gregorio XIII la nombra patrona de la Música, designándose el 22 de noviembre fecha de su muerte, como día de su celebración. Concepción del Uruguay, sus instituciones y la música Nuestra ciudad sea destacado desde sus orígenes, entre otras cosas por ser pionera en la educación y cuna de arte y en lo musical desde 1948 cuanta con la Asociación Pro Arte Amigos de la Música, a fines de la década del 40 y con el propósito de arle un espacio propio de difusión a los músicos locales como así también a otros nacionales e internacionales surge “Amigos de la Música”, cuya acta fundacional es del 16 de mayo de 1948, asumiendo como primer presidente Abelardo Churruarin. Las ganas de hacer eran muchas y el 29 de junio de ese mismo año organiza su primer concierto a cargo del arpista Nicanor Zabaleta, músico español que actuó en los salones de “La Fraternidad”. Esas ganas fueron haciendo crecer la actividad y con ella la institución, así surge la idea de tener un evento anual de primavera fijándose la realización del mismo para el mes de octubre. En octubre de 1968 llegan a la ciudad Alberto Ginastera, Juan Pedro Franze, el trio Pro Música de Paraná, Pía Sebastiani y Anahí Carfi, la comisión directiva le encarga al artista plástico local Luis Gonzaga Cerrudo la confección del logo con que se distinguirán los programas, el “Octubre Musical” está en marcha y continua a la fecha. En el año 1979 de funda por disposición de la Municipalidad de Concepción del Uruguay la Escuela Superior Municipal de Música, en 1992 tras una intensa labor desarrollada por al arpista Marcela Mendez, que cuenta con el apoyo de diversos músicos entrerrianos y nacionales a través del Decreto 11.827 del Departamento Ejecutivo Municipal de Concepción del Uruguay, se la designa con el nombre de Celia Torrá y en la actualidad forma parte de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Siendo la intuición que académicamente apoya y desarrolla las inquietudes vocacionales de muchos jóvenes de la ciudad y la región que a través de ella se forman para afianzar su porvenir. Celia Tomasa Torrá, nació el 18 de septiembre de 1884 en Concepción del Uruguay. Su familia era de origen catalán, contando también entre sus miembros españoles, argentinos, uruguayos y paraguayos. Era nieta de Don José Ubach y Roca, quien asociado con el General Don Justo José de Urquiza instaló una fábrica de paños en Concepción del Uruguay. Su padre, Joaquín B. Torrá fue tesorero de la municipalidad, era de nacionalidad uruguaya aunque sus antepasados pertenecían al principado de Cataluña. Tal cual lo expresa Marcela Mendez en sus estudios e investigaciones sobre ella. Fue su padre quien comenzó a darle clases de violín con tan solo 4 años de. Luego, de joven, viajó a Paraná para continuar sus estudios, pero permaneció allí durante un breve tiempo ya que su próximo destino fue Buenos Aires. Con tan solo 18 años comenzó a estudiar con los músicos más destacados: piano con el compositor Alberto Williams, violín con América Montenegro y composición con Andrés Gaos. La vida para una mujer provinciana, en aquellos tiempos, no era fácil. Sin embargo, aquello no fue un obstáculo y en 1909 obtuvo una beca de la Comisión Nacional de Bellas Artes con el Gran Premio Europa que le permitió viajar al viejo continente para continuar su formación musical. Se radicó en Bruselas donde pudo perfeccionarse con Cesar Thompson y luego en Hungría con Jeno Hubay y Zoltan Kodaly. En 1919 contando con 35 años, terminada la guerra y tras nueve años de ausencia, regresa a su patria. Visita su ciudad natal, Concepción del Uruguay donde siempre fue admirada y querida. Aquí realizó un concierto de violín en la misa dominical en la Iglesia de la Inmaculada Concepción, promoviendo a partir del mismo la formación de una comisión para recaudar fondos para la compra de un órgano, con el apoyo del párroco de turno, el presbítero Andrés Zaninetti y asumiendo la responsabilidad del proyecto. Regresa a Europa a seguir sus estudios y para 1921 está de vuelta en su patria. Comienza a realizar giras por el interior de nuestro país, para 1929 integra el Trío Argentino de Música de Cámara, y un año después funda la Asociación Coral Argentina. Ya en 1931 Compone la Rapsodia Entrerriana para orquesta que recibe el Premio de la APO, a esta obra le seguirán la Sonata para piano en La Menor en 1934 y en 1937 la Suite Incaica, que dirigirá ella misma en el teatro Colon en 1949, su carrera continuará no solo con sus creaciones sino también fundando coros y orquestas, es decir no solo se desarrolló a sí mismo sino que además abrió puertas para otros músicos y vocalistas, fue creadora y difusora de la música y el canto. Caber destacar la labor desarrollada, en cuanto a la difusión musical, por nuestra querida y no siempre bien tratada y ponderada LT 11 ya sea desde las grabaciones, las transmisiones en vivos de festivales o las audiciones en sus estudios, que nos has permitido conocer a un importante número de artistas foráneos que la visitaron como a si mismo darle la oportunidad de comenzar a darse a conocer a los locales. Si bien la radio le abrió sus micrófonos a todos los géneros musicales, los ritmos litoraleños y el tango han sido sin dudas los que más “salieron por su aire”. Algunos protagonistas y hechos de la música Como par ilustrarnos un poco más rescatamos a: Marta Mendicute Hay muy poca información sobre Marta Mendicute. Si bien esta autora y compositora tiene en su haber tanto la letra como la música de una veintena de canciones, han logrado la popularidad solamente dos: «Que seas vos» y «A qué volver», ésta con letra de ella y música de Eduardo Falú. Su lugar de origen es la provincia de Tucumán, donde nace un 24 de 0ctubre de 1923, aunque sus versos hablan de Tilcara (Jujuy), se radicó en Buenos Aires a mediados de la década del 50, donde falleció el 11 de junio de 1981. Cantante e intérprete de la guitarra, luego del éxito conseguido por «Que seas vos», Marta Mendicute realizó recitales de sus canciones, auspiciadas por entidades culturales, pero no hay grabaciones de ella. Según sus propias palabras, compuso «Que seas vos» un día en que se sentía muy sola, sentada en su cama. Cuando la cantó entera, sintió algo inexplicable, extraño y poderoso, como que en esas estrofas había puesto todo de sí, lo que le provocaba una gran emoción. Por eso cuando Marta Mendicute tuvo que decidir cuál de sus canciones presentaría en el II Festival Odol de la Canción, realizado en diciembre de 1964, optó por esta zamba, que además era un ritmo accesible y popular. Si bien la autora no aclara quien es «Vos», la letra parece dedicada a un ser querido, a quien le deja esas coplas para que le cante a su cerro «como lo ha sentido, casi con dolor», surgidas probablemente del sentimiento de desarraigo de muchos provincianos que deben emigrar. En «A qué volver» Marta Mendicute revela la frustración que produce el atraso de ciertas regiones del país con respecto a la Capital. Hay una lucha entre el sentimiento y la razón; le gustaría volver, pero se encontraría con lo mismo que la obligó a emigrar, o peor aún; ya no encontraría las cosas que añora. Volviendo a la zamba que la lanzó a la fama, «Vos» podría ser alguien imaginario, quien la cante, o la propia zamba, porque según palabras de la propia Marta Mendicute, al referirse a esa cuestión dice: «Todo el mundo pregunta quien es Vos. Yo quiero que permanezca en el incógnito. Ya mi cerro debe saber cómo lo he sentido. Deseo que cada interprete le dé ese “Vos” como lo hace Jorge Cafrune, con su calor, su ternura conmovedora y con la fuerza de su autenticidad.» Si se analiza la letra de la zamba, la intención es que «Vos» le haga saber a «su tierra» que se ha ido por necesidad, en busca de mejores horizontes, pero que no ha dejado de quererla. En realidad parece escrita con el propósito de dejar una especie de herencia para que cuando ella no estuviera se conociera la añoranza que sentía por sus pagos, pero al conseguir una difusión masiva pudo lograrlo en vida: «Ya mi cerro debe saber cómo lo he sentido…» El 25 de octubre de 1954, hace 70 años, se grabó «Don Gualberto»: Este tema compuesto por Tarragó Ros y Felipe Lugo Fernández es un homenaje a Gualberto Panozzo quien fuera amigo del Rey del Chamamé. Gualberto estuvo a cargo durante algún tiempo de la crianza de Antonio Tarragó Ros. «Yo no estoy pero está Gualberto que es lo mismo que esté yo», le habría dicho Tarragó a su hijo. Panozzo le hizo dar a Antonio los primeros pasos en el acordeón. Es que era músico y fue compositor de «Galleta collera». Tita Merello: El 11 de octubre de 1904, hace 110 años, en un conventillo de San Telmo, nacía esta mujer que fue ejemplo de lucha y superación, luego de una infancia signada por las carencias y el abandono llegó a ser la artista más respetada del país, ese día llegaba al mundo Laura Ana Merello, prácticamente no tuvo infancia, antes del año perdió a su padre víctima de Tuberculosis, por lo que su madre la internó en un instituto de menores. Su niñez se vio marcada por el hambre, las ausencias y el dolor, fue reducida a la servidumbre y jamás recibió una caricia o un abrazo. A los 12 años su madre la lleva a vivir a la calle Corrientes donde la ayudaba con su oficio de planchadora. Fue analfabeta hasta los 17 años cuando un amigo de la familia, Simón Yrigoyen Iriondo le enseñó a leer. Su primer trabajo en el espectáculo fue como corista en el teatro avenida, pero la crítica la tildo de «fea» y desafinada. Todo se volvía en su contra, Carlos Gardel la escuchó cantar tangos y habló muy mal de ella, el mundo se desmoronaba. Cuando parecía destinada a shows picarescos, semi pornográficos para los cánones de la época, todo cambió. Libertad Lamarque le pidió que la reemplazara en el sainete «El conventillo de la paloma», su actuación fue memorable, había encontrado una puerta en el mundo del teatro. El éxito hizo que ambas fueran convocadas para la primera película sonora Argentina, «¡Tango!». Acompañó a Francisco Canaro con su obra «La muchacha del centro», un suceso con casi mil representaciones. Se reinventó como cantante de tango y se lució con su actuación dramática en la película «La fuga», cinta que se perdió en los incendios de la distribuidora «Alex». El mundo del teatro y del cine se rindieron a sus pies, convertía en oro todo lo que tocaba. Cuando se estrenó «Buenos Aires de hoy y de ayer» su interpretación de la milonga «Se dice de mi» fue considerada sublime, ella decía que le resultó fácil porque hablaba de ella. Luego de filmar durante años en México regresó a la Argentina convocada por Atilio Mentasti que la nominò para los mejores papeles de su vida. Sus películas «Don Juan Tenorio» y «Los Isleros» la convirtieron en una estrella internacional. La caída de Perón la colocó en las listas negras de los militares por lo que se exilió en su amado México donde continuó su brillante carrera. En los ’60 regresó al país donde fue recibida con infinidad de propuestas cinematográficas y musicales. Los años ’80 la situaron en la televisión con shows musicales y columnas de opinión y anécdotas de su vida. Poco a poco se fue alejando de la vida pública y solo aparecía en público para alguna nota con tintes de homenaje. Cuando se le diagnostico Cáncer de mama con metástasis cerebral, decidió no hacer ningún tratamiento y enfrentar su destino, falleció en la Fundación Favaloro el 24 de diciembre de 2002. Leyenda del Ceibo Cuenta la leyenda que en las orillas del Paraná vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Aunque era fea, en las tardes veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños… Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad. Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva. El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien, al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que, sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro. Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento. Elías Almada Correo electrónico: almada-22@hotmail.com Fuentes: Investigaciones y publicaciones de Marcela Mendez, Juan Carlos Zamateo, Gonzalo Pereyra, Fundación Memoria del Chamamè, Evita Bustos en Buenos Aires: Historia, cultura y turismo

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