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  • Colapinto y Albon unidos por el amor a dos "chinas"

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 23/11/2024 16:00

    Por José Luís Zampa El supuesto affaire de Franco Colapinto con la actriz argentina Eugenia Suárez, más conocida como “China”, alimentó durante varios días la usina de noticias farandulescas hasta dar lugar a las maledicencias que condenaron al piloto de Williams por distraer su concentración en asuntos de polleras. De pronto, estalló la moralina improductiva de miles de internautas que criticaron el corredor por desatender su misión de permanecer en el gran circo de la F1. Y la espuma de chimentos se elevó a puntos en los que hasta el manager de Colapinto, Jamie Campbell Walter, salió a pedir que la gente dejara de opinar, como si su exhortación sirviera de algo. La reacción del promotor inglés fue inocua pero comprensible: trataba de preservar la imagen del joven piloto oriundo de Pilar (y del equipo Williams) ante una catarata de críticas -muchas de ellas injuriantes- que pintaban al joven deportista como un irresponsable. Campbell Walter quiso aplicar un bozal mediático, pero equivocó la estrategia por cuanto la procacidad de los “dicequés” no se detiene con mordazas sino al contrario. Se potencian. El sentido de este informe es, por ende, contribuir a la tranquilidad de conciencia de Colapinto y exonerarlo de culpas. Aunque el piloto argentino jamás llegue a leer estas modestas líneas, es suficiente con que algunos lectores corran la voz ante una evidencia histórica que ubica al actual piloto de Williams exactamente en el estilo de vida que han llevado los grandes campeones de la categoría. A fin de disminuir los índices de escandalización de los seguidores que vieron el famoso video de las salidas de Franco y la “China” por las calles de Madrid, hay que decir que no fue el primero ni el último en relacionarse sentimentalmente mediante amores furtivos dentro del selecto mundo de la Fórmula 1. Y no por promiscuidad, sino porque a los profesionales del volante que llegan al más alto nivel no les queda más camino que la trashumancia. Juan Manuel Fangio, por citar un caso paradigmático, nunca pudo formar una familia estable con la mujer que fuera el amor de su vida, la bella Beba Berruet. Y eso a pesar de que ella, al enamorarse del Quíntuple, apostó fuertemente a la relación. Separada de su esposo legal, Beba accedió a tener un hijo con Juan Manuel. Nació así el también gran piloto Oscar “Cacho” Fangio. Pero muy pocas veces pudieron estar los tres juntos. El querido “Cacho” (amigo personal de quien esto escribe) quedó la mayor parte de su infancia al cuidado su abuela mientras su padre disputaba los campeonatos de F1 en distintos países del mundo acompañado por Beba. Al final, la relación se desgastó por la intensidad de las campañas deportivas de Fangio, cuyos compromisos contractuales implicaban una lejanía que con el correr del tiempo derivó en una ruptura que el múltiple campeón siempre lamentó. Empero, su ritmo de vida lo llevó a mantener distintas relaciones afectivas que se conocerían recién 70 años después, cuando los hijos biológicos del “Chueco” lograron oficializar sus identidades mediante estudios de ADN. ¿Le quita este costado de su historia personal méritos deportivos y humanos a Juan Manuel Fangio? Desde luego que no. El que todavía hoy es considerado por los especialistas como el mejor piloto de todos los tiempos fue un buen hombre atado a las convenciones de su época, ceñido por usos sociales que obligaban a las personas públicas a refugiarse en la discreción para no padecer la condena social que hoy, en cierto modo, enfrenta Colapinto. Otro caso fue el de Carlos Alberto Reutemann, el otro gran piloto y subcampeón mundial que representó a la Argentina desde 1972 a 1982 en la F1. Aunque casado con la modelo María “Mimicha” Bobbio, su matrimonio entró rápidamente en un cono de sombras como consecuencia del frenético ritmo de un corredor profesional que debía saltar de un punto a otro del planeta en pocos días, con dos niñas pequeñas que finalmente quedaron al cuidado de su madre, una vez consumada la separación. El que sin dudas es el caso más famoso de donjuanismo en el automovilismo es el protagonizado por el legendario James Hunt, campeón del mundo 1976 (año en el que libró una épica batalla con Niki Lauda) y dueño de una reconocida fama de conquistador irresistible al punto de ser considerado por la prensa como “el hombre de las 5.000 mujeres”. ¿Fue para tanto? Nadie puede corroborarlo, pero hay un dato que invita dudar de sus dotes en razón de que su primera esposa, la actriz Suzy Miller, lo dejó por otro el año en que fue coronado monarca de la F1. ¿Qué James Hunt, el supermacho del volante, fue desairado por una dama? Sí. Es verdad. Se dice que ya no había amor en la pareja y que el inglés de la melena rubia mantenía amoríos paralelos, pero lo cierto es que un buen día Suzy se enamoró del galán de cine Richard Burton y se fue con él.P Para desposarla, el actor -ex esposo de Liz Taylor- acordó con Hunt la disolución matrimonial a cambio de un millón de dólares que fueron pagados al campeón en una transacción secreta. Michael Schumacher es otro gran campeón con vida sentimental agitada y no porque el “Kaiser” haya cometido alguna infidelidad sino porque a fines de la década del 80 consumó el enroque conocido como “icardeada”. Mucho antes de que existiera el triángulo amoroso de Wanda Nara, Maxi López y Mauro Icardi, el entonces prometedor talento del automovilismo alemán le birló la novia a un colega. Corinna Schumacher, hoy abnegada esposa encargada de cuidar a un “Schummi” postrado por un accidente de esquí, se introdujo en el ámbito del automovilismo de la mano de su anterior novio, el también piloto alemán Heinz Harald Frentzen, quien competía junto con su amigo Michael en la Fórmula 3000. Allí Corinna se conoció con Schumacher, con quien -al cabo de unos meses- comenzó a salir tras cortar su relación previa. Se casaron en 1995, año del segundo título del séptuple campeón germano. ¿Hay más casos para esta recopilación? Los hay. La pasión que unió en su momento al inolvidable Ayrton Senna y a Xuxa Menegel ilusionó a la torcida brasileña con una ceremonia matrimonial entre las dos celebridades más queridas de ese país, pero Senna pretendía que Xuxa lo acompañara por el mundo y Xuxa demandaba que Ayrton la escoltara en sus giras. Resultado: el amor perduró, pero la relación entró a un camino sin salida. Senna murió en el GP de Ímola mientras mantenía un noviazgo con la modelo Adriane Galisteu, aunque hasta el día de hoy la viuda moral del más amado deportista de Brasil sigue siendo Xuxa. Finalmente, Alexander Albon -compañero de equipo de Colapinto en Williams- es un ejemplo de cómo puede un piloto de la élite desenvolverse en el plano social sin que nadie cuestione sus elecciones. El tailandés está en pareja con la golfista china Muni He, una bella joven que se deja ver en el paddock mientras sigue la telemetría de su amado. Un detalle singulariza la relación: Muni nació varón pero hace unos años inició un proceso hormonal para convertirse en mujer transgénero. Valga la paradoja: ahora los dos pilotos de Williams tienen novias “chinas”.

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