23/11/2024 12:23
23/11/2024 12:22
23/11/2024 12:22
23/11/2024 12:21
23/11/2024 12:20
23/11/2024 12:20
23/11/2024 12:13
23/11/2024 12:13
23/11/2024 12:13
23/11/2024 12:12
» Diario Cordoba
Fecha: 23/11/2024 09:02
Volver después de casi veinticinco años a retomar esta historia de romanos que tanto éxito proporcionó al director británico Ridley Scott, no parece que fuera una apuesta fácil, teniendo en cuenta que «segundas partes nunca fueron buenas», aunque haya habido memorables excepciones en la historia del cine. Sin embargo, es difícil en estos tiempos de secuelas, precuelas y remakes, cuando tanto cuesta que afloren buenas ideas en forma de guiones originales en Hollywood, encontrarse con alguien que renuncie al «más de lo mismo» con esa finalidad que tanto gusta a los ejecutivos de las grandes cadenas y estudios: reventar la taquilla. Y a la vista de los resultados en estos primeros días de exhibición, lo están consiguiendo. Valga como ejemplo decir que un lunes, visitar una sala cinematográfica donde se exhiba un título en versión original, no suele ser una opción mayoritaria; sin embargo, con esta continuación de la película que protagonizó Russell Crowe en el año 2000, no ha sido así, doy fe de la buena entrada que ocupaba el aforo. Por tanto, el primer objetivo, el de la rentabilidad, parece que va a estar más que superado durante el periodo de explotación comercial. Otra cosa es la calidad artística de este producto comercial, que se ve abocado al irremediable destino de la comparación, puesto que el precedente está ahí y la dificultad a la hora de superarlo también. Al salir, un grupo de jóvenes intercambiaban opiniones y concluían: «Es mala, pero divertida». No creo que sea acertado el veredicto, pues teniendo en cuenta que no estamos ante una producción con aspiraciones a obra maestra, sí que cumple con eso que conocemos como cine espectáculo y, desde luego, como ya comentábamos a propósito del estreno de Gladiator, no hay que ir con la libreta anotando fallos históricos y anacronismos, pues no se trata de eso, sino de entretener y emocionar, incluso, en determinados momentos del relato fílmico. Y entretener, entretiene. De las interpretaciones, sin duda, me quedo con la de Denzel Washington, que sin ser el protagonista ensombrece al resto. Por tanto, el espectáculo está servido.
Ver noticia original