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    » Diario Cordoba

    Fecha: 21/11/2024 09:37

    A mis hijos les cuesta creer que cuando yo era pequeño el televisor de mi casa no tenía mando. Aquella tele de mis tiempos infantiles, la del 12 a 1 contra Malta, la de Espinete al llegar del cole, la del «hasta aquí puedo leer» de Mayra, era una tele de audiencias multimillonarias y familias numerosas congregadas en torno al cautivador brillo del aparato igual que tribus de antaño alrededor del fuego. Llegaron más tarde las autonómicas y las privadas, Telecinco y las mamachicho, Antena 3 y los debates de Hermida. En este formato, el de la opinión en directo, se refleja nítidamente la transformación de la sociedad, el fluir vertiginoso del instante, el modo multitarea de abarcar mucho y apretar poco, la polarización sectaria... el cambio en la forma de fabricar y consumir programas televisivos. Otros artículos de Raúl Ávila Todas direcciones Vulnerabilidad digital Todas direcciones Ahora Todas direcciones No era suficiente Antes era costumbre que una cámara enfocara exclusivamente a alguien que tenía cierto margen de tiempo para desarrollar su argumentación, de forma que el telespectador podía concentrar por entero su atención en esa figura. Sin más. Hoy, cuando el zapping no abarca tantísimo canal y los chavales se refugian en Youtube y TikTok, la pantalla única de la tele de ayer se ha hecho pedazos y uno no sabe dónde mirar: mientras fluyen imparables los titulares en la parte inferior y vemos rótulos fijos que nos anuncian el estreno de la nueva apuesta de la cadena en alguno de los ángulos superiores, a la izquierda hay un tertuliano de un bando y a la derecha una tertuliana del bando contrario sin dejarse hablar. ¿Y en medio? En medio, una sucesión repetitiva de imágenes, un bucle interminable que distrae más que aporta: Mazón con un chaleco rojo como de hacer algo útil diciéndole algo a Sánchez en una reunión, Mazón con traje y corbata en un acto antes del desastre, Mazón con un jersey y muy mala cara soltando un rollo mientras un colaborador cabizbajo parece pensar aquí huele a muerto, Mazón en un evento junto a la periodista con la que compartió una sobremesa sin estrés, Mazón señalándole un mapa al Rey como si supiera de algo... y vuelta al principio, el mismo bucle varias veces: Mazón otra vez con el chaleco rojo, Mazón otra vez con traje y corbata, Mazón otra vez con jersey... Y a todo esto el tertuliano de un bando y la del otro sin dejar de vociferar en sus respectivos lados de la pantalla, tirando de argumentario partidista desde polos opuestos. En el fondo da un poco igual lo que digan: la gente que tiene la tele puesta les hace poco caso porque está pendiente del móvil. *Profesor

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