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» Elterritorio
Fecha: 20/11/2024 11:14
El melanoma, uno de los tipos más peligrosos de cáncer, se origina en el 80% de los casos en lesiones que aparecen como lunares nuevos en el cuerpo miércoles 20 de noviembre de 2024 | 4:00hs. Se debe evitar la exposición solar acumulada por los años. Foto: Archivo El cáncer de piel es el tipo más común de cáncer en el mundo, con más de 5 millones de casos diagnosticados cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque la mayoría de los casos son tratables cuando se detectan a tiempo, el melanoma, una forma más agresiva de cáncer de piel, sigue siendo responsable de miles de muertes anuales. La prevención, la autoexploración de la piel y los chequeos regulares con un dermatólogo son claves para reducir riesgos. Identificar cambios en la piel, como lunares nuevos o alteraciones en los existentes, puede marcar la diferencia en el pronóstico de los pacientes. La educación sobre los cuidados solares y la detección temprana son fundamentales para disminuir la incidencia y mortalidad asociadas a esta enfermedad. La dermatóloga Gabriela González Campos, experta en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de la piel, pone en primer plano la importancia de reconocer los primeros signos de alerta frente al cáncer de piel, que puede manifestarse en forma de lunares o manchas. Según la especialista, el melanoma, uno de los tipos más peligrosos de cáncer de piel, “se origina en el 80% de los casos en lesiones que aparecen como lunares nuevos” y en un 20% en aquellos lunares preexistentes. Para identificar si un lunar es potencialmente maligno, González Campos recomienda seguir el acrónimo ABCDE, un sistema sencillo para evaluar las características de cualquier lunar sospechoso. “A de asimetría, cuando las mitades del lunar son diferentes; B de borde irregular o poco definido; C de color, cuando un lunar tiene más de dos tonos; D de diámetro, cuando el lunar supera los seis milímetros; y E de evolución, cuando cambia de tamaño, forma o color”, explica la dermatóloga. Según ella, cualquier lunar nuevo o que presente cambios en la piel debe ser motivo de consulta médica inmediata. “Lo ideal es hacerse un autoexamen de la piel una vez al mes, y estar atentos a cualquier cambio, por más pequeño que sea”, aconseja. Además de la autoobservación, la especialista subraya la relevancia de realizarse controles dermatológicos periódicos. Pérez Campos aclara que, aunque el cáncer de piel puede ser tratado exitosamente cuando se detecta a tiempo, “el melanoma, si no es diagnosticado precozmente, puede ser mortal. Por eso es crucial que las personas se sometan a un chequeo con un dermatólogo, quien tiene la capacitación y los recursos para detectar lesiones que podrían pasar desapercibidas a simple vista.” La dermatóloga también hace hincapié en la clasificación de los tres tipos de cáncer de piel más comunes: el epitelioma basocelular, el espinocelular y el melanoma. El primero, el más frecuente, “está relacionado con la exposición solar acumulada y afecta principalmente a áreas como la cara, el cuello y los brazos”, señala. Aunque no tiene capacidad de metastatizar, su evolución sin tratamiento adecuado puede afectar la calidad de vida del paciente. El espinocelular, en cambio, puede extenderse a los ganglios regionales y es más peligroso cuando aparece en cicatrices o lesiones crónicas. Sin embargo, es el melanoma el que representa la mayor amenaza para la vida, debido a su rápida capacidad de diseminarse por el cuerpo. Además de la detección temprana, Pérez Campos hace hincapié en la prevención primaria, que busca evitar el daño solar desde un principio. “El sol es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel. Es fundamental educar a las personas en hábitos saludables, como el uso de protector solar, ropa adecuada, sombrero y anteojos, y evitar las camas de bronceado”, comenta. La especialista recuerda que el cuidado de la piel no solo depende de la protección contra el sol, sino también de evitar la acumulación de radiaciones dañinas a lo largo de los años. “La prevención primaria es esencial para reducir la incidencia del cáncer de piel, y la clave es evitar el daño desde temprano”, concluye. González Campos subraya que la prevención y la detección temprana son los pilares fundamentales para combatir el cáncer de piel. “Con simples cambios en nuestros hábitos y un poco de conocimiento sobre cómo se ve y se siente nuestra piel, podemos hacer una gran diferencia en nuestra salud y calidad de vida”, concluye la dermatóloga. Chequeos a demanda en salud pública
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