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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 20/11/2024 02:57
Los residuos antimicrobianos de la producción animal contaminan el agua y el suelo, favoreciendo la resistencia en microorganismos y propagando infecciones difíciles de tratar (Imagen Ilustrativa Infobae) Un mundo en el que infecciones comunes, que antes se trataron fácilmente, se volverán incurables. Este escenario, que podría parecer ciencia ficción, es una realidad cada vez más cercana debido a la resistencia a los antimicrobianos (RAM) . Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si no se toman urgentes, para 2050 la RAM podría causar 10 millones de muertes al año, superando a todas las principales causas de mortalidad combinadas, incluyendo el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Esta crisis no solo amenaza la medicina moderna, sino que también tiene sus raíces en una práctica común: el uso excesivo e inadecuado de antibióticos en la producción animal. La RAM ocurre cuando los microorganismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos, desarrollan mecanismos que les permiten resistir los medicamentos diseñados para eliminarlos. Esta resistencia convierte a tratamientos efectivos en obsoletos, dificultando la recuperación de los pacientes y aumentando el riesgo de complicaciones graves. En 2019, casi 1,7 millones de muertes fueron directamente atribuibles a infecciones resistentes, según un estudio publicado en The Lancet, superando las cifras combinadas de muertes por sida y malaria. Este problema se agrava con el tiempo, ya que cada vez más microorganismos desarrollan resistencia, amenazando con llevarnos a una “era post-antibiótica”. La Unión Europea lidera la lucha contra la resistencia antimicrobiana al prohibir en 2006 el uso de antibióticos promotores de crecimiento, estableciendo un modelo a seguir para otras regiones (Imagen Ilustrativa Infobae) En este escenario, incluso los procedimientos médicos básicos, como cirugías menores, podrían conllevar un alto riesgo de infección fatal. La educación y concienciación son pilares fundamentales para combatir la RAM. Campañas globales como la Semana Mundial de Concientización sobre la RAM 2024 , cuyo lema es “Eduquemos. Promovamos. Actuamos ahora”, buscan informar al público sobre las consecuencias del abuso de antimicrobianos y promover decisiones responsables. Antibióticos en la producción animal: un factor clave La producción animal es responsable del 70% del consumo global de antibióticos, y en muchos casos no se utilizan para tratar o prevenir enfermedades, sino como promotores del crecimiento (APC). Estas prácticas tienen graves implicaciones: Resistencia transmitida a los humanos: las bacterias resistentes presentes en los animales pueden llegar a las personas a través de la cadena alimentaria, ya sea por el consumo de carne contaminada o el contacto directo con animales infectados. Impacto ambiental: los residuos antimicrobianos liberados en el suelo y el agua afectan los ecosistemas, propagando la resistencia a otros microorganismos. “La resistencia a los antimicrobianos se ha convertido en una de las mayores amenazas para la salud pública a nivel mundial. Esta problemática surge cuando las bacterias, virus, hongos y parásitos evolucionan y desarrollan mecanismos para resistir los efectos de los medicamentos diseñados para eliminarlos. En consecuencia, infecciones que antes se trataban de manera efectiva con antimicrobianos comunes, como los antibióticos, se tornan difíciles de manejar, prolongando las enfermedades y aumentando el riesgo de complicaciones graves o incluso la muerte”, sostuvo Cecilia Ezcurra, jefe de Servicio de infectología, Epidemiología del Hospital Alemán, miembro de la Comisión de Uso Adecuado de Recursos de la Sociedad Argentina de Infectología. Más del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes tienen origen zoonótico, y el 75% de los patógenos descubiertos en las últimas tres décadas provienen de animales, intensificando la crisis antimicrobiana (Imagen Ilustrativa Infobae) Y sumó: ”La resistencia antimicrobiana representa una amenaza para la medicina moderna. Sin antibióticos efectivos, volveríamos a una era en la que las infecciones comunes serían potencialmente mortales. Evitar el uso de antibióticos promotores del crecimiento en animales es una medida esencial para preservar la eficacia de los tratamientos actuales. Cada acción cuenta en la lucha contra esta ‘pandemia silenciosa’”. En el ámbito veterinario y agrícola, la utilización indiscriminada de antibióticos para promover el crecimiento de animales o prevenir infecciones también contribuye a la diseminación de bacterias resistentes. “Combatir la resistencia a los antimicrobianos requiere de un enfoque integral y colaborativo, conocido como ´Una sola salud, que aborda la salud humana, animal y ambiental de manera conjunta”, agregó Ezcurra. Más del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes que afectan a los humanos tienen un origen zoonótico, es decir, proceden de animales salvajes o domésticos (Imagen Ilustrativa Infobae) Al tiempo que advirtió: “Por eso, es esencial que tanto el sector agropecuario como el consumidor final comprendan el impacto de la resistencia antimicrobiana en el sistema de salud mundial. Este cambio de paradigma no solo es una responsabilidad del sector, sino una oportunidad para liderar el cambio hacia prácticas más seguras, sostenibles y responsables”. El médico Veterinario Leopoldo Estol, Diplomado en Salud Pública, Director Ejecutivo de la MACS (Mesa Argentina de Carne Sustentable), sostuvo: “La producción de carne libre de APC es esencial para el futuro de nuestra industria y la salud pública global. Hoy, más que nunca, tenemos la oportunidad de adoptar un modelo sostenible en la producción de nuestra carne en mercados locales e internacionales”. La campaña mundial “Eduquemos. Promovamos. Actuamos ahora” busca crear conciencia sobre el impacto del uso inadecuado de antimicrobianos y fomentar decisiones responsables (Imagen Ilustrativa Infobae) Por su parte el doctor Sergio F. Sánchez Bruni, Profesor Titular de Farmacología, Investigador Principal de CONICET, Representante de CONICET ante la Comisión Nacional contra la Resistencia Antimicrobiana (CoNaCRA), dijo que “el mal uso, el abuso y el sobre uso de agentes ATMs en medicina veterinaria (como pobre adherencia a los tratamientos crónicos, uso como promotores de crecimiento, tratamientos “sabana” profilácticos, uso errático del concepto de metafilaxis, utilización en enfermedades virales, etc.), y medicina humana, son conductores que llevan al desarrollo de RAM y que nos enfrenta a las puertas de la “era post antibiótica””. Salud humana y animal: el origen zoonótico de las enfermedades infecciosas Más del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes que afectan a los humanos tienen un origen zoonótico, es decir, proceden de animales salvajes o domésticos. Este fenómeno ha sido particularmente evidente en las últimas tres décadas, durante las cuales se han identificado más de 30 nuevos patógenos humanos , de los cuales el 75% provienen de animales. Entre ellos, destacan virus como el del Ébola, el SARS-CoV-2 y la gripe aviar, que demuestran el impacto global de la interacción entre especies en un mundo interconectado. La resistencia a los antimicrobianos agrava este riesgo, ya que las bacterias resistentes pueden circular entre animales y humanos, facilitando la propagación de infecciones difíciles de tratar. El uso indiscriminado de antibióticos en la producción animal no solo favorece la aparición de microorganismos resistentes, sino que también crea un ecosistema propicio para la diseminación de enfermedades. En 2019, más de 1,7 millones de muertes se atribuyeron a infecciones resistentes, superando las cifras combinadas de sida y malaria, lo que refleja la gravedad de la resistencia antimicrobiana (Imagen Ilustrativa Infobae) Modelos internacionales exitosos En la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos (RAM), varios países han demostrado que es posible transitar hacia modelos de producción animal más sostenibles y libres de antibióticos promotores del crecimiento (APC). Estas iniciativas no solo han mejorado la salud pública, sino que también han impulsado la competitividad en los mercados internacionales de productos libres de antibióticos. Europa como pionera: La Unión Europea prohibió el uso de APC en 2006, estableciendo estrictas regulaciones para el uso de antibióticos en la ganadería. Países como Suecia y Dinamarca lideraron esta transición hace décadas, demostrando que prácticas ganaderas responsables pueden mantener la salud animal sin comprometer la producción. En Dinamarca, por ejemplo, el control del uso de antibióticos ha reducido significativamente la presencia de bacterias resistentes en productos cárnicos. Estados Unidos y China: En Estados Unidos, el uso de APC está restringido y permitido únicamente bajo prescripción veterinaria. Mientras tanto, China, uno de los mayores consumidores de antibióticos en la producción animal, ha implementado reformas para reducir su uso, destacando el impacto positivo que estas medidas pueden tener en la salud pública global. Alternativas naturales: Países líderes han adoptado sustitutos como polifenoles , probióticos y aceites esenciales para mejorar la salud animal y prevenir enfermedades. Estas soluciones no solo han reducido la necesidad de antibióticos, sino que también han mejorado la calidad de los productos y el acceso a mercados premium, donde crece la demanda por carne libre de antibióticos. Modelos internacionales han demostrado que la producción sin antibióticos promotores de crecimiento es viable, como en Dinamarca, donde esta medida reduce significativamente las bacterias resistentes en la carne (Imagen Ilustrativa Infobae) Propuestas de acción sostenibles: un enfoque integral La transición hacia un sistema de producción animal sostenible requiere implementar cambios en múltiples niveles. Expertos como Ezcurra y Sánchez Bruni enfatizan que el enfoque integral de “Una sola salud” es clave para combatir la RAM. Algunas de las principales estrategias incluyen: Vacunación y bioseguridad: Mejorar la inmunización de los animales reduce la incidencia de enfermedades y, por ende, la necesidad de tratamientos con antibióticos. Paralelamente, la bioseguridad en las granjas minimiza el riesgo de propagación de infecciones. Higiene y manejo del agua: Condiciones de higiene adecuadas y sistemas de manejo de agua efectivos son esenciales para prevenir la acumulación de microorganismos resistentes en el entorno. Educación y concienciación: Es crucial sensibilizar a productores y consumidores sobre el impacto de la RAM. Cambiar hábitos de consumo y exigir carne libre de antibióticos puede acelerar la adopción de prácticas sostenibles. La resistencia a los antimicrobianos podría causar 10 millones de muertes al año para 2050, superando al cáncer y las enfermedades cardiovasculares, según la OMS, debido al uso excesivo de antibióticos en humanos y animales EFE/JULIAN STRATENSCHULTE/ Archivo Acciones coordinadas a nivel global La lucha contra la RAM exige la implementación de políticas públicas basadas en evidencia científica, así como la participación activa de todos los sectores implicados. Organizaciones internacionales como la OMS y la FAO abogan por enfoques multisectoriales que incluyan: Regulación estricta del uso de antimicrobianos: Limitar el uso de antibióticos a casos necesarios y bajo supervisión médica o veterinaria. Investigación e innovación: Fomentar el desarrollo de nuevos tratamientos, vacunas y alternativas a los antibióticos tradicionales. Monitoreo y vigilancia: Establecer sistemas globales para rastrear la propagación de la resistencia y medir el impacto de las políticas implementadas. Los sectores agropecuarios y alimentarios juegan un papel central en la transición hacia modelos sostenibles. Los productores tienen la responsabilidad de adoptar prácticas que minimicen el uso de antibióticos, mientras que los consumidores, remarcan los expertos, pueden impulsar este cambio exigiendo productos libres de antibióticos. La sensibilización de ambos grupos es esencial para generar un cambio real en la cadena de producción y consumo.
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