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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/11/2024 20:43
La detección rápida y la toma de medidas preventivas son esenciales para evitar brotes de influenza aviar y proteger la producción avícola del país (senasa) En tiempos de creciente preocupación por la influenza aviar, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) está realizando inspecciones detalladas en las granjas avícolas comerciales de Río Negro y Neuquén. Con estas visitas, el organismo no solo busca evaluar el cumplimiento de normas de bioseguridad, sino también reforzar la preparación de cada establecimiento para enfrentar posibles brotes en una época especialmente sensible, en la que los movimientos migratorios de aves silvestres aumentan el riesgo de contagio. Historia de la influenza aviar: un problema de salud global La gripe aviar, causada por los virus de la influenza tipo A, afecta principalmente a las aves, pero su impacto en la industria avícola y en la salud pública es innegable. Los primeros registros de brotes significativos datan de hace más de un siglo, pero fue en la década de 1990 cuando la enfermedad comenzó a captar la atención mundial. En Hong Kong, en 1997, un brote del virus H5N1 obligó a sacrificar millones de aves para controlar la propagación, marcando un punto de inflexión en el manejo de la influenza aviar. Según datos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), este virus no solo puede ser letal para las aves, sino que también tiene un potencial zoonótico, es decir, la capacidad de infectar a humanos. Desde entonces, las medidas de bioseguridad y control se han convertido en la principal línea de defensa en todo el mundo. Sin embargo, la enfermedad sigue siendo una amenaza latente para las aves de corral y silvestres. Según la OIE, brotes recientes en Europa y América del Norte han puesto de relieve la importancia de la vigilancia y el control en las granjas para evitar la diseminación del virus, especialmente durante los periodos migratorios de aves. La influenza tipo A afecta principalmente a las aves pero su impacto en la industria avícola y en la salud pública es innegable Inspecciones y exigencias de bioseguridad Durante 2024, el Senasa visitó 23 granjas avícolas en la región, lo que representa el 92% de todos los establecimientos. La verificación se centró en cumplir la Resolución 699/2019, normativa clave para la gestión sanitaria y la prevención de enfermedades en avicultura. Según el informe de gestión, 44% de las granjas cumplió con las normas en la primera inspección, mientras que el 40% necesitó una segunda revisión. Solo en un 8% de los casos fue necesario realizar hasta tres visitas para verificar la correcta implementación de las medidas. Este enfoque busca mejorar la bioseguridad específica de cada granja, adaptando los protocolos a las condiciones propias de cada tipo de producción y asegurando que los estándares de higiene y manejo se mantengan de manera rigurosa. Riesgo de la influenza aviar y el rol de las aves migratorias El contexto actual aumenta la urgencia de estas inspecciones, ya que la influenza aviar se propaga con rapidez y representa un riesgo significativo para la industria avícola. La migración de aves silvestres a la región genera un alto riesgo de contagio, lo que convierte a la bioseguridad en un pilar esencial para evitar brotes. Senasa tiene en cuenta estos factores y realiza un seguimiento detallado de las condiciones climáticas y de los periodos de migración para ajustar las medidas preventivas. Plan de acción: medidas correctivas y seguimientos En los establecimientos donde se detectaron deficiencias, el Senasa implementó un plan de acciones correctivas junto con los productores, promoviendo un cronograma de mejoras específicas. En Río Negro, en particular, se llevó a cabo un seguimiento más exhaustivo para asegurar que se implementaran las modificaciones necesarias en las granjas que presentaron observaciones. El balance de las inspecciones hasta la fecha ha sido positivo. Cada revisión se realiza con el objetivo de fortalecer la bioseguridad, garantizando así que las granjas estén mejor preparadas para enfrentar cualquier amenaza de influenza aviar y protegiendo tanto la salud animal como la seguridad de la producción en la región. La dedicación del Senasa y su enfoque en la bioseguridad en estos controles detallados refuerzan el compromiso con la salud de la industria avícola, esencial en un contexto donde cada medida cuenta para prevenir y mitigar los riesgos sanitarios.
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