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Federal » El Federaense
Fecha: 19/11/2024 20:18
La mañana de este martes se tornó agitada en las instalaciones de Radio Rivadavia, donde el periodista Marcelo Longobardi protagonizó un intenso y tenso intercambio de opiniones. En primer lugar, se enfrentó al jefe de Gabinete de la Nación, Guillermo Francos, y posteriormente tuvo un cruce desigual con su colega Jonatan Viale. Un cruce candente Todo comenzó durante la entrevista que Longobardi le hizo a Francos, la cual rápidamente se volvió un campo de batalla verbal cuando el periodista hizo referencia a la Fundación Faro y sus recientes declaraciones. Una de las cuestiones que más encendió los ánimos fue la implicación del Gobierno nacional en la fundación, que se describió como “la guardia pretoriana” del actual presidente, Javier Milei. Insultos y opiniones Longobardi: “Y la parte de los insultos, ¿también la comparte el Gobierno?”. “Y la parte de los insultos, ¿también la comparte el Gobierno?”. Francos: “¿De qué insultos?”. “¿De qué insultos?”. Longobardi: “Los insultos de Agustín Laje, quien me considera un periodista ensobrado”. A pesar de los intentos de Francos de restarle importancia a los ataques verbales, Longobardi continuó su defensa. Citando la retórica agresiva que lo rodeaba, indicó que el insulto y la crítica desmedida se habían convertido en prácticas comunes, un fenómeno que consideró insoportable. Críticas al silencio de los compañeros Una vez finalizada la entrevista con Francos, Longobardi no se detuvo ahí. En el pase con Viale, compartió su descontento sobre la falta de solidaridad entre sus compañeros ante lo que él calificó de un clima de violencia verbal promovido desde el entorno del Gobierno de Milei. “Esto no solo me afecta a mí; también impacta en periodistas como Luciana Geuna y los de La Nación y TN”, lamentó. Viale intentó suavizar la tensión, mencionando que lo dicho por Laje acerca de un “brazo armado” había sido en alusión a los teléfonos móviles. Sin embargo, Longobardi rechazó la explicación y continuó insistiendo en la gravedad del tema, indicando que la violencia a través de palabras debería ser un asunto de preocupación. La escena se tornó aún más densa cuando Ariel Tarico, presente en el programa, empezó a imitar a Milei, algo que provocó el desagrado de Longobardi. La discusión se centró en por qué el insulto se había vuelto una norma y cómo los medios y sus compañeros de trabajo no parecían tener una postura firme al respecto. Conclusiones de una jornada tensa Al final, Longobardi dejó clara su postura sobre el contexto actual, rechazando la idea de que se debiera aceptar ataques e insultos como parte de la cobertura mediática. “No estoy dispuesto a que me insulten todos los días”, remarcó, enfatizando su compromiso con el periodismo y su desafío ante el clima político que rodea al Gobierno de Milei.
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