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» La Capital
Fecha: 18/11/2024 20:21
Un tribunal condenó a una ART a responder por el siniestro que sufrió en 2016 un ex comisario frente a una distribuidora que custodiaba Las marcas de las balas en San Nicolás al 2800, donde se produjo el tiroteo entre el vigilador y ladrones que asaltaron a una vecina. Una tarde de agosto de 2016 sonaron dos ráfagas de disparos en la cuadra de San Nicolás al 2800 . Dos ladrones le quitaron la cartera a una mujer que volvía a su casa de retirar dinero en un banco y un comisario retirado que custodiaba una distribuidora intentó frenarlos . En el ida y vuelta de las balas el vigilador fue alcanzado por dos balazos en el rostro y otro en un brazo. Nueve años después de aquel asalto en el barrio Bella Vista, un tribunal reconoció el incidente como un accidente laboral y condenó a una ART a pagar las prestaciones al trabajador, que no estaba registrado. Un reciente fallo de la Cámara de Apelación Laboral dejó resuelta de ese modo una demanda que había iniciado el custodio tras sobrevivir a los disparos. Con un leve retoque sobre el cálculo de la liquidación, las juezas Lucía Aseff y Adriana Mana convalidaron la sentencia que favoreció al trabajador en primera instancia. El tercer integrante del tribunal, Fernando Marchionatti, se abstuvo de votar. En una de las aristas más relevantes del caso, se reconoció como accidente laboral un hecho delictivo que tuvo como víctima al empleado en su puesto de trabajo. La sentencia abarcó varios aspectos. Por un lado, quien fuera empleador del policía jubilado deberá reconocer la relación laboral. Por otro, la ART contratada por el dueño de la distribuidora deberá abonar las prestaciones correspondientes al custodio, quien a causa de los disparos sufrió una incapacidad laboral del 60% . Por último, se resolvió dar cuenta de la relación laboral a la disuelta AFIP , ya que al momento de los hechos el vigilador cobraba su jubilación como policía provincial. El trámite se inició como una demanda sobre cobro de pesos por rubros laborales. El comisario retirado Norberto Peyronel, quien fue jefe de comisarías y llegó a ser inspector de zona en la jurisdicción de Rosario, inició el litigio tras el grave incidente que sufrió a sus 57 años cuando intentó impedir una salidera bancaria . Fue el 24 de agosto de 2016, alrededor de las 15, cuando trabajaba en la vigilancia de un galpón en San Nicolás al 2800. Disparos en la huida Dos ladrones jóvenes que llevaban el rostro descubierto abordaron a una mujer en una casa de pasillo lindera y le robaron un bolso. Peyronel, quien siempre estaba apostado en un auto en la cuadra, advirtió el robo e intentó frenar a los asaltantes en la huida. Allí se produjo el intercambio de disparos. Un tiroteo al que, según la crónica de La Capital, se sumaron los ocupantes de un auto de apoyo que esperaba a los ladrones. >>Leer más: Balean en la cara a un excomisario que intentó frustrar una entradera en barrio Bella Vista “Me apuntaron, se llevaron mi cartera que tenía 40 mil pesos”, contó entonces a este diario Andrea, una mujer de nacionalidad paraguaya, y detalló que también les pidieron las carteras a sus amigas. “Se tirotearon con el custodio de la distribuidora, que siempre nos cuida a todos. No doy más con lo que pasó”, lamentó. Y evaluó que difícilmente la hayan visto salir del banco: “Pero saben que trabajo y tengo dinero. Si no era hoy iba a ser mañana”. “Justo entraba al galpón y escucho una ráfaga de disparos”, contó durante el proceso judicial un empleado del galpón que vio cuando uno de los asaltantes, al otro lado de la calle, sacaba un arma y disparaba más de una vez, antes de subir al auto en el que escapó con sus cómplices. Peyronel quedó arriba de un auto, herido y consciente. Tenía una herida en un brazo y dos en la cara. Fue trasladado de urgencia al Hospital Clemente Alvarez. Si bien el cuadro no revistió gravedad, sufrió una grave lesión con secuelas en un ojo y en la muñeca izquierda. Vigilador en su puesto El planteo fue tratado por la jueza laboral Nº 10, Paula Calace Vigo, quien consideró acreditado que Peyronel trabajó alrededor de cuatro años para la distribuidora, desde las 8 de la mañana y en jornadas que a veces superaban las ocho hora diarias. “El estaba siempre cuidando en la puerta. Cuando llegaba algún camión se retiraba un poco”, dijo un compañero de trabajo durante el juicio laboral. Si bien el excomisario había acordado un contrato de servicios civil y facturaba como monotributista, la jueza consideró que este encuadramiento “lo dejó sin protección social frente al indecible siniestro”. Concluyó que la relación de trabajo debe encuadrarse bajo una figura laboral e impuso el pago de un diferencial por meses adeudados, indemnizaciones por despido, antigüedad, aguinaldos y otros rubros. >>Leer más: Una ART debe pagarle más de $ 500 mil a un albañil baleado cuando iba a trabajar “Nadie discute que el abatimiento ocurrió en la órbita del establecimiento donde desde un principio fue contratado para vigilancia, lo que explica que el accidente laboral haya ocurrido por el trabajo y en la inmediación del depósito”, planteó la jueza en el fallo ahora confirmado, e indicó que el comisario retirado estaba al momento de los disparos dentro de un auto de otro empleado, un Fiat Uno rojo. Que el comisario intercediera en defensa de una vecina, como se planteó en el litigio, para la jueza no modifica el análisis: “La vecina estaba al final de un pasillo por el que se accede al depósito y hasta las vainas servidas demuestran que el recorrido de los criminales se produce en la zona adyacente al establecimiento. Bajo ningún punto de vista —realista— puede sostenerse que el trabajador pudo haberse sustraído del tiroteo cuando ejercía vigilancia desde el Fiat Uno rojo”, concluyó. Indicó que aún durante su descanso Peyronel se mantenía a metros del depósito y que además era un trabajador “contratado por la portación de un arma de fuego”. Sobre estos lineamientos encuadró el suceso como un accidente de trabajo que le produjo al vigilador un estallido del globo ocular izquierdo con desprendimiento de párpado. Otra bala le atravesó el pómulo izquierdo y quedó alojada en la región escapular. La tercera le atravesó la muñeca izquierda y le provocó lesiones en un nervio, por lo que debió ser operado y le colocaron un tutor. En suma, según el cálculo de un perito médico, sufrió una incapacidad laboral permanente fijada en 60,31%.
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