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» Diario Cordoba
Fecha: 18/11/2024 19:17
David Pino y Miguel Poveda frente a frente en un diálogo flamenco. El director de la Cátedra de Flamencología Agustín Gómez de la Universidad de Córdoba, David Pino, se ha sentado esta tarde con el cantaor Miguel Poveda para entablar una charla como acto central de inauguración del curso 2024-25, un acto en la facultad de Ciencias del Trabajo que ha abarrotado el salón de actos de alumnos y público. El cantaor, que ha acudido de forma desinteresada a la llamada de la Universidad, según David Pino, ha mostrado de esta forma su compromiso con la profesión y su actitud siempre abierta la transmisión del conocimiento en esta disciplina artística. Sencillo y humilde, el cantaor, abrumado por la recepción, ha explicado que conoció a David Pino en su ciudad natal, Barcelona, cuando ambos eran muy jóvenes y ha recordado su primera actuación en Córdoba, recién obtenido el premio del Festival de la Unión. "Esa noche tuve mi primer romance, no se me puede olvidar", ha comentado entre risas, antes de recordar que en su infancia Barcelona y su barrio era un lugar "muy flamenco, donde residían muchísimos andaluces que cultivaban el gusto por este arte". De pequeño, fue su madre quien educó su oído. "Ella ponía a Rafael Farina, a Manolo Caracol, a Juan Villar y a Chiquetete", ha comentado, "a Marifé de Triana, Rocío Jurado, Bambino mientras mi padre era más de Pink Floyd y Los Beatles". También escuchó mucho bolero y tango, de ahí su diversidad a la hora de enfrentarse al género, ha comentado. Miguel Poveda, rodeado de autoridades políticas y académicas, en la inauguración del curso. / Víctor Castro El escenario, su hábitat natural A lo largo de su carrera, en la que ha habido momentos buenos y malos, "nunca se me pasó por la cabeza dejar el flamenco, por muchas vicisitudes que encontrar en el camino, porque el fuego interno es tan fuerte que ha podido con todo". Según su relato, ha habido actitudes de compañeros, equivocaciones de juventud y momentos en los que se sintió perdido por "la mochila esa que te dice que si eres catalán no puedes cantar flamenco", pero "cuando ves tantos cuestionamientos, lo que quieres es demostrar que estás llamado para eso, por eso nunca he querido tirar la toalla, mi pasión y vocación por el flamenco es tan fuerte que cuando llego al escenario siento que es mi hábitat natural", ha confesado. Aunque él no aprendió el flamenco de forma reglada, cree que "el flamenco también se tiene que enseñar en las aulas, como otras músicas" y que por eso "no se pierde esencia o flamencura". Luego relató que él se formó en las peñas con los cantaores mayores y en la tertulia flamenca de Badalona le enseñaron a diferenciar los estilos, a escuchar y a presentarse en los concursos aunque eso se completó "cuando empecé a cantar en los tablaos y a salir de día después de empezar a las tantas". En su opinión, "eso forma parte del aprendizaje y estoy orgulloso de haber hecho ese recorrido desde las peñas a los grandes escenarios porque hay que saber adaptarse". Durante la intervención, se proyectó un vídeo con Fosforito y Poveda recordó al maestro de Puente Genil y a Enrique Morente, despreció las rivalidades que a veces se quieren fomentar cuando se espera que elijas a quién te gusta más, y valoró la sencillez y humildad de gente como ellos, que "siempre han tendido la mano a los jóvenes". Aficionado al flamenco, aseguró estar al día de todo lo que sale y suena: "Soy un friky y un espectador, huyo de mí y tengo mi parte cotilla", confesó, antes de defender su visión optimista sobre el relevo generacional. "Lo del pasado es irrepetible, pero hay gente con mucho talento nuevo que también te hace volar con el flamenco", aseguró convencido. Sobre los críticos del flamenco, dijo que la crítica es necesaria, como en todas las artes, aunque "cuidando siempre el lenguaje para que enriquezca al arte". Sin embargo, sentenció, "yo huyo de las sombras y persigo la luz", en relación a esos críticos que "viven en la sombra, en la frustración, esos que siempre buscan lo negativo". En su diálogo, Poveda habló también de la percepción social del flamenco: "La gente cada vez tiene menos prejuicios a la hora de decir que le gusta el flamenco, aunque nos queda camino para hablar sin complejos de que amamos este arte y para creérnoslo y que las instituciones lo apoyen como hacen otros países con su música".
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