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» Diario Cordoba
Fecha: 18/11/2024 06:24
En el año 2023 los juzgados cordobeses necesitaron un total de 387 servicios de interpretación para desarrollar su trabajo y casi la mitad, el 49%, fueron del idioma árabe. Se trata de asistencias realizadas en declaraciones previas, diligencias y juicios, que son requeridas cuando personas implicadas en el procedimiento, como la víctima o el presunto delincuente, no dominan el español suficientemente para comunicarse en este contexto. La Consejería de Justicia facilita el servicio a petición del órgano judicial y de forma gratuita para los ciudadanos. En los últimos ejercicios, se observa, en líneas generales, un incremento de la demanda de traductores e intérpretes. De este modo, los datos facilitados por la consejería indican que las interpretaciones han aumentado un 17% respecto a las 332 realizadas en 2019, un ejercicio tomado como referencia por el fuerte impacto que la pandemia de coronavirus tuvo en la actividad judicial en los años posteriores. En cuanto a los idiomas para los que se demandan estas asistencias, tanto en 2019 como en 2023 el árabe fue protagonista, pero su relevancia ha crecido, pasando de acumular una tercera parte (33%) de las interpretaciones hace cuatro años, a casi la mitad (49%) el ejercicio pasado. El año pasado se realizaron 387 interpretaciones y destaca el idioma árabe En 2023, además, han sobresalido el rumano, ya que el 15% de las interpretaciones se efectuaron con este idioma; el inglés (11%); el chino y el francés (5% en cada caso); el georgiano (4%) y el ruso (3%). Con mucho menor peso, aparecen otras lenguas como el albanés, el ucraniano, el urdu (hablado en Pakistán e India) o el vietnamita. La interpretación se ofrece asimismo en lenguaje de signos y el año pasado se efectuaron 21 servicios, un 75% más que en 2019. Los documentos De forma complementaria a esta labor, el número total de traducciones (a un idioma extranjero o desde una lengua extranjera) ha crecido un 35%, con 303 actuaciones realizadas el año pasado frente a las 225 de hace cuatro años. En este caso, se traducen documentos que una persona aporta al juzgado en su idioma original o los escritos que son formulados por estos órganos. En el último ejercicio se han contabilizado 239 traducciones desde un idioma extranjero y el inglés acumuló el 52%, con 1.250 folios traducidos. A mucha distancia aparecen las del francés, alemán, lituano, portugués e italiano, y otras lenguas menos demandadas. Instalaciones de la Ciudad de la Justicia de Córdoba. / Manuel Murillo Las traducciones al inglés también son mayoritarias, con el 61% de los 64 trabajos realizados en esta dirección. Este trabajo es desarrollado por traductores e intérpretes como Rena Faye, que es perito judicial en traducción y cuenta con una extensa trayectoria profesional en Ofilingua, una empresa con sede en Granada que trabaja en el resto de las provincias andaluzas y en otros lugares de España. Entre otras actividades, desarrolla labores de interpretación y traducción para la Policía, la Justicia, organismos públicos y organizaciones como Cruz Roja. Las asistencias abarcan cualquier procedimiento, desde menores a violencia machista, drogas o las incidencias sufridas por turistas Así, en el caso de los juzgados traducen documentos y también efectúan interpretaciones presenciales o de forma remota, que pueden ser telefónicas o por videoconferencia. Además, a veces se les demandan traducciones a vista, en las que traducen oralmente un texto. «Por ejemplo, si hay un documento clave en un juicio y el juez no lo entiende, lo traducimos para que valore si es necesario pedir la traducción certificada o jurada. En ocasiones, se presentan documentos de otros países como los certificados de antecedentes penales, de matrimonio o de defunción», comenta. Respecto a los beneficiarios de su labor, Rena Faye también explica que pueden ser requeridos cuando una persona tiene que comparecer ante el juez como detenida o testigo, si no habla o no entiende el idioma. Pueden ser reclamados, asimismo, cuando los implicados son turistas. En algunos casos, «hay gente que, pese a hablar el idioma nos llaman, porque quizá tienen dificultad para comunicarse de manera efectiva o hay conceptos que no le quedan claros, para evitar malentendidos», puntualiza. Rena Faye detalla que los profesionales que se dedican a este trabajo necesitan una formación específica en terminología, «porque te puede tocar de todo: menores (determinación de edad, custodias, adopciones...), violencia de género, un delito contra la salud pública, contra los derechos de los trabajadores o de tráfico. Para ello, vamos elaborando glosarios», precisa. La constante evolución de las leyes les obliga a formarse y actualizarse continuamente. También destaca la importancia de conocer el contexto cultural, ya que «no es lo mismo el francés hablado en Francia, Bélgica, Suiza o África». «Hay casos súper duros, pero nos enseñan a mantener la calma y la neutralidad» Además, admite que esta actividad conlleva estrés emocional. «Los intérpretes no tenemos que involucrarnos, pero somos humanos. A veces puedes tener empatía. Hay casos súper duros, de violaciones, violencia de género, trata, menores, pero nos enseñan a mantener la calma, la neutralidad y la profesionalidad», matiza. En este sentido, afirma que «por mucho que te afecte, no puede influir en tu trabajo. Quizá hay familiares o asociaciones en la sala, hay mucho ruido, pero intentas mantener la concentración». Reivindica «la imparcialidad, el rigor, la confidencialidad y, sobre todo, la responsabilidad» con la que deben desarrollar sus tareas, ya que «una traducción incorrecta puede tener consecuencias nefastas. Hay personas que se juegan la libertad o muchas otras cosas». Por todo ello, subraya que «a mí me encanta el trabajo. Te sientes un poco importante, porque tu labor es fundamental para garantizar que todas las partes pueden participar plenamente en el proceso judicial». Suscríbete para seguir leyendo
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