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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/11/2024 00:45
FOTO DE ARCHIVO: Un billete de un dólar estadounidense aparece delante de un gráfico bursátil en esta ilustración tomada el 7 de mayo de 2021. REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración La inflación de octubre arrojó un dato por debajo de lo esperado, de 2,7%, lo que impulsó al presidente Javier Milei y al ministro de Economía, Luis Caputo, a anticipar que se recortará la tasa mensual de suba del dólar del 2% al 1%, siempre y cuando en los próximos meses la inflación se mantenga en el nivel del mes pasado. Y también los motivó a mantener viva la expectativa por la demorada salida del cepo, a la que no le pusieron fecha concreta pero sí una definición clave: será en 2025. Las estimaciones indican que este mes, el índice de precios efectivamente anotará un registro similar -o tal vez incluso menor- aunque la prueba ácida llegará en diciembre cuando se descuenta una leve suba. Enero será el mes del desempate, pero el mercado apuesta a que, efectivamente, el dato empezará con 2. De ahí que ya empiezan los reacomodamientos. Las curvas del dólar futuro Previsiblemente, el dólar es la primera variable en reaccionar. Al compás de la baja en el segmento financiero -el contado con liquidación operó en el cierre de la semana en $1.138 mientras que el MEP perforó los $1.100-, también los contratos de dólar operados a futuros marcaron una caída, reflejando las expectativas de un ritmo más lento de devaluación. Eso después de las declaraciones de Caputo respeto de que “en algún momento del 2025 se va a salir del cepo” y de que Milei, celebrando el dato de inflación, anticipara que de mantenerse la tendencia inflacionaria, el crawl pasaría al 1% mensual. “Comparativamente, en una semana los cambios en las (tasas) implícitas denotan una confianza en el dicho de los dos protagonistas de las decisiones, ya poniendo en precios una devaluación mensual implícita para 2025 del 1,7% (excluyendo enero). Aunque no sea del 1%, sí es menor al 2% que se mantiene como regla vigente”, destacaron en Aurum Valores. Ese menor ritmo de devaluación sobre el que los operadores parecen no tener muchas dudas a partir de febrero sería, precisamente, una de las claves para que siga bajando la inflación. Fue lo que explicó en una presentación durante la semana el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, quien apuntó que lo que en principio fue un ancla, en alusión al ritmo actual de 2%, a partir de ahora se transforma en “inercia”. “Hicimos un ajuste cambiario fuerte. Algunos decían que era demasiado fuerte y luego le dimos certidumbre al panorama cambiario estableciendo un crawl”, señaló Werning, quien agregó que “Ese crawl fue un ancla. Hoy, a medida que las expectativas inflacionarias convergen hacia él, actúa más como un factor de inercia”. Es decir, que en vez de contener la suba de precios, los presiona al alza. Reducir el ritmo a la mitad, desde esa perspectiva, neutralizaría uno de los factores que, según definió Milei, constituye la “inflación inducida” del programa económico. El cambio de velocidad hace que los analistas revisen sus proyecciones de inflación para los próximos meses. El banco de inversión JP Morgan, por caso, corrigió esta semana sus estimaciones que pasaron de una pauta de inflación promedio de 3,8% mensual en el primer trimestre del próximo año a una de 2,5% mensual. Aunque mucho más optimista, esa proyección se encuentra, de todos modos, por encima de la proyección oficial incluida en el Presupuesto que se debate en el Congreso, según la cual la suba de precios será de 18,5% hacia fin de 2025. La meta es ambiciosa y pocos -o nadie- la comparte por ahora en el sector privado. Lo cierto es que tampoco los registros mensuales de inflación desde que empezó el año estuvieron alineados con las expectativas del mercado.
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