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Parana » 2 Florines
Fecha: 17/11/2024 11:54
Sergio Peretti, dueño de SLP, advirtió que la baja de aranceles a las bicicletas importadas costará puestos de trabajo. “El panorama no es tan alentador. Podríamos pasar de ser una industria a una importadora”, lamentó el empresario rafaelino. Por Nahuel Amore La fábrica de bicicletas SLP, nacida en la década del ochenta en la localidad de Susana, a 12 kilómetros de Rafaela, en la provincia de Santa Fe, registró en los últimos años un sostenido crecimiento que se vio potenciado aún más en pandemia y lo posicionó como una de las marcas líderes de Argentina. Actualmente, con 180 trabajadores, producen 850 unidades por día y alcanzan un promedio mensual de 25.000, con tecnología de punta y una planta a estrenar de 17.000 metros cuadrados. Para Sergio Peretti, el triatleta devenido en empresario que está al frente de la firma, el año cierra con buenos niveles de producción y ventas, a pesar de recesión. No obstante, en el corto y mediano plazo se abren importantes interrogantes, no sólo porque cayeron sensiblemente los márgenes de rentabilidad sino porque desconocen cómo afrontarán la apertura de importaciones que promueve el Gobierno de Javier Milei. “Estamos con la producción a full, incorporamos incluso personal en estos últimos dos o tres meses. Realizamos entregas con cierta demora y diríamos que tenemos vendido hasta fin de año. Prácticamente duplicamos la producción del año pasado. Pero el panorama ahora no es tan alentador”, planteó a DOS FLORINES sobre el desafío adicional de competir en desigualdad de condiciones con productos terminados de otros países como China. El ministro de Economía Luis Caputo comunicó en octubre la baja de aranceles a las bicicletas importadas del 35% al 20%. Sin embargo, lo que se vendió como una buena noticia para reducir precios en el país, generó dolores de cabeza a Peretti y sus trabajadores. “Si bien ahora es un momento de muchísima venta, los márgenes se redujeron un montón y lo que viene para adelante se hace bastante difícil”, sintetizó, y anticipó que “está por impactar ya en la mercadería que ingrese”. Peretti advirtió por las dificultades para competir porque se produce un desfasaje con la estructura de costos de producción. “Lo peor de todo es que hay algunos repuestos que utilizamos para el armado que tienen arancel y no se los sacaron. Es totalmente injusto”, sostuvo, y anticipó que esta medida “puede llegar a cambiar nuestro perfil de empresa, porque si los números no dan, podríamos que pasar lamentablemente de ser una industria a ser una importadora”. Políticas industriales SLP nació en 1984 como un taller de reparaciones y, luego, hacia 1985, inició su proceso de fabricación y venta de bicicletas. Desde entonces, las distintas políticas nacionales impactaron en el sector y los obligaron a adaptarse. Sin embargo, para su dueño, si bien algunas de las medidas de los gobiernos fueron en parte similares, opinó que “nunca así tan drástico como esto”. De allí que la incertidumbre que se abre es mayor y entiende que, si el proceso de adaptación y mejora no es suficiente para ser más eficientes con los costos de producción actuales, la variable de ajuste terminarán siendo los trabajadores. “Son las reglas de juego que tenemos hoy. Lamentablemente, si nos volvemos importadores, nos sobra la mitad del personal”, planteó. “Es un desafío muy importante para nosotros el que se viene ahora. Los números van a estar muy finos y vamos a tener que agudizar toda nuestra mente para ver cómo hacemos. Somos industriales. Toda nuestra vida nos dedicamos al armado y es lo que nos gusta. Sería muy doloroso tener que ser importador”, sostuvo. El porcentaje de insumos importados de SLP oscila hoy entre el 70 y 80%, según cada modelo. El resto es mano de obra local, embalaje y algunos pocos repuestos nacionales. Según Peretti, en otros momentos de la historia hubo una relación más equilibrada gracias a políticas de industrialización por sustitución. “Hemos ido para atrás. Cerraron un montón de fábricas de insumos de bicicleta”, alertó. Sobre este tema, lamentó que las pocas industrias que quedaron no están actualizadas a los modelos de bicicletas que se venden actualmente. Además, indicó que “en Argentina nadie hace de aluminio y los cuadros de acero son muy pocos y caros”. “Es muy poco lo que quedó acá. Transmisiones no se hacen nada y frenos tampoco. Lamentablemente todo eso desapareció. Cerraron o reconvirtieron todas las fábricas”, insistió. Medidas para competir SLP comercializa prácticamente la totalidad de su producción en la Argentina y un remanente muy escaso se vende en Uruguay. De todos modos, exportar sigue siendo un camino a desarrollar, que dependerá de los vaivenes macroeconómicos e internacionales. En ese sentido, Peretti no descarta desembarcar en Estados Unidos con modelos propios a instancias de los aranceles que aplicaría Donald Trump a las bicicletas chinas. —¿Qué medidas reclama el sector para competir en mejores condiciones contra las bicicletas importadas? ¿Cómo harían para competir, por ejemplo, contra China? —Competir contra China es muy difícil, porque ellos tienen subvenciones por todos lados. De todos modos, lo primero que necesitamos es una política fiscal de impuestos acorde a lo que ellos nos están pidiendo. Nos piden un esfuerzo de limar todos nuestros costos y ser lo más competitivo posible, pero con una carga fiscal impresionante si la comparamos con el mundo. Tenemos impuestos de todo tipo y color; municipales, provinciales, nacionales. Incluso tenemos retenciones a exportaciones. No tiene sentido. —Además de bajar impuestos, ¿qué más hace falta? —Segundo, que haya una política de créditos sostenidas en el tiempo. Y la otra, certidumbre para realizar inversiones. Hace unos años teníamos un robot e incorporamos tres más franceses para armar ruedas, que son muy costosos; fue una inversión muy importante. Pero como está ahora planteada la situación sin aranceles, nos conviene traer la rueda armada en lugar de armarla. No es un capricho. Tenemos que importarla terminada para poder competir con nuestros competidores. Todas esas cosas necesitamos y que nos apoyen. —De lo contrario, ¿están en juego puestos de trabajo? —Por supuesto. En su momento ya se había vivido algo similar. Está todo bárbaro, pero no tenemos a quién venderle las bicicletas. Y competir con los chinos, en ningún lugar del mundo lo hacen, todos hicieron convenios. —Imposible competir con China cuando tiene mano de obra extremadamente barata. —Por supuesto. Y tampoco quisiera que mis empleados tengan que trabajar como trabajan en China, en India o en todos sus lugares.
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