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» Diario Cordoba
Fecha: 17/11/2024 09:35
El lunes pasado, en solo unas horas, lo que era “imposible” dejó de serlo. Los eurodiputados españoles del PP reconocían esa mañana las “dificultades” de que Teresa Ribera no saliera coronada el martes por la noche, tras su ‘hearing’ de más de tres horas, con los votos suficientes para ser la vicepresidenta de la Comisión Europea. En Génova llevaban días dando la orden de pasar al ataque contra la ministra de Transición Ecológica por la responsabilidad que consideran que tiene su Ministerio en la gestión de la catastrófica riada en Valencia. Desde las políticas hídricas no ejecutadas en años, el papel de la Confederación Hidrológica del Júcar en la jornada fatídica y por estar esos días precisamente en Bruselas, avanzando en su candidatura en vez de regresar a España. Pero era una operación de desgaste político que casi nadie veía con visos de prosperar. Y, sin embargo, el lunes por la noche los mismos eurodiputados reconocían que su posición “empezaban a calar en Bruselas” y tenían la sensación de que sus compañeros del resto del PP europeo -con los que comparten familia, pero muchas veces no los mismos intereses, teniendo en cuenta que todos ellos también tienen en juego nombramientos a comisarios por sus respectivos países- “entendían lo que había pasado en España”. En ese lapso de tiempo lo que hubo fue una conversación final, a través de una videoconferencia, entre Alberto Núñez Feijóo y Manfred Weber, el líder de los populares europeos. El lunes por la tarde el líder del PP tuvo la “certeza”, según su núcleo duro, de que tenían el respaldo de paralizar el nombramiento de Ribera. Era un primer paso que abría una brecha hasta ese momento inexistente. Y ahora está por ver el desenlace. Dependerá del peso que demuestre la alianza que el dirigente gallego tiene con el jefe del PP europeo y de si el resto del partido en el continente se deja llevar por los eurodiputados españoles. Este escenario de bloqueo para la futura Comisión amenaza con prolongarse porque el PP de Feijóo ha advertido a sus colegas -y al propio Weber- que quiere ir “hasta el final”. Muchos dirigentes siguen diciendo que tumbar el nombramiento de forma definitiva “es muy complicado”. Todos los comisarios deben contar con un aprobado previo y ya después, a finales de mes, se vota la Comisión Europea en conjunto. En el entorno de Ribera se muestran estupefactos por la jugada del PP, que en el fondo, pone en un brete a la presidenta, Ursula von der Leyen, también del PP. Pero la afinidad de la alemana y Feijóo -y no digamos con Manfred Weber- es escasísima. En el entorno del gallego repiten que “Von der Leyen no está en riesgo” porque su presidencia ya está aprobada. Sí asumen que el veto a Ribera puede dejar en el aire la estructura completa de su gobierno, aunque la apuesta del PP es que sea España quien le proponga a la presidenta un cambio de nombre para la cartera de Ribera: “Tiene que ser otra persona. En España tenemos 220 muertos por una catástrofe que también dependía de su Ministerio. No podemos asumir que se le premie ahora. Un ascenso. No puede no tener costes”, repiten en la dirección nacional. Ese es el mensaje que en un inicio Weber compró al PP de Feijóo. Y la duda es si le apoyará hasta las últimas consecuencias. El PP europeo tiene otros muchos intereses -empezando por otras candidaturas que pueden peligrar como comisarios- pero al alemán y a Feijóo -y también a Esteban González Pons, hombre clave en esta operación- les une la guerra contra Sánchez y, en parte, el rencor a Von der Leyen. Y eso es lo que ha dado alas a esta alianza, reconocen los populares. La actual situación política en Alemania también opera en esta ecuación. Ahora más que nunca, ya que a finales de febrero podrían celebrarse unas nuevas elecciones en ese país después de que la coalición de socialdemócratas, ecologistas y liberales encabezada por Olaf Scholz -que es junto a Sánchez el otro socialdemócrata con poder en la Unión- haya implosionado. Feijóo se vio hace un mes con el nuevo líder de la CDU, Friedrich Merz, y que en el PP sitúan “con muchas posibilidades de ser el futuro canciller”. Con ese interrogante encima de la mesa y a la espera de conocer si Weber podría jugar un papel relevante en la política nacional alemana, el PP europeo también afronta en mayo de 2025 su nuevo congreso. En verano comunicaron que se celebraría en Valencia para premiar los resultados del PP español. En este momento el alemán tiene la aspiración de mantenerse como líder de los conservadores europeos y el apoyo de Feijóo también es crucial. La alianza, por tanto, tiene muchas derivadas. Lo que se vio el martes pasado, el día de la audiencia de Ribera en Bruselas, fue un enredo de primer orden. El Parlamento Europeo, bastante impermeable a las lógicas nacionales de cada país y donde imperan los acuerdos entre grandes familias, entró en la batalla partidista y dejó que la política española lo impregnara todo. En este momento no hay nada seguro. Feijóo quería que la todavía ministra compareciera en el Congreso de los Diputados y lo hará -a petición propia- el miércoles. A partir de ahí los dados vuelven a la mesa.
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