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  • “Antes si no medías 90-60-90 no podías ser modelo; ahora se prioriza la salud, pero hay mucho por mejorar”

    » Elterritorio

    Fecha: 16/11/2024 22:26

    Pasó de forma fugaz por la TV, hizo trabajos en Asia y creó su propia agencia. Amante de los carnavales de su localidad y la naturaleza, señaló: “Hay que aprender a quererse y cuidarse” sábado 16 de noviembre de 2024 | 8:00hs. María José, en su domicilio en Buenos Aires, contó que viene seguido a la tierra colorada. Foto: Daniela Cortés En tiempos en los que fuimos aprendiendo a no opinar sobre los cuerpos, la modelo misionera María José Giménez López tiene que trabajar cotidianamente observando cuerpos y eligiendo personas para publicidades o desfiles, en los que el aspecto físico es fundamental. Majo dirige la Agencia de Modelos Clever y trabaja como mediadora entre jóvenes que quieren ser modelos y marcas que buscan ciertos perfiles de personas para promocionar sus productos. “Es un trabajo donde permanentemente está presente el tema de la estética de los cuerpos y de lo que cada empresa quiere comunicar, pero no todo es cuestión de imagen. Tengo claro que detrás de cada modelo hay una persona que merece respeto y sobre todo también pienso mucho en el público porque conozco el impacto que tiene la moda en la sociedad”. Majo hoy tiene 37 años. Nació en Posadas pero creció en la localidad de Concepción de la Sierra hasta que se vino a trabajar como modelo a Buenos Aires cuando tenía 18 años. Acá además se recibió de licenciada en Psicología en la Universidad del Salvador. Y formó una familia con Joaquín Wagner donde nacieron sus tres hijas mujeres: Amanda (5), Luisa (3) y Clara que es la recién nacida a punto de cumplir sus primeros dos meses. “A mí en lo personal siempre me gustó cuidar mi cuerpo y creo que lo importante es buscar un equilibrio. Ni obsesionarse por tener determinada forma como única meta, depositando en la cuestión física toda la expectativa de la vida. Ni tampoco ir al otro extremo de descuidar la figura porque se trata del cuerpo que nos va acompañar toda la vida, por eso es importante mantener un peso saludable y hacer actividad física”, explicó la modelo misionera en un diálogo que mantuvo con El Territorio en su casa en la ciudad de Buenos Aires. ¿Sigue vigente el molde de 60-90-60? Antes era súper estricto lo de tener las medidas 90-60-90 y si no encajabas en ese modelo estabas afuera. Hoy felizmente eso cambió y hay más amplitud en la mirada de los cuerpos. Pero falta mucho aún por trabajar. Porque los que deciden poner a un modelo determinado en sus publicidades son las marcas y ellos son los que eligen qué tipo de cuerpos quieren para mostrar sus productos. En mi caso, soy la agencia que trabaja en el medio. Entre las marcas y las modelos. Trato permanentemente cuestiones relacionadas a las figuras y las posturas, pero siempre intento ir un poco más allá de la imagen para conocer a las personas con sus virtudes y defectos. Porque así como no existen personas perfectas tampoco cuerpos perfectos. Somos todos seres únicos y hay que aprender a quererse y a cuidarse tal cual somos. Lo importante es sentirse bien uno mismo en el cuerpo que habitamos. No importa las medidas, sino la sensación de estar cómoda y saludable en determinado peso. ¿Qué herramientas te aportó la psicología a tu trabajo en el mundo del modelaje? Muchas. Porque me ayudó a poder mejorar la comunicación con la gente con la que trabajo. A entender mejor lo que pasa en la cabeza de una joven de 18 años que sueña con ser modelo. A poder orientarla para que no se exponga a situaciones peligrosas. A que tenga en claro sus objetivos. Hoy hay muchas cuestiones que son más visibles como el respeto a la salud sobre los cánones de belleza o la conciencia en no juzgar el cuerpo de otro. Eso es algo que cuando yo me inicié en este mundo no existía. Cualquiera podía decirte ‘sos muy petisa’, que tenés que bajar de peso o que tu cara tiene que ser más angulosa y mil cuestiones más que hoy están canceladas. ¿Te pasó eso a vos? A todas las modelos les pasó en algún momento. Recuerdo en un casting que una vez me dijeron para una marca muy conocida de lencería: ‘sos perfecta pero tenés las rodillas muy gordas’; y yo que era nueva en eso me sentí muy mal. Tuve que trabajar mucho para superar eso, porque era chica. Tenía 19 años. Al principio buscaba usar ropa que me tape las rodillas. No quería mostrarme en shorts o ropa corta. Hasta que lo superé. Pero anécdotas como esa todas las modelos tienen. La diferencia es que si tenés acompañamiento de la familia, de gente que te quiere y te ayuda, es más fácil crecer y entender la lógica de este trabajo. Pero si de repente hay una chica que está sola, que tiene la autoestima baja y que le dicen que tiene que bajar de peso se corren riesgos muy grandes con la salud”. ¿El tema del peso sigue siendo una condición excluyente aún hoy? Y hay de todo. Porque una cosa son las posturas políticamente correctas que se enuncian en los lugares públicos y otra la realidad, cuando viene una marca que es la que hace la inversión y requiere una modelo o un modelo de tal o cual característica. En lo personal trabajo con equipo de nutricionistas y psicólogos porque esto requiere un abordaje desde muchos lugares. Eso antes no existía. Te decían ‘tenés que bajar 5 kilos’ y ahí dejaban la puerta abierta para que si no estabas muy madura desde lo mental vayas directo a una enfermedad de trastorno de alimentación. Porque si a una chica que sueña con ser modelo le dicen que para contratarla tiene que pesar 5 kilos menos lo más factible es que deje de comer o que coma menos de lo que realmente necesita para su nutrición. Esas cuestiones hoy están más cuidadas. Pero aún falta mucho por recorrer porque son miradas culturales que llevan tiempo en ser comprendidas por todos. ¿Qué diferencia hay en cómo era el mundo de las modelos hace 20 años y cómo es ahora? Es muy distinto porque ahora hay más información sobre por ejemplo todo lo que es alimentación saludable o la importancia de entender que no todos los cuerpos son iguales y que más allá de la moda del momento, detrás de cada modelo hay una persona que merece respeto. La diferencia es que antes esas conductas de enjuiciar u opinar sobre el cuerpo del otro, que ahora están canceladas eran parte de la normalidad. Porque este trabajo consiste en exponer el cuerpo y hay que tener la mente muy preparada para entender la dinámica y no sentirse mal. Pero eso lo digo ahora con 37 años y después de haber transitado un camino. Cuando tenés 15 años y empezás en esto, obviamente no lo sabés. Por eso ahora hablo tanto con los que están empezando. Para que aprendan a cuidarse, a valorarse y a no dejarse llevar por juicios ajenos. Antes te decían que en 15 días tenés un casting y tenés que pesar 3 kilos menos. Y nadie te explicaba cómo hacerlo. Entonces obvio, lo que hacíamos era dejar de comer. Una locura. Eso ahora no pasa, porque en general las cuestiones de salud tienen más visibilidad. También la cuestión de cuidar la piel del sol. Vengo de una generación y más en Misiones que vivíamos bajo el sol de la siesta de un lado al otro sin protección. Hoy en cambio circula más información sobre prevención del cáncer de piel. ¿Además la cuestión de sentirse segura en un casting también es un desafío para la autoestima? Por supuesto. Hay que ponerse en la cabeza de esa chica o de ese chico que van de casting en casting y que no resultan elegidos. Es posible que se sienta mal. Que piensen que su figura o su rostro no son lindos. Y es ahí donde es fundamental el acompañamiento terapéutico y el de la familia, para que no se sienta mal. Y para que comprenda que esas selecciones son parte de este negocio que es la moda. ¿Cómo fue tu inicio en el mundo del modelaje? Desde chica siempre me gustó la moda y jugaba con mis hermanas a desfilar. A los 15 años me presenté por primera vez a un curso de modelos que recuerdo que se publicó el aviso en el Diario El Territorio, así que me inscribí y viajé a Posadas a la escuela Elegance que tenía Roxana Bogado y ese fue mi primer contacto con este mundo. Ahí me hicieron el primer book de fotos y ya tuve la oportunidad de venir a Buenos Aires a trabajar. Pero mi mamá me dijo que primero tenía que terminar el secundario. Y eso hice. Así que recién después a los 18 años me vine a esta ciudad a trabajar de modelo. ¿Y cómo fue esa llegada de Concepción de la Sierra a Buenos Aires? Yo cuando terminé el secundario en Apóstoles me anoté en la carrera de Psicopedagogía en el Instituto Montoya. Y cursé esos estudios hasta el mes de agosto y ahí me salió la oportunidad de venir a modelar a Buenos Aires y no lo dudé. Era lo que yo quería. Al principio fue difícil el tema de adaptarme a la vida de acá. Estar sola y lejos de mi familia. Pero al mismo tiempo me sentía bien haciendo lo que quería. Así que me adapté rápido. Eran épocas donde me manejaba con la Guía T en la mochila. Porque no había GPS y yo trabajaba desde la mañana hasta la tarde de un lado al otro haciendo pruebas de fotos y casting. No paraba. ¿Tu salto a la fama fue de la mano de Nicolás Repetto en un programa de televisión no? Sí. Me convocaron desde Canal 13 al programa que condujo Nicolás Repetto que se llamaba ‘Querés jugar’ y mi personaje era la Reina del Carnaval y salió al aire con mi traje de los carnavales de Concepción de la Sierra y tenía que ser parte del juego de tejo con los famosos que venían al programa. ¿Cómo empezó tu carrera de modelo en el extranjero? La primera propuesta fue viajar a Corea. Eran épocas en donde recién las modelos argentinas empezaban a salir del país a trabajar a destinos tan lejanos. Luego salió otra propuesta para trabajar en China. Después vinieron contratos en Turquía, India, Tailandia. Así estuve viajando hasta los 24 años en los que ya para este mundo del modelaje era un momento de tomar decisiones. Porque yo sentía que ya estaba grande. Trabajaba con modelos de 18 años y quería dar un paso más en mi formación personal. Así que me anoté en la carrera de Psicología en la Universidad del Salvador. ¿Cuándo creaste tu propia agencia de modelos? Fue en el año 2015. Yo sentía que ya tenía mucha experiencia en el rubro y que estaba lista para crear mi propio emprendimiento. Así nació Clever, que es el nombre de mi agencia. Que tiene una representante en Misiones que es mi hermana Josefina,que es la encargada de hacer de nexo entre las chicas y los chicos de Misiones que tienen ganas de modelar y la posibilidad de hacer ese trabajo en el extranjero. Porque somos una agencia con la mayoría de clientes en distintos lugares del mundo. Actualmente tenemos modelos trabajando en México, Colombia, Perú, Chile, Turquía, India, China y Filipinas. ¿Qué significan los carnavales de Concepción de la Sierra en tu historia de vida? Fueron parte esencial de mi infancia y adolescencia. Los llevo grabados en el corazón. Bailé en esos carnavales desde los 4 años de manera ininterrumpida hasta los 18 años. Fue una de las actividades que más extrañé cuando me vine a vivir a Buenos Aires. Es una fiesta popular hermosa que año a año fue creciendo y donde nos encontramos todos para divertirnos. Mi comparsa siempre fue Maringá. Y los próximos carnavales del 2025 serán más que especiales porque mis dos hijas van a participar por primera vez de esa experiencia. Amanda que tiene 5 años y Luisa de 3 años ya tienen los diseños de sus trajes y estamos súper entusiasmados por verlas en la comparsa infantil Maringacitos. Así que estamos muy entusiasmados con estos próximos carnavales de Concepción porque por primera vez mis hijas serán parte de esa festividad que tanto amo. ¿Conservás un vínculo de afecto fuerte con Misiones? Sí. Viajo seguido porque además de familiares también tengo amistades y mucha gente querida en Concepción de la Sierra. Con mi marido somos muy amantes de la vida en contacto con la naturaleza y tenemos allí nuestra casa también. Vamos siempre que podemos, porque además a las nenas les gusta mucho y tienen sus primos. Es otra la vida allá. Y ahora a fin de año vamos porque quiero estar en los festejos de los 20 años de egresados de la Escuela Inmaculada Concepción de Apóstoles, donde hice mi secundario. Así que ahí nos juntaremos todos los de esa promoción. Perfil Majo Giménez López Modelo y psicóloga Oriunda de Concepción de la Sierra, los primeros pasos en el modelaje fueron a los 15. A los 18 se radicó en Buenos Aires. Pasó por la TV y tuvo trabajos en Corea, China, Turquía, India y Tailandia. Se recibió de psicóloga en la Universidad del Salvador. Hoy, a los 37, está al frente de su propia agencia, Clever.

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