16/11/2024 23:48
16/11/2024 23:48
16/11/2024 23:47
16/11/2024 23:47
16/11/2024 23:47
16/11/2024 23:46
16/11/2024 23:46
16/11/2024 23:45
16/11/2024 23:45
16/11/2024 23:45
» El litoral Corrientes
Fecha: 16/11/2024 21:20
La web ha permitido una redacción rápida con la exquisita elección de tipografía y cuerpo. Es decir, de alguna manera, ganadores desde el vamos en el quehacer periodístico, donde el papel va cediendo su primacía. Un fenómeno que se va dando con marcada frecuencia cuando los números no suman, la lectura decrece, y la frecuencia de las cosas hechas no son las que eran. Lo importante, es que la verdad sigue siendo la gran lucha, que se corre, que no se aventura sino se juega cada vez más como forma de combatir la certeza a medias, el no compromiso de ejercer ese palo enjabonado que tira por tierra los principios. Por suerte obran referentes en la nómina cada vez más estrecha de grandes maestros que ejercieron a rajatabla ese orden que hasta la propia justicia a veces muestra la hilacha de viejas costumbres. Dante Panzeri, severo, puntilloso en el ejercicio del periodismo, por ejemplo, siempre estableció pautas inamovibles que enorgullece la profesión. “Tl título, decía, tiene que buscar el impacto. Pero el impacto no justifica la idiotez, ni lo vacío, ni mucho menos la mentira.” “Hay una sola cosas absoluta, inflexible en periodismo: NUNCA MENTIR. En ese punto no hay cosas particulares que marquen la excepción a la norma. Por mentira interpretaremos siempre lo que nuestra conciencia no dé por cierto, puesto que es sabido que no hay ninguna verdad definitiva.” La gran revolución que provocan algunos dirigentes en el acceso al poder ante la innegable misión de informar, como lo expresa de seguido Milei, que se contrapone a la noble misión por el enojo indisimulable al ser auditado, pero esa es justamente la misión de los hombres de prensa, como la del propio ciudadano común ejerciendo su crítica. Opinar y decirlas eso es libertad porque ayuda a mejorar. No le tememos a lo moderno, a sus herramientas, sino a la forma desbocada de decirlas. Un renacido ha sido también el Presidente norteamericano Trump, que siempre se valió de la prensa cuando le convenía pero que explotaba cada vez que lo criticaba. No creo que haya cambiado, el autoritarismo no es ropa que se cambia todos los días para rectificarnos según cómo venga la cosa. Por eso repercutió, la opinión a priori de la Directora del importante medio de prensa español, “El País”, Pepa Bueno. Sobre el reciente ganador Donald Trump, dijo: “El triunfo de la desinformación y cómo las urnas lo han indultado de todas las mentiras que ha ido contando. Impactó que la respuesta reaccionaria al avance de la igualdad puede tener en nuestras Democracias.” Toda la parafernalia dialéctica de estos dos representantes de América, se parecen mucho, sus libertades desencajadas, rayando casi en el libertinaje de injuriar a “piaccere” dándose el gusto de poder decir los que otros no pueden, o no se animan, o no deben, o mejor aún, son celosos guardianes de guardar fidelidad siguiendo el estilo del respeto mutuo. Un columnista del mismo diario, José Miguel Contreras, es más directo aún titulando su contribución, “El rey Trump”: “Ha ganado promoviendo la venganza, el rencor, la mentira, el odio, el insulto y la confrontación.” En estos casos de exasperación continua, la prudencia es una condición que no llega, se bloquea por la ira antes de comenzar cualquier diálogo o con más razón, si son notas certeras de periodistas implacables. Es decir uno, de igual a igual. En estos casos de permanente actualización que la tecnología ha prestado su inestimable colaboración, el mensaje se ha tornado más corto porque el habla se ha remitido a construir intercambios breves, persiguiendo el sí o el no antes de comenzar aún. La prisa para todo es un impedimento “imbancable”, porque las palabras fueron perdiendo hegemonía por casi un idioma de señas, ante la invalidez locuaz de mayor alcance y amplio giro de opciones. La impaciencia resulta ser el estado común que muchas veces pone punto final antes de comenzar cualquier intercambio, y no siempre los resultados son los óptimos. A estas alturas, en que aguardamos merecidamente un desenlace feliz, me hace acordar a un texto de Héctor Negro donde haga falta de poner lo que urge para concretar nuestros sueños: “Creo en los jóvenes que dicen: basta. / En la salud del fuego, cuando es llama. / En el torrente que desata el agua / y en esa luz que limpia la mañana. / Es cuestión de creer y si no alcanza / entre todos poner…lo que haga falta. / Creo en los jóvenes que dicen: basta. / En el sol sin edad, en la fe sana. / En esa aurora que por fin levanta / un gran escándalo que se derrama. / Es cuestión de creer y si no alcanza / por lo menos, saber…lo que hace falta. / Es cuestión de creer y si no alcanza / entre todos poner…lo que haga falta. / Por ejemplo la cordura y la esperanza que lentamente nos encamina a ese futuro de país que siempre soñamos. Opinar y decirlas eso es libertad porque ayuda a mejorar. No le tememos a lo moderno, a sus herramientas, sino a la forma desbocada de decirlas.
Ver noticia original