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» Diario Cordoba
Fecha: 16/11/2024 15:31
¿Quién diría que aquella figura de bronce que unos monjes cordobeses hallaron siglos antes acabaría costando 3,3 millones de libras esterlinas? Su descubrimiento, de por sí, ya es curioso. Pero no tanto como el asombroso camino que transitó esta pieza hasta acabar expuesta en Medio Oriente tras un espectacular desembolso. Unos monjes del monasterio de San Jerónimo encontraron la pieza cuando extraían piedra de la destruida ciudad de Medina Azahara en el siglo XVI. La joya histórica de la que hablamos en estas líneas permaneció bajo resguardo en el monasterio de Guadalupe, en Cáceres, antes de su desaparición. Durante la invasión napoleónica, se le perdió el rastro. Tras hallarse de nuevo, fue vendida en una casa de subastas londinense (Christie's). Los 3,3 millones de libras esterlinas pagados (725 millones de pesetas de la época) en 1997 rompieron los récords antes vistos en el mercado del arte islámico. Fue adquirida por un coleccionista privado y, en la actualidad, permanece expuesta en el Museo de Arte Islámico de Doha (Catar). Pero no es una pieza más: para el museo catarí se trata de una de las obras más destacadas de la colección. Así figura en su web. Hablamos de la Cierva de Doha o Cierva de Medina Azahara. La Cierva de Doha. / Museo de Arte Islámico de Doha. Un fantástico ejemplar La Cierva de Medina Azahara es una figura de bronce que servía como surtidor en una fuente de alguna de las estancias de la ciudad palaciega cordobesa. Esta pieza data del siglo X, época de reinado omeya. Se trata de una aleación de cobre fundido con grabados. Para la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, esta y su gemela (de la que hablamos más adelante) suponen "los mayores bronces del mundo islámico conocidos hasta el siglo X". Como explican los expertos, esta producción artística evidencia "un extraordinario conocimiento técnico". "Los bronces zoomorfos, con forma de cervatillo, encontrados por Ambrosio de Morales en el siglo XVI, son un ejemplo del refinamiento cultural y la perfección técnica que se alcanzó durante el periodo califal, y tuvieron su máxima expresión en la ciudad de Medina Azahara", abunda la Consejería de Cultura. Una tubería conectada a la peana, que sostiene a la figura, irrigaba agua por las patas y el cuerpo del animal, hasta acabar saliendo en chorro por la boca. "Su sistema de alimentación es de una gran originalidad, no vista en Oriente", reseñan los expertos. Una fina decoración cincelada y dorada, basada en elementos vegetales, cubre la superficie de la cierva. Una de las partes más destacadas de la pieza es el gran medallón situado en el pecho de la misma, un detalle propio de los bronces inspirados en animales. La cierva... y el ciervo La cierva no apareció sola. Los monjes dieron también, en una pila de mármol, con la figura de un ciervo. El destino de ambos cervatillos, sin embargo, se separó. El Cervatillo de Medina Azahara permaneció protegido en el monasterio de San Jerónimo hasta que pasó a manos de la Comisión Provincial de Monumentos entre finales del siglo XIX y principios del XX. Posteriormente, el Museo Arqueológico de Córdoba lo sumó a su colección. Los cervatillos de bronce hallados en Medina Azahara. / Junta de Andalucía Solo algunos detalles diferencian a ambas piezas. Su estructura es similar: un ciervo de bronce hueco por cuyo cuerpo circulaba el agua. Sin embargo, cada uno tiene distintos tallos y hojas trazados con finas incisiones. La figura mide poco más de 60 centímetros. Ambrosio de Morales, cronista del rey Felipe II, fue el primero en hablar de estas joyas históricas. El historiador recogió su existencia en Las antigüedades de las ciudades de España.
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